En la noche del domingo 20 de octubre, el ejército israelí llevó a cabo una serie de ataques en Beirut, en el sur y el este del país, contra sucursales de Al-Qard al-Hassan, un banco asociativo fundado por militantes de Hezbolá en los años ochenta. Israel acusa a la organización de ayudar a financiar las “operaciones terroristas” del partido chiita.
Al-Qard al-Hassan es un tipo de servicio bancario prestado por Hezbolá en Líbano. Se trata de una organización de “microfinanciación” a la que los libaneses, en su mayoría chiitas, acuden para depositar su dinero diario o pedir prestadas pequeñas sumas: hasta 5.000 dólares para organizar bodas o proyectos personales. Y todo según los principios islámicos: sin intereses y sin más gastos que los administrativos.
Un negocio exitoso en un contexto de hundimiento de los bancos en Líbano. Al-Qard al-Hassan cuenta con más de 400.000 beneficiarios. Se trata de una cifra enorme, que representa más del 7% de la población libanesa. La asociación es, por tanto, el mayor prestamista del país. Según las últimas cifras de 2019, la estructura prestó 500 millones de dólares ese año, lo que supone tanto crédito como las otras 11 instituciones del país juntas, según el diario libanés francófono Le Commerce du Levant.
Una herramienta de influencia
Hoy en día, la ONG está en plena expansión. Cuenta con una treintena de sucursales en todo Líbano, principalmente en las regiones chiitas, y emplea a 500 personas. “Es una institución importante en lo que yo llamo la ‘sociedad civil’ de Hezbolá”, afirma Joseph Daher, investigador de la Universidad de Lausana y autor de Hezbolá: l’économie politique du parti de Dieu au Liban (Pluto press, 2016).
Según el investigador, Al-Qard al-Hassan forma parte de la galaxia de instituciones de servicio que Hezbolá ofrece a su base popular chiita para ganar adeptos y establecerse como partido chiita único. Una verdadera estrategia de un Estado dentro del Estado.
Para el académico, aunque se sospecha que parte del dinero invertido sirve directamente al grupo chiita, por ejemplo al utilizarse para pagar a miembros de Hezbolá, Al-Qard al-Hassan es sobre todo una herramienta de influencia y clientelismo y no una caja fuerte. Este análisis relativiza las acusaciones del ejército israelí de que los fondos generados por la ONG se utilizaron para financiar operaciones militares de Hezbolá. El Tesoro de Estados Unidos también ha designado a la organización como terrorista durante 17 años.
“El principal patrocinador financiero es Irán”
“Debemos ser claros: Hezbolá no se financia a través de la asociación Al-Qard al-Hassan”, afirma el investigador. Y añade: “El principal patrocinador financiero es la República Islámica de Irán”. “Hezbolá también invierte en diversos tipos de mercados legales e ilegales, como el contrabando y el tráfico de drogas. Al-Qard al-Hassan no financia a Hezbolá, es simplemente un intermediario”, asegura.
Para Joseph Daher, los ataques del ejército israelí contra las sucursales de Al Qard al Hassan afectan primero a los civiles y a su acceso a sus ahorros, antes de atacar realmente al brazo armado de Hezbolá libanés. Una estrategia para debilitar políticamente al partido chiita en Líbano atacando sus estructuras civiles.