Luego de meses de espera, este miércoles 9 de octubre el Colegio Elector de la Universidad del Rosario definirá en una sesión pública el nombre del nuevo rector de la institución, que llegará a ocupar el cargo que actualmente ocupa como encargado el médico Gustavo Adolfo Quintero, y que anteriormente poseía en propiedad Alejandro Cheyne, desvinculado luego de diferentes señalamientos hacia su gestión que estallaron en el primer semestre de este año.
Se trata de un proceso de elección que no ha estado exento de polémica. De hecho, lo que más llama la atención es que, a tan solo dos días de que se dé la decisión por parte del órgano de elección de la universidad, no se conocen los nombres de los aspirantes a la rectoría.
Lo único que se conoce al respecto es que “se recibió la postulación de treinta y cuatro (34) personas -de las cuales nueve (9) corresponden a mujeres y veinticinco (25) a hombres-”, explicó la universidad.
Y agregó que “la lista de postulaciones se mantendrá bajo la reserva del Colegio Elector”.
EL TIEMPO consultó con la institución sobre la razón por la que, a la fecha, no se conocen los nombres, la cual contestó que esto se realizaba con el fin de garantizar que los miembros del Colegio Elector no fueran objeto de presiones externas en favor de algún candidato.
Sin embargo, esta postura de la institución ha generado malestar en un sector de la comunidad educativa, que considera que en un proceso de designación de rector de manera transparente, los estudiantes, profesores y trabajadores deben conocer los perfiles de los postulados, más aún en el estado actual de la universidad, que recién atravesó un escándalo por cuenta de supuestos malos manejos del exrector Cheyne.
Así lo explicó Luis Eduardo Contreras, líder estudiantil de la universidad: “¿Quiénes son las personas que integran la lista para ocupar la rectoría? ¿Por qué, a falta de tres días para la elección, no se han revelado los nombres? ¿En manos de quién quedará la universidad? Que esto ocurra hace que se pierda la confianza en un órgano como el Colegio Elector”.
Y es que el inconformismo en torno a los mecanismos de elección de los principales estamentos de gobierno del Rosario han sido blanco de cuestionamientos, e incluso estuvieron envueltos en la polémica que terminó con la destitución de Cheyne.
Se trata de un modelo de gobierno universitario que la institución ha implementado durante siglos, con algunas modificaciones, y que está establecido en sus estatutos. Vale decir, también, que es legal en el marco de la autonomía universitaria.
Sin embargo, algunos lo consideran obsoleto, ya que consiste en tres máximos órganos de gobierno: un rector, cinco consiliarios y quince colegiales, los cuáles se eligen entre sí. De esta forma, el primero es elegido por un cuerpo electoral (en este caso el Colegio Elector), conformado por consiliarios y colegiales. A su vez, los colegiales son elegidos por consiliarios y rector, y los consiliarios por los colegiales y el rector.
Lo anterior, llevó a que el exrector Cheyne fuera señalado por presuntos conflictos de interés ya que habría beneficiado a algunos colegiales (sus mismos electores) con cargos dentro de la universidad a fin de garantizar su reelección en el año 2022. De esta forma, algunas personas que habrían sido parte del proceso de votación en el cual resultó elegido posteriormente fueron vinculados con importantes cargos en la institución.
El modelo no solo ha sido objetado por miembros de la comunidad educativa, sino por el mismo Ministerio de Educación. En el marco del escándalo, la entidad realizó una inspección a la Universidad del Rosario, tras la cual presentó un informe en el que se reportaron al menos 76 hallazgos, principalmente financieros y administrativos. Sin embargo, la cartera también aprovechó la ocasión para cuestionar fuertemente este modelo, que viene desde que la universidad fue fundada hace casi cuatro siglos por Fray Cristobal de Torres.
Los problemas en la Universidad del Rosario
Alejandro Cheyne, exrector de la Universidad del Rosario
Universidad del Rosario
El proceso de designación de rector busca traer de nuevo estabilidad administrativa a la Universidad del Rosario, que, no obstante los tiempos difíciles, ha sabido mantenerse en listados internacionales como una de las universidades más importantes del país.
La institución deberá, entonces, superar los problemas presentados en los últimos meses de la administración de Cheyne, a quien se le acusa de malos manejos financieros, especialmente por realizar fuertes inversiones que habrían afectado la liquidez de la institución.
Así lo explicó en su momento a EL TIEMPO Gustavo Adolfo Quintero, actual rector encargado: “Fue una crisis financiera originalmente, pero después se transformó en la tormenta perfecta. Pero, digamos, que desde el año 2020 o 2021 el rector anterior, Alejandro Cheyne, tenía una idea de comprar y comprar infraestructura y hacer edificios grandísimos. Entonces se consumió los recursos de la universidad y tocó pedir un préstamo por primera vez a un banco, de 120.000 millones”.
Para solucionar estos problemas de liquidez, la anterior administración optó por diferentes estrategias, incluso despidos que la universidad en su momento defendió como ajustes internos organizacionales y administrativos “en virtud de la situación económica”.
De cualquier forma, se conoció que 52 personas fueron despedidas en un plazo de 7 meses, lo que corresponde al 2,4 de la planta de colaboradores, entre ellos algunos docentes muy reconocidos.
En lo que respecta a la caída de matrículas de nuevos estudiantes (que también golpeó las finanzas de la universidad), los críticos de la gestión de Cheyne sostienen que estas cayeron de manera significativa en los últimos años, pasando de 4.350 matrículas nuevas en el año 2018 a 1.971 en el año 2021, un golpe que se habría sentido más en las carreras insignes de la institución como Jurisprudencia y Medicina.
Sin embargo, la universidad aseguró en su momento que “la población de nuevos estudiantes de pregrado y posgrado creció de 2021 a 2023 un 7,9 por ciento, según la información reportada por la universidad en el Sistema Nacional de Información de Educación Superior (Snies)”.
MATEO CHACÓN ORDUZ
Subeditor Vida - Educación
Mateo Chacón Orduz