Candelaria continúa de luto mientras dan el último adiós a Sofía Delgado. Desde la noche de este viernes 18 de octubre, el coliseo de La Aldea se convirtió en el lugar de encuentro para más de 3.000 personas, que acudieron a despedir a Sofía, la pequeña de 12 años que fue brutalmente asesinada.
La tristeza se respiraba en el ambiente, y las lágrimas de la comunidad reflejaban el dolor por la pérdida de la niña que fue privada de sus sueños, al parecer, por Brayan Campo.
El asesinato de Sofía ocurrió el pasado 29 de septiembre cuando, después de salir de la casa de su abuela en el barrio La Victoria, desapareció misteriosamente. Ese día, Campo, de 32 años, la engañó con la promesa de regalarle cosas para sus mascotas. Sin saberlo, Sofía cayó en la trampa del hombre que ya era investigado desde 2018 por la presunta violación a una menor.
El secuestro y asesinato de Sofía ha causado conmoción en todo el país, especialmente en la comunidad de Candelaria, en el Valle del Cauca, de donde era oriunda la menor.
Los reportes revelaron que la niña fue golpeada en la cabeza con una pala dentro del local hasta donde la llevo Campo con mentiras. Este ocultó su cuerpo en costales y lo trasladó en una motocicleta hasta unos cañaduzales ubicados en la vía que conecta Candelaria con Florida, en el Valle del Cauca.
“La comunidad está herida. Es desgarrador saber que alguien pudo hacerle esto a una niña inocente”, comentó una de las vecinas de Sofía, quien sostenía una vela mientras veía el féretro de la menor.
El dolor de los padres, Cristian Delgado y Lady Zúñiga, es indescriptible, pero el apoyo de los habitantes de Candelaria se ha hecho sentir. El coliseo del municipio fue el lugar donde miles de personas se reunieron para despedir a Sofía y para pedir justicia ante el crimen.
Brayan Campo, el confeso asesino, fue capturado el 16 de octubre por la Sijín de la Policía Metropolitana de Cali. Durante la audiencia de imputación de cargos, aceptó su responsabilidad en los delitos de feminicidio agravado, secuestro simple agravado y ocultamiento de pruebas, entre otros. Se enfrenta a una posible condena de entre 45 y 50 años de prisión.