El Ejército de Israel confirmó oficialmente la muerte de Hashem Safi al Din, quien sería el siguiente en la línea de mando de Hezbolá, tras la muerte de Hasán Nasrallah.
La noticia se conoció luego de semanas de especulaciones sobre su posible muerte en un bombardeo en Líbano. Ayer, 22 de octubre, se confirmó que el ataque que acabó con la vida de Safi al Din ocurrió el 4 de octubre en medio de una operación que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
El portavoz en árabe de las FDI, Avichay Adraee, dio la noticia, asegurando que el operativo hace parte de la iniciativa de eliminar a los principales líderes de Hezbolá. “Hemos llegado a Nasrala, a su sucesor y a la mayoría de líderes de Hezbolá. Vamos a alcanzar a cualquiera que amenace a los civiles del Estado de Israel”, afirmó Adraee.
Hashem Safi al Din, primo de Nasrallah y líder del consejo ejecutivo de Hezbolá, se perfilaba como el próximo en la línea de sucesión dentro de la organización. Junto con él, Israel también anunció la muerte de Ali Hussein Hazima, comandante de la célula de inteligencia de Hezbolá.
Según el Ejército israelí, el ataque estuvo dirigido a un cuartel subterráneo en los suburbios del Dahye, al sur de Beirut, donde supuestamente se encontraban hasta 25 miembros del grupo armado.
El ataque del 4 de octubre fue parte de una serie de bombardeos que Israel ha lanzado en el sur de Líbano. Según las FDI, se trató de una operación militar “planeada meticulosamente gracias a información de inteligencia”. El objetivo: golpear los centros de mando de Hezbolá y debilitar su estructura política y estratégica.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ya había planteado la posibilidad de la muerte de Safi al Din durante una declaración el pasado 8 de octubre. En esa ocasión, Netanyahu aseguró que Israel había eliminado a miles de combatientes, incluyendo a Nasrallah, a su sucesor y al sucesor del sucesor de Nasrallah. Sin embargo, en ese momento no se dieron nombres específicos y solo ahora el ejército confirmó la muerte de Safi al Din.
Desde el inicio de la ofensiva israelí el 1 de octubre, las cifras de víctimas en el conflicto han sido devastadoras. Israel ha reportado la muerte de al menos 1.500 milicianos de Hezbolá y 52 israelíes, de los cuales la mitad eran civiles. Por su parte, Líbano ha registrado la muerte de más de 700 personas, entre ellas, más de 400 combatientes de Hezbolá y un centenar de civiles.
El Ejército israelí ha intensificado sus operaciones en el sur de Líbano, y los ataques aéreos y terrestres se han convertido en una constante. Los bombardeos han afectado no solo a combatientes de Hezbolá, sino también a civiles que quedan atrapados en medio de los enfrentamientos. Las imágenes de destrucción en los suburbios del Dahye, donde se encontraba el cuartel de inteligencia de Hezbolá atacado el 4 de octubre, son un reflejo de la violencia que ha marcado este conflicto.
La muerte de Safi al Din es un golpe significativo para Hezbolá, ya que era considerado uno de los líderes más influyentes dentro del grupo y un posible sucesor de Nasrallah, quien ha estado al frente de la organización por más de dos décadas. Sin embargo, Hezbolá sigue teniendo una red de mandos que podría permitirles continuar con sus operaciones a pesar de la pérdida de algunos de sus líderes.
El Ejército de Israel ha dejado claro que su objetivo es eliminar a los principales cabecillas tanto de Hamás como de Hezbolá, por lo cual aseguran que mantendrán la ofensiva contra las dos agrupaciones.
Mientras tanto, el costo humano sigue siendo alarmante. La comunidad internacional mantiene los llamados a la moderación y a la búsqueda de una solución diplomática, pero el conflicto en la región parece lejos de llegar a su fin.