Tal vez, para algunos, no sea relevante la conmemoración de los 20 años del primer comedor escolar en Bogotá, pero esta iniciativa significó un cambio transcendental en la política pública del Programa de Alimentación Escolar (PAE), no solo de la capital sino del país.
Esneyder Gutiérrez. EL TIEMPOEste logro ha sido un hito importante en términos de política social para la superación de la pobreza y el mejoramiento de la calidad educativa, una decisión concebida en la administración de Lucho Garzón bajo su bandera ‘Bogotá sin hambre’, y llevada a la práctica por Abel Rodríguez, quien en su momento lideraba la cartera de educación.
Que un colegio público tuviese su propio comedor para servir comida caliente significaba para muchas familias en condición de pobreza un alivio para que sus hijos no padecieran el hambre que vivían en casa. Pero también significaba un mejor proceso de aprendizaje por parte del estudiante, pues está demostrado que la alimentación escolar tiene impactos positivos en el rendimiento escolar.
Según información oficial de la Alcaldía, hoy se entregan 315.000 raciones de comida caliente en colegios públicos, y la meta de la actual administración es llegar a 490.000. A la fecha, se cuenta con 216 comedores, de los cuales 10 son cocinas móviles y 72 comedores escolares que son, además, centros de producción que proveen el Servicio Integral de Almuerzos Transportados (Siat) a 186 sedes educativas de la capital.
El Gobierno anuncia medidas para mejorar el PAE. MineducaciónAhora bien, que después de 20 años, solo el 40 por ciento de los colegios públicos cuenten con comida caliente en el establecimiento educativo evidencia dificultades para la ampliación de la cobertura, muchas veces por problemas de infraestructura disponible y no por falta de voluntad política o disponibilidad de recursos.
El plan de desarrollo tiene como meta 30 comedores escolares nuevos durante el cuatrienio, que, si se cumple, la ciudad llegaría a tener 242 comedores en total.
Y no es fácil lograr instalar un comedor escolar cuando no se tienen las facilidades de espacio para las áreas de cocina, almacenamiento y producción para atender desayunos, almuerzos y refrigerios, hecho que puede llegar a ser más complejo según el tipo de jornada que tenga el colegio.
De allí que las administraciones hayan tenido que innovar a través de cocinas móviles y todo tipo de estrategias para garantizar la entrega de 880.000 raciones de comida al día. Se estima que la inversión del PAE asciende a los 2,6 billones de pesos, donde cada peso que se invierte tiene un efecto multiplicador.
Que el Programa de Alimentación Escolar en Bogotá sea un referente de política pública para el resto del país es el resultado de la buena gestión que han realizado los últimos secretarios de Educación desde la administración de Lucho Garzón, a quien siempre se le va a reconocer este legado.
Tal vez, para algunos, no sea relevante la conmemoración de los 20 años del primer comedor escolar en Bogotá, pero esta iniciativa significó un cambio transcendental en la política pública del Programa de Alimentación Escolar (PAE), no solo de la capital sino del país.
ÓMAR ORÓSTEGUI
Profesor Universidad de la Sabana
Especial para EL TIEMPO
Ómar Oróstegui