TIFFANY MAY
Shurentsetseg Ganbold es una trabajadora de salud en Mongolia cuyo trabajo involucra viajar a un grado inusual. Ella atiende a los dukhas, una comunidad de pastores de renos seminómadas en una zona remota del norte, que siguen a su rebaño a dondequiera que deambule.
Y dondequiera que se instalen los pastores durante la temporada, Shurentsetseg también tiene que encontrarlos, a veces a caballo, por los senderos del bosque en la Taiga Oriental. Ella hace visitas a domicilio para responder a emergencias, tratar enfermedades menores y vacunar a los niños.
En una visita, revisó los signos vitales de una mujer embarazada y usó el arnés de una partera para pesar a un bebé. En su maletín médico siempre lleva medicamentos para la presión arterial y gotas de vitamina A, porque la dieta nómada suele ser baja en verduras y rica en alimentos grasos como la leche de yak o de reno.
Los trabajadores de salud comunitarios como Shurentsetseg son la columna vertebral del sistema de salud en Mongolia, uno de los países menos poblados del mundo. Viajan grandes distancias para brindar servicios de salud básicos a personas como los nómadas que viven lejos de las clínicas y hospitales de la Ciudad.
Sus viajes cambian según la temporada. En otoño e invierno, los pastores se instalan en casas más cercanas a los pueblos y ciudades para que sus hijos puedan asistir a la escuela. Pero en las otras estaciones, siguen a los renos a zonas más remotas.
Para Shurentsetseg, llegar hasta ellos puede significar viajar durante horas por caminos rurales cubiertos de lodo o aguanieve. A veces le pide a su marido que la lleve en su motocicleta, particularmente si las condiciones de la carretera son malas. De lo contrario, cabalga sola o conduce el auto familiar.
Shurentsetseg es madre de tres niños, de 1, 7 y 12 años.
“Mi marido a veces dice que debería dejar mi trabajo, particularmente cuando tengo que ir en la noche, o durante una tormenta de nieve, o cuando los niños están enfermos”, dijo. “Se queja de que le doy prioridad a los pacientes sobre mis hijos”.
Pero él la llevaría mientras pudiera, dijo, sin importar las condiciones del camino.
Los pastores de renos viven tan lejos de los caminos rurales que a veces tiene que rentar un caballo para llegar hasta ellos. Cuando no hay caballos disponibles, monta un reno para ir de una carpa tipo tipi, llamada ortz, a otra.
Como creció en el seno de una familia nómada, aprendió sola a montar a caballo cuando tenía 5 años. Hoy ir en caballo a ver a pacientes la calma y le da energía.
“Mi espíritu se eleva”, dijo.
Trabaja con un médico en un hospital de distrito y parte de su labor es saber cuándo empujar a los pastores para que busquen ayuda a un nivel superior. Cuando una paciente describió un dolor de muelas que había durado meses, Shuree le dio algunos antibióticos y la instó a ver a un dentista en la ciudad.
A los trabajadores de salud rurales como Shurentsetseg se les atribuye haber ayudado al País, de 3.5 millones de habitantes, a ampliar la inmunización y reducir las tasas de mortalidad materna.
Cuando está de viaje, le preocupa perderse o toparse con lobos y osos.
Sin embargo, su mayor temor es no llegar a tiempo a sus pacientes durante una emergencia.
Pero encuentra fuerza en los elementos que la rodean. “Creo en los espíritus de la montaña, el río y el agua”, dijo. “Los espíritus me están mirando. Creo que están conmigo”.