Germán Vargas Lleras está que lanza su candidatura a la Presidencia. Al menos esa es la impresión que da en esta entrevista en la que habla como candidato, opina como candidato y propone como candidato. Todo, con esa actitud firme y recia que siempre lo caracteriza.
Sin embargo, sigue haciéndole el quite a anunciar la que sería su tercera aspiración presidencial con miras a 2026 porque, según advierte, con la arremetida del Gobierno de Gustavo Petro contra las instituciones cree que no está garantizado que las elecciones vayan a llevarse a cabo en mayo de 2026.
Es significativo que haya comenzado esta gira por el país en Medellín, ciudad en la que , como el mismo dice, el 80% tiene una imagen desfavorable del Gobierno de Petro. Se reunió con dirigentes políticos, empresarios y representantes gremiales. Hace énfasis en que el problema inmediato del país será la recuperación de la seguridad y el orden público, alerta que las próximas elecciones “son de vida o muerte” y por ello pide a la oposición unidad.
No evitó ninguna pregunta, habló con contundencia sobre las investigaciones contra el magistrado del Consejo Nacional Electoral (CNE), César Lorduy –considerado de Cambio Radical– y reconoció que lo tiene en mal concepto. “En lo absoluto lo voy a defender”. Y también explicó en detalle el cuestionado episodio del coscorrón, sobre el cual reconoce que estuvo mal, pero señala que “ahora sí que se necesita darle un coscorrón a la guerrilla y a la corrupción”.
Estuvo de visita esta semana en Medellín. ¿Hace cuánto no venía?
Desde las elecciones regionales. Pero sí vengo frecuentemente. Eso sí no en este plan.
¿En este plan de candidato presidencial?
No. Tenía desde hace tiempo algunas invitaciones. Las acumulé y vine a atenderlas.
Pero lo vi reunido con mucha gente, tomando posiciones y planteando que la oposición se una...
La gente es muy querida y varios de ellos señalaron que debería considerar el ser candidato. Pero es una decisión que aún no he tomado. Las circunstancias por las que atraviesa el país son muy difíciles y he sostenido que este Gobierno hará todo lo posible por acabar la institucionalidad.
Yo no tengo certeza de que las elecciones del 2026 vayan a realizarse en un Estado de derecho. Le voy a comentar algo que me parece, que de todos los problemas que tiene el país, es el más delicado. Hoy el Gobierno goza del favor de tres magistrados en la Corte Constitucional que han resultado definitivos en los recientes fallos.
El magistrado Vladimir Fernández (que lo postuló el presidente), Natalia Ángel y Juan Carlos Cortés...
Cortés es el más entregado al presidente, el más obsecuente...
Fue viceprocurador de Fernando Carrillo...
Por supuesto que sí, pero ellos fueron definitivos en el pronunciamiento sobre el impuesto al patrimonio. Lo habían sido en el régimen simple. Nunca se apartan del Gobierno. El año entrante se van a reemplazar cuatro magistrados.
Sale la doctora Cristina Pardo. Esa terna la va a poner Petro y con eso completará cuatro de nueve magistrados. Y el próximo año salen dos postulados por la Corte Suprema y uno más del Consejo de Estado. Basta que el Gobierno se haga a la simpatía de uno de esos tres y completará mayorías absolutas en la Corte Constitucional. De ahí la importancia que revistió la elección del procurador.
¿Por qué?
Porque el procurador es definitivo en la composición de las ternas, porque el procurador tiene una enorme influencia en las cortes y es definitivo en la propia elección del Senado.
¿Pero usted cree que esa elección del procurador fue a favor o en contra de esa posibilidad de que Gustavo Petro se tome la Corte?
Muy a favor de Petro, porque logramos esquinearlo entre su paisano, el doctor Luis Felipe Henao, y el doctor Germán Barón, ambos bastante independientes del Gobierno. Pero finalmente el nuevo procurador le va a quedar debiendo su postulación y su elección al doctor Gustavo Petro.
¿Y no hay posibilidad que él se le escabulla un poco pensando en las instituciones?
No creo.
Es decir, con el panorama que usted pinta, definitivamente es como si la Corte sí fuera a quedar en manos de Gustavo Petro...
Es que ese es el peligro que tenemos. Y el día que el Gobierno consolide, y de eso hay una altísima probabilidad el año entrante, una mayoría absoluta en la Corte, usted se acordará de mí. Basta que eso ocurra para que el Gobierno proceda a expedir su decreto de emergencia.
¿Qué diría ese decreto?
El decreto puede decir muchas cosas. El decreto puede ampararse en el Acuerdo de Paz para proponer la reelección del doctor Gustavo Petro. Puede proponer, como en Venezuela, una Constituyente, pero no elegida con el voto universal, sino al estilo Maduro, asignándole cupos a cada sector. Entonces se van a elegir 60 constituyentes del sector educativo, 50 del sector sindical, cinco del sector empresarial... Así se tomaron a Venezuela en el año 2017: a través de una Constituyente bajo los parámetros que ellos fijaron.
El gran peligro institucional que yo veo ahora, el principal, radica en lo que vaya a pasar con la Corte Constitucional el año entrante.
Pero hay que decir que eso todavía no es un hecho...
Es un gran peligro y se lo menciono por una circunstancia. Hay que hacerle caer en cuenta a la Corte Suprema (que tiene que hacer dos ternas) y al Consejo de Estado (que tiene que hacer una) que en esta oportunidad lo que está en juego es la supervivencia y la institucionalidad.
Ya Petro les anunció que, al igual que lo hizo la presidenta de México, lo que quiere es un modelo de elección de jueces y magistrados para que el Pacto Histórico asuma el control del poder judicial y ahí cursa la reforma política, que también lo que pretende es llevarnos a un sistema de único partido, con transfuguismo, debilitando a los partidos de oposición.
Es muy grave. Si el Gobierno consolida sus mayorías no solo abrirá la puerta al decretazo y al debate de si Petro puede ser reelegido, sino también a llenar de respaldo a todos los proyectos que se están tramitando y se tramitarán en el futuro, que no tendrán ninguna posibilidad de que la Corte Suprema los tumbe.
Usted conoce a Gustavo Petro desde hace tiempo por su carrera política. ¿Cree que sí es de los que se quiere queda en el poder?
Claro, por supuesto que sí. Dice que por qué se va a ir, si Uribe se quedó ocho años y Santo ocho años, que ellos hasta ahora están comenzando. Las verdaderas intenciones de este Gobierno son permanecer en el poder, pero no pueden expresarlo hasta que no tengan la mayoría que los legitime en la Corte Constitucional. Ese es el enorme riesgo.
Estamos en manos de que la Corte Suprema y el Consejo de Estado elijan bien...
No se pueden equivocar, porque basta que uno de sus magistrados se simpatice, se afilie o se deje capturar por el Gobierno para que todo esté perdido.
Usted dice que está meditando ser candidato, pero ¿cuándo se va a saber?
No tengo la certeza de que tengamos un proceso electoral en 2026. Eso lo vamos a saber en los próximos meses. Por el otro lado tengo la preocupación latente de que el Gobierno también quiere hacerse a la Registraduría.
Hay que ver la guerra que le desató al doctor Hernán Penagos, actual registrador, y me temo mucho que la demanda que contra él presentaron le vaya a ser fallada en contra en el Consejo de Estado, lo que implicaría que también se tomen la Registraduría. Y esa guerra a Thomas Greg & Sons tiene como propósito también tomarse la estructura de la organización electoral. ¿Qué nos va a pasar si este Gobierno también se hace al registrador y a la organización, electoral?
Hay que pensar que si tumban al registrador la elección volverá a caer sobre las cortes...
Pero sentarán un presente muy grave. Lo que le quiero significar es que detrás de todo esto tienen el propósito de hacerse a la organización electoral. Es lo más grave de todo.
¿Qué puede hacer el Estado? Usted conoce como pocos la institucionalidad...
Ahora lo principal es que las cortes sean conscientes del altísima responsabilidad que tienen y que en la selección de esos candidatos se tomen el buen cuidado de seleccionar personas incorruptibles, conscientes de su responsabilidad y de sus deberes.
A propósito, lo han atacado por la presencia del magistrado César Lorduy en el Consejo Nacional Electoral...
Yo tengo muy mal concepto del doctor Lorduy, entre otras cosas, porque tengo mal concepto del Consejo Nacional Electoral. Mire usted el precedente: ¿cómo otorgaron 25 personerías jurídicas a todo el mundo? Ya el partido abrió un proceso contra Lorduy. En lo absoluto lo voy a defender. Son demasiado episodios los que giran en torno a Lorduy.
A propósito de la toma del Gobierno a El Plateado, en Cauca, ¿qué balance hace de la situación del orden público?
Lo de El Plateado a mí me parece una ridiculez. El orden público en Colombia es lo que más se ha deteriorado y después del problema institucional, lo más difícil que vamos a enfrentar a partir de 2026 será la recuperación de la seguridad y el orden público.
Porque usted mandando unos mensajes adecuados puede empezar a recuperar la economía, pero lo del orden público va a ser bien difícil.
¿Por qué le digo que lo de El Plateado es una ridiculez? Porque sí todos celebramos, pero cómo le parece a usted semejante despliegue de recursos y de Fuerza Pública para recuperar un corregimiento. Inaudito. Un corregimiento de los miles en los cuales la guerrilla hoy tiene el control absoluto del territorio.
No hay un solo avance en las nueve mesas de negociación que el Gobierno tiene abiertas. Esos diálogos y esos ceses al fuego han sido unilaterales, solo los cumple el Ejército. Estas organizaciones los han utilizado para expandirse territorialmente y consolidar sus negocios. Mire usted lo del Clan del Golfo: pasaron de 213 municipios en donde tenían presencia a 442.
Aquí en el Bajo Cauca y el nordeste antioqueño la cosa es aterradora y lo mismo ha ocurrido con las disidencias de las Farc. Prácticamente han duplicado su presencia territorial para no mencionarle la expansión que ha tenido el ELN o las Águilas Negras.
Si usted fuera presidente, ¿qué haría?
Hay que confrontarlos con toda determinación, porque lo que han demostrado es que no quieren avanzar en ningún proceso de desmovilización. Ya dijeron que no van a dejar las armas y este Gobierno los complace levantando las órdenes de captura y tolerando todo. En el Cauca han habido 660 episodios durante el último año y hasta ahora el Gobierno reacciona. Y no lo hizo ni siquiera porque le importe la suerte de Toribio o El Plateado.
A nosotros trimestralmente nos evalúa el representante especial del secretario general de la ONU en Colombia y jefe de la Misión de la ONU en Colombia, Carlos Ruiz Massieu. Hace tres meses puso de presente el ejemplo del Cauca, de cómo esos diálogos no avanzaban.
El pasado martes teníamos una nueva evaluación y este operativo tuvo lugar el sábado, para llegar el martes a Naciones Unidas a demostrar que había un resultado.
¿Era una estrategia de propaganda?
Era una estrategia política para presentarse al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a decir que sí, que algo estábamos haciendo o habíamos hechos en los últimos tres meses, porque en la evaluación que nos hicieron anterior precisamente el ejemplo del Cauca lo habían puesto como el fracaso de la negociación de paz.
¿Por qué cree que Petro hace todo esto?, o mejor deja de hacer... ¿Qué es lo que le está pasando al Gobierno frente al tema de orden público?
No sé las motivaciones, pero las consecuencias sí son devastadoras. Yo recorro el país permanentemente. Hay que ver el incremento en el número de homicidios. Todo el mundo está extorsionado, desde pequeños comerciantes, medianos y grandes. El sector agrícola ha incrementado sus ventas y está pasando por un buen momento, excepto por el orden público.
Todo el mundo 'boleteado'. El abigeato disparado. Es que esta gente ha logrado hoy tener presencia y más o menos el control de buena parte del territorio. Nos regresamos 22 años.
¿Y cómo ha visto a la Fuerza Pública cuando hace sus recorridos?
Desmoralizada. No olvide que en lo que llevamos del Gobierno Petro han sido retirados del servicio 641 oficiales, entre generales, coroneles y tenientes coroneles. Prescindieron de toda la experiencia. Veo una Fuerza Pública muy desmoralizada y ahora la siguen debilitando eliminando el servicio público obligatorio o sustituyéndolo por el servicio bomberil. Esa es ahora la iniciativa que va a terminar de cursar en el Congreso.
¿Usted en algún momento pensó que el Gobierno de Gustavo Petro iba a ser así?
Sí, porque lo conocía, conocía su acción en el Congreso. En el Congreso lo conocí bien. Es que Petro es terco, es fiel a sus convicciones y no cambia de parecer. Así ha sido toda la vida y lo derrotan con una iniciativa, y vuelve y persiste, y sigue defendiéndola, aunque esté presente la inconveniencia.
Mire el avance de la legislatura. En estas reuniones que tuve este fin de semana en Antioquia todos los empresarios con los que conversé me expresaron también sus preocupaciones sobre todos estos proyectos: la reforma tributaria, la pensional, la laboral, la de salud y la de servicios públicos, por no hablar del sistema minero.
Es que songo sorongo están cambiando muchas cosas...
Van a acabar con todo. Tienen postrados a todos los sectores de la producción. Usted sabe lo familiares que son para mí los temas de vivienda. Destruyeron toda la política que construimos y tienen al sector absolutamente paralizado en la entrega de subsidios. Aquí no se volvió a construir ninguna casa de interés prioritario ni de interés social. Acabaron con el subsidio a la demanda para la vivienda de clase media. Se han perdido 180.000 empleos en el sector.
Ahora si miramos infraestructura hay que decir que a este Gobierno no le gustan las carreteras. No ha hecho una sola obra y de las que recibió lamentablemente no ha solucionado los problemas. A mí me da mucha tristeza porque fueron obras que yo puse en marcha.
Con la doble calzada Ibagué-Cajamarca, que es un corredor clave para conectar el suroccidente del país con el centro, ya la firma concesionaria tuvo que devolverla. El corredor Mulaló-Loboguerrero de igual forma. La carretera de Bucaramanga a Pamplona ya también se reverso.
Es decir, ¿Petro no solamente no está construyendo, sino que se pierden las que estaban avanzadas?
¿No se acuerda la frase del doctor Petro, que las carreteras son para los ricos? No tiene ningún concepto de competitividad e infraestructura, de lo que representa y le sirve la gente.
Pero no le he hablado del sector energético. Acá están acabando con el sector petrolero, ahora el carbonero y el energético va por muy mal camino. Ya nos anuncian que si seguimos así vamos a tener racionamientos el año entrante. No han logrado destrabar los nuevos pozos en materia gasífera.
Usted siempre ha sido un especialista del Estado, pero además con sus columnas ha tenido tiempo de revisar muy detalladamente cómo va cada sector...
Hay que ver lo que estamos padeciendo en Bogotá en materia de agua. ¿Dígame un sector que se encuentre bien? Hasta el turismo ya se está debilitando. Por eso el crecimiento no llega al 1 %. Por eso el desempleo, por eso la informalidad. Y a eso ahora le quieren meter la nueva reforma laboral. Qué mal momento para incrementar los costos laborales en un 30 %.
Pero si usted hace todas esas críticas de pronto le dicen que está dando un golpe de Estado...
Esa es la idea que tiene Petro, que no acepta la crítica cuando él era el más contradictor de todos los gobiernos. No hay sector de la producción que esté bien y a eso ahora le van a sumar la laboral y la tributaria.
¿Cómo ve el escenario futuro de las elecciones si se dan las de 2026?
Nos va a tocar hacer un gran esfuerzo para no repetir la experiencia de Venezuela, porque este Gobierno de todas maneras conserva un 30 % de apoyo en lo que llaman voto duro, que son colombianos a los que no les importa si al Gobierno le va bien, si al país le va bien.
Es una población a la que Petro logró conquistar y llenar de odio y resentimiento, y ese voto lo conservan. Si a eso le suma el apoyo a las organizaciones criminales en buena parte del territorio que viven felices con el actual modelo.
¿Usted cree que las organizaciones criminales apoyan a Petro?
Si es que lo apoyaron la vez pasada, en las elecciones pasadas, están muertos de la felicidad. Les levantaron las órdenes de captura, les permiten controlar el territorio, consolidar sus negocios ilegales con presencia en más de 500 municipios del país, ¿cómo cree que van a proceder?
Entonces Petro tendría el 30 % que conserva en las encuestas más las organizaciones...
Más el 10% de la población que quieren reclutar a punta de subsidios, tal como ocurrió también en México. Para eso sí hay dinero y a manos llenas.
Pero en México hay una diferencia sustancial. Andrés Manuel López Obrador nunca bajó su popularidad del 50 % y tenía una situación económica muy positiva por el comercio...
Si usted ve el desempeño de López Obrador, en promedio, ningún año el crecimiento en México fue superior al 1%. Tiene un déficit fiscal descomunal y tiene disparado el orden público.
Pero mi punto es que la situación de México no es igual a la de Colombia...
Pues es peor porque allá sí consolidaron un partido único con mayorías absolutas en el Congreso, porque allá lograron que se aprobara la elección de jueces y magistrados con lo cual van a capturar al poder judicial, porque la situación de seguridad nunca la han logrado controlar y buena parte del territorio está en manos de las organizaciones criminales.
Pero no es lo mismo un presidente que cuenta con entre el 26 % y 30 % de popularidad como Gustavo Petro, que Andrés Manuel López Obrador, que estaba por el 60 %...
Sí, pero eso ¿en qué beneficia al país si los indicadores son críticos? Lo cierto es que no va a ser fácil derrotarlos.
Entonces se tiene que unir el otro sector...
Pero si además los sectores que creen que el país va por mal camino también se dividen ahí sí les allanamos el camino para que se perpetúen en el Gobierno. Hay que hacer un gran esfuerzo, desprovisto de toda ambición y de toda vanidad, para que se formalice un proceso que nos permita llegar unidos al debate electoral del año 2026.
¿Y sí ve posible eso?
Es indispensable e incluye a todos los que crean que esto va por mal camino. No es momento para emulaciones. No es momento, repito, para vanidades ni ambiciones, porque lo que está de por medio es la permanencia del Pacto Histórico en el Gobierno y no será solo por cuatro años, sino como ocurrió en Venezuela: se van se perpetuar por muchos años.
Todos estamos hablando el mismo lenguaje porque tenemos las mismas preocupaciones. Lo que hay que hacer es formalizar un mecanismo con unas reglas del juego democráticas que oportunamente nos permita unificarnos y llevar una sola candidatura las elecciones.
¿Y ya hay algún tipo de conversaciones? Estamos a casi año y medio de las elecciones...
No, aún, pero estamos en tiempo. ¿Usted se imagina la debacle si los sectores de oposición llegamos divididos a las elecciones? No nos lo perdonaría el país ni nosotros mismos jamás en la vida. Estas elecciones son de vida o muerte.
Por eso volvió al ruedo... por momentos parecía que se quería retirar.
Yo siempre he estado opinando, participando de la vida política. Por eso estoy atendiendo estas invitaciones, porque además siento un grado de responsabilidad con la elección del próximo Congreso, de las personas amigas mías que están participando en ello, porque simultáneamente con la elección del presidente en el 2026 también se va a renovar el Congreso de la República y eso siempre reviste mucha importancia.
A propósito, mire usted cómo están aprobando estas leyes. Yo le llamo la atención particularmente en lo que tiene que ver con los antioqueños. No puede ser que tengan un discurso (claro, hay excepciones), pero allá viven arrodillados a votar todo lo que aquí en Antioquia critican.
Decía un congresista eso, que cómo en las regiones son de una manera, pero van y votan distinto...
Sí, eso es imperdonable. No lo digo solo por los antioqueños, pero es que el caso reviste mucho interés en Antioquia porque este es el departamento que más ha entendido el problema que vivimos.
El 60 % de los colombianos rechaza la gestión de Petro. Ese porcentaje en Antioquia llega al 80 % de los antioqueños. Entonces cómo es posible que los congresistas de Antioquia, que no se eligieron en el Pacto Histórico, tengan semejante postura en contravía de lo que piensan sus electores aquí en el departamento. Imperdonable.
Fue una antioqueña de todas maneras la que ayudó a tumbar la reforma a la salud...
Sí, porque la visibilizamos con nombre propio y ojalá tenga la misma actitud con la laboral y otra vez con la salud.
Usted era un candidato favorito hace ocho años, pero apareció el coscorrón, que se lo tomaron las bodegas, pero también fue un hecho negativo. ¿Ha hecho reflexión sobre el significado de eso en su vida política?
A mí me tergiversaron el tema del coscorrón. El otro día estuve en Montería y fui a la casa de la señora que en parte provocó el incidente. Yo llevaba muchos meses molesto por la actitud del cuerpo de seguridad que me asignaron como vicepresidente, que no dependía de mí, sino de Casa Militar.
Yo todos los días iba a regiones a entregar en ese momento las casas gratis. Aquí en Antioquia hay en 52 municipios viviendas gratis. Vivía en función de poderle cumplir, como se le cumplió, a miles por no decir millones de colombianos. Entonces me molestaba mucho que cada vez que iba a entregarle a la gente humilde su vivienda ese cuerpo de seguridad, en primer lugar, raqueteara a los beneficiarios, que en su gran mayoría –por no decir que casi la totalidad–, eran mujeres cabeza madre de familia usualmente desplazadas. Ellas llegaban con toda felicidad a esos eventos a recibir su escritura y su casita.
Me molestaban mucho todas esas medidas de seguridad. Cuando yo llegaba a uno de esos eventos había dos cuadras de colas. Les pedían cédulas, una cosa horrorosa. Pero además entraban como unos caballos salvajes. Muchas veces les había llamado la atención y ese día el escolta que recibió el coscorrón tumbó a una viejita al piso de un codazo. Tengo el video, que no se hizo público en ese momento.
Se me voló la piedra. Yo no justifico eso. Pero además ese escolta se había llevado el carro de la Vicepresidencia a escondidas dos días antes. No, me voló la piedra, pero es que había razones suficientes. Insisto, no estoy justificando lo que pasó, porque fue un abuso de poder, pero estaba hasta la coronilla.
¿Usted reconoce que hubo un abuso de poder?
Sí, por supuesto, eso nunca debe ocurrir. Yo pedí perdón al día siguiente, pero la pedida de perdón salió peor que el coscorrón. Luego me instrumentalizaron a ese escolta. Claro, lo cogió el Pacto Histórico y los verdes, y lo volvieron candidato al Concejo de Bogotá con el lema 'contra el abuso del poder'.
Lo instrumentalizaron para hacerme daño. Sacó 500 votos y luego terminó contratado en la Secretaría de Gobierno de Bogotá. Lo utilizaron políticamente de manera muy indebida. Sí es una falta, pero una falta menor.
Pero también tiene que ver que usted tiene una personalidad muy fuerte...
Algunas personas me han sugerido que ahora sí que se necesita darle coscorrón a la guerrilla, a la corrupción, a los abusos de todo el mundo. El país está pidiendo coscorrón, no digo literal, pero sí autoridad. Aquí se perdió la noción de la autoridad y el respeto de la institucionalidad.
No voy a llegar a dar coscorrones físicamente, pero esto tiene que cambiar. Estamos día a día destruyendo el país. ¿Dígame un aspecto positivo de algo bueno?
¿Cómo está de salud? Se accidentó y se fracturó, ¿qué pasó con eso?
Me encantaba montar en bicicleta, pero al igual que le pasa a Sergio Fajardo y a todos los ciclistas, me caí. Iba de Bogotá para Sogamoso y a la altura de Duitama se me enredó la bicicleta en un carril de ferrocarril que pasaba por la carretera. El totazo fue descomunal: fractura de rodilla, el fémur en cinco partes y la cadera, pero además quedé mal operado.
Llevo 800 terapias. Me diagnosticaron nueva cirugía, he tratado de evitarla haciendo un esfuerzo para ver si con terapias logro recuperarme.
Pero fue un golpetazo...
Mortal. Yo soy el hombre de las siete vidas. Ahí me hubiera podido matar. Si viera cómo quedó el casco.
También tiene la de la bomba...
La bomba, el meningioma en la cabeza, la bicicleta, una cortada por una bola que algún día me salió, la otra bomba saliendo de Caracol Radio... Ya agoté las siete vidas del gato. Lo cierto es que me encantaba montar en bicicleta, me ha hecho mucha falta, pero aspiro a volver. Es una enfermedad.
Como la política y las elecciones...
Pero se está quedando por fuera una idea importante. Ojalá los dirigentes políticos y los empresarios cojan la caña y propicien los acercamientos necesarios para superar las controversias políticas del pasado. Aquí no se requiere que todos simpaticemos, pero lo que está de por medio es demasiado para que no podamos lograr un entendimiento en torno a cualquiera, el que ante la opinión pública parezca ser el caballo ganador. Todos a apoyarnos.
¿Está dispuesto a apoyar al que sea?
Al que sea que permita que este país tome un rumbo distinto. Claro, habrá que ver en la política se tienen que mirar reglas del juego y procedimientos, pero hay que hacer un esfuerzo como nunca antes para llegar unidos a las elecciones del 2026 si es que estas aún van a ser posibles.
Ojalá sí haya elecciones...
Yo expreso preocupaciones. Eso de la Corte Constitucional que le mencioné, que es difícil que sectores de la opinión pública lo valoren y lo entiendan, será la punta de quiebre del rumbo del país.
Los peligros no son solo en la conformación de las ternas, sino en la elección de sus candidatos, porque el paso por el Congreso le va a permitir a estos sectores eventualmente irlos comprometiendo. Es que son cinco magistrados de la Corte Constitucional elegidos en este periodo de Gobierno. No había pasado.
La reelección fue lo que lo desequilibró, porque el periodo de ocho años estaba previsto para que no coincidiera con los mandatos. Y también han renunciado magistrados.