AMY QIN y VIVIAN WANG
WASHINGTON — La incursión de Amy Cubbage en la maternidad inició igual que como para decenas de miles de familias estadounidenses antes que ella: en una habitación de hotel en China.
En el 2008, a Cubbage y su esposo, Graham Troop, se les entregó una niña de 2 años llamada Qin Shuping, que vivía con una familia temporal en Guilin. La pareja de Kentucky había esperado más de dos años para que se le asignara un infante.
Más de 15 años después, esa niña ahora se conoce como June Cubbage-Troop, una estudiante de primer año en la Universidad de Duquesne en Pensilvania que forma parte del equipo de acrobacias.
“Solía pensar en mis padres biológicos, pero ya no porque soy feliz y amo a mis padres”, dijo Cubbage-Troop, de 18 años.
China anunció el mes pasado que cesaría casi todas las adopciones extranjeras.
El Departamento de Estado de Estados Unidos reporta que más de 82 mil niños chinos han sido adoptados en EU desde 1992. Para los aspirantes a padres, particularmente las personas solteras y las parejas homosexuales, el programa ofrecía un camino para formar una familia sin obstáculos burocráticos. También brindaba una oportunidad para que los niños chinos con necesidades especiales recibieran apoyo médico y financiero.
La reputación del programa se vio empañada cuando surgieron informes de que algunos bebés habían sido secuestrados por traficantes o tomados por funcionarios de planificación familiar durante la aplicación de las restricciones de un solo hijo en China. Luego, los bebés fueron vendidos a orfanatorios, que los comercializaron como huérfanos a familias extranjeras que estaban dispuestas a pagar sumas de dinero relativamente grandes.
De acuerdo con el Gobierno chino, casi todas las adopciones extranjeras en los últimos años han involucrado a niños con discapacidades.
Muchos adoptados chino-estadounidenses expresaron sentimientos encontrados. Algunos han descrito batallar con cuestiones de identidad y sentimientos de alienación y depresión.
Desde el 2008, Cubbage-Troop ha sido sometida a 11 cirugías por labio y paladar hendido.
Y aunque sus padres la expusieron a la cultura y la comida china mientras crecía, ahora tendrá la oportunidad de establecer su identidad por sí misma. Un interés compartido en técnicas de maquillaje le ha permitido forjar lazos con su compañera de cuarto, también adoptada china. Lo siguiente en su lista de pendientes es pertenecer a una asociación de estudiantes asiáticos.
“Quiero aprender más sobre la cultura asiática y estar cerca de más personas que se parecen a mí”, dijo.
También encontró un programa de intercambio que le permitirá pasar un verano en Guilin, donde nació.