La industria automotriz evoluciona a paso firme y con un ritmo frenético que ha sido animado por las marcas tradicionales, por los nuevos protagonistas de origen chino y por compañías de otros orígenes que se han animado a incursionar en el mercado de estas nuevas tecnologías.Sin embargo, y pese a contar con el respaldo de grandes grupos económicos y de ejecutivos que cuentan con toda la experiencia para liderarlas, algunas de estas nuevas compañías no logran aguantar el ritmo y deben dejar de operar, pese a que presentan opciones novedosas para el mercado.Y es que la industria de los vehículos eléctricos parece ser ese nuevo escenario en el que entraron a participar más jugadores, pero las tendencias, el auge de los vehículos chinos y la dinámica propia de la industria llevaron a una de las marcas jóvenes a sucumbir en este competido escenario.Se trata de la compañía Canoo, corporación que tuvo un despunte bastante llamativo y que hizo pensar que podría convertirse en una de las revelaciones de la industria gracias a lo novedosos que resultaron los modelos que puso sobre la mesa.Esta startup nació en Torrance, California, y expertos estadounidenses confiaban en que sería la “Tesla de las furgonetas”; sin embargo, después de 8 años de operación, tuvo que someterse a la ley de quiebras de Estados Unidos, debido a que se encuentra en una situación delicada por cuenta de las deudas y por la falta de inversiones estratégicas que le permitan salir a flote.Inicialmente se llamó Eevelozcity y sus precursores fueron Stefan Krause (ex-CFO de Deutsche Bank) y Ulrich Kranz (exdirectivo de BMW), dos ejecutivos de alto nivel que llevaron la compañía a ser tan atractiva que logró atractivos contratos.Para 2019 las cosas marchaban viento en popa, pues en marzo de ese año pasó a llamarse Canoo y en septiembre sorprendió al mundo con la presentación de su prototipo, una van pensada para conquistar el mercado de los autos de reparto y transporte de personas con una plataforma eléctrica que le permitía a la compañía armar las famosas furgonetas, buses o vehículos para repartir mercancía sin mayores contratiempos.El futuro de esta esta compañía parecía sólido y prometedor, tanto así que en 2020 la gigante Hyundai decidió apostarle con una inversión de 87 millones de dólares, monto destinado diseñar una plataforma eléctrica escalable.Ese mismo año, Canoo logró sellar una fusión con SPAC Hennessy Capital Acquisition Corp IV lo que le permitió debutar en Nasdaq bajo el símbolo GOEV, lo que la llevó a ser valorada en 2.400 millones de dólares, lo que hizo pensar que tendría lo necesario para terminar de consolidarse dentro de la industria automotriz.Para desgracia de la compañía, en 2021, un año después de que Hyundai anunciara su colaboración, la firma surcoreana dio por terminado el pacto, punto de quiebre que llevó a Canoo a entrar en un camino sin retorno.Al parecer, los elevados costos de su prototipo, el I+D, y el ritmo desenfrenado que presentaba la competencia, que cada vez presentaba más opciones al mercado, hicieron que Canoo comenzara a temblar y a poner en duda su continuidad.En medio de esto, la firma logró acuerdos con entidades como la NASA, situaciones que respaldaban su idea y que parecían llevarla a flote; sin embargo, tras haber sellado un contrato con esta agencia espacial para fabricar tres vehículos encargados de transportar a los tripulaciones de la misión Artemis, el cual era por 147.855 dólares, las cosas no funcionaron.Wallmart, UPS y otras compañías también confiaron en Canoo e hicieron pedidos que no se pudieron completar, lo que llevó a que el pasado 17 de enero, la firma decidiera se sometiera ante el Tribunal de bancarrota de Delaware, cesando de forma inmediata sus operaciones y ofreciendo sus activos al mejor postor.Las cifras indican que cuenta con pasivos estimados en 164 millones de dólares y activos valorados en 126 millones; los cuales tendrán que ser repartidos entre sus acreedores una vez se consolide su negociación.En contraste de lo que pasó con Canoo, el presente para corporaciones como Tesla, Volkswagen, BYD, Rivian o la propia Lucid es diferente; se muestran sólidas en un mercado que cambia de forma muy acelerada y que es mucho más amigable con los modelos que promueven el uso de tecnologías limpias.
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