La Comisión Europea anunció el martes que impugnará ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) las medidas chinas contra las importaciones de coñac. Estas medidas son la última etapa de una escalada de tensiones entre Europa y China, y se adoptaron tras la decisión de la UE de aumentar los aranceles a los coches eléctricos fabricados en China. Esto ha desestabilizado a la industria del coñac, para la que China es un mercado importante.
“Creemos que estas medidas son infundadas y estamos decididos a defender la industria de la UE contra el abuso de los instrumentos de defensa comercial”, declaró en un comunicado el portavoz de Comercio de la Comisión Europea, Olof Gill.
“La Comisión Europea impugnará ante la OMC la anunciada imposición de medidas antidumping provisionales por parte de China a las importaciones de coñac procedentes de la UE”, explicó.
¿El motivo de este enfado? A partir del viernes, China exigirá a los importadores de coñac europeo un depósito de garantía a la aduana china. El coñac representa el 95% de estas importaciones. Esta fianza se cargará retroactivamente si China decide formalmente aplicar recargos aduaneros como compensación por la competencia considerada desleal por los productores europeos de brandy. La UE había aplicado el mismo mecanismo en los últimos meses, hasta la decisión del viernes de los países miembros de validar estos recargos a los vehículos eléctricos importados de China. En septiembre, Florent Morillon, Presidente del organismo francés de comercio de coñac BNIC, dijo que las casas comerciales habían recibido recientemente “notificaciones de intenciones fiscales”, especificando que éstas podrían rondar el 35% de media.
Esta decisión se produce después de que la UE anunciara que impondría hasta un 35% de derechos de aduana adicionales a las importaciones de coches eléctricos procedentes de China. Bruselas considera que los precios de estos coches son artificialmente bajos debido a subvenciones estatales que distorsionan la competencia y perjudican la competitividad de los fabricantes europeos, según la UE. Estas medidas se producen en un contexto de crecientes tensiones entre China y la Unión Europea (UE), socio comercial clave del gigante asiático.
El Comisario europeo de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni, se mostró tranquilo al respecto: “Nunca estamos preocupados”, dijo en una rueda de prensa en Luxemburgo. El objetivo de las medidas de la UE contra las importaciones chinas de coches eléctricos es restablecer la igualdad de condiciones con los fabricantes, acusados de beneficiarse de subvenciones públicas masivas. “Somos razonables. Hemos llevado a cabo una investigación seria, (…) hemos tomado decisiones apropiadas y muy proporcionadas, y no creo que haya ninguna razón para reaccionar a estas decisiones proporcionadas con represalias”, dijo Gentiloni.
La industria del coñac, con temor
Tras el anuncio de la impugnación ante la OMC, la asociación francesa del sector del coñac ha pedido que “se ponga fin a la escalada de la que somos rehenes y cuyo desenlace es ahora más amenazador que nunca” entre Bruselas y Pekín. La Oficina Nacional Interprofesional del Coñac (BNIC, por sus siglas en francés) también ha expresado su alarma: “Las autoridades francesas no pueden abandonarnos y dejarnos solos ante unas represalias chinas que nada tienen que ver con nosotros. El impacto de estos impuestos sería catastrófico para nuestras industrias y nuestras regiones”.
“Está claro que se trata de una respuesta directa e inmediata de las autoridades chinas a las decisiones tomadas por Europa el 4 de octubre a favor de gravar los coches eléctricos chinos”, deplora la asociación profesional del coñac, que afirma que sólo China representa el 25% de sus exportaciones. En bolsa, las acciones del sector se resintieron: el martes, los títulos de Rémy Cointreau bajaban un 6,37% a 61,75 euros hacia las 7h25 GMT, mientras que Pernod Ricard perdía un 3,12% a 127,35 euros.
La denominación de origen del coñac, que agrupa a 4.400 explotaciones, 120 destiladores y 270 comerciantes y representa 15.000 empleos directos y 70.000 indirectos en Francia, sufre ya una caída de las ventas (un 22% menos en volumen de aquí a 2023).