El presidente ruso, Vladimir Putin, sabe que gran parte del mundo le ha dado la espalda tras la invasión a Ucrania en febrero de 2022, tiempo en el que apenas ha podido viajar al exterior debido a la orden de arresto por crímenes de guerra dictada por la Corte Penal Internacional en su contra. Sin embargo, también es consciente de que hay otra buena parte del globo interesada por contar con una alternativa económica y diplomática distinta a la de Occidente.
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Y así lo quiso demostrar esta semana al ser anfitrión de la sede del evento más grande que ha presidido la Federación rusa desde el inicio de la guerra en suelo ucraniano: la cumbre Brics.
Más de dos decenas de líderes internacionales y 36 delegaciones de países figuraron en la lista de invitados por el Kremlin a Kazán, entre ellos el secretario general de la ONU, António Guterres, que se reunieron durante tres días cara a cara con un Putin interesado en impulsar un sistema financiero que le permita a Rusia eludir las sanciones occidentales, así como demostrarle a Occidente que su país no es un paria que esté aislado en todos los frentes.
Los líderes del grupo Brics, que suma casi la mitad de la población mundial y el 40 por ciento del PIB, no fallaron a la cita. Con excepción del brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que no pudo asistir por un accidente doméstico e intervino por videoconferencia, los otros ocho países miembros -Rusia, China, India, Sudáfrica, Irán, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía- acudieron a la capital tártara junto con representantes de los países aspirantes a entrar al club, incluido el líder turco, Recep Tayyip Erdogan, cuya visita fue más breve de lo previsto debido al atentado contra una fábrica militar en Ankara.
Asimismo, a la cumbre acudieron los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, quien realizó así su primer viaje al exterior desde las cuestionadas elecciones del 28 de julio; y Bolivia, Luis Arce. Además, también asistieron los ministros de Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, y Nicaragua, Valdrack Jaentschke, todos países interesados en ingresar en los Brics.
Y aunque su presencia demostró que Putin tiene eco, al final quedó demostrado que el grupo tiene intereses diferentes.
Una cita que le puso presión a Putin por Ucrania y a Israel por Oriente Medio
Presidente de Rusia Vladimir Putin durante una conferencia de prensa, en el marco de la cumbre Brics 2024. EFEEl denominador común del encuentro en sus tres jornadas, incluidas las numerosas reuniones bilaterales, fue la demanda de un inmediato alto el fuego en Gaza al alertar que la situación puede desembocar en una guerra a gran escala.
Los líderes ruso, chino, iraní y turco exigieron a Israel que ponga fin cuanto antes a los bombardeos, y también hubo duras críticas a Occidente por hacer oídos sordos a las violaciones de los derechos humanos y a la ONU, por su inacción para frenar el derramamiento de sangre.
No obstante, el hartazgo con la guerra en Ucrania de todos los actores presentes en Kazán se hizo muy evidente. "La crisis ucraniana se alarga", aseguró el líder chino, Xi Jinping, mientras el primer ministro indio, Narendra Modi, pronunció un claro "no a la guerra".
Guterres, duramente criticado por Volodimir Zelenski por acudir a la cita en Kazán, le recordó a Putin en su reunión que "la invasión rusa de Ucrania" es "una violación" de la carta de Naciones Unidas y del derecho internacional.
Con todo, Putin se mantuvo en firme e insistió en que las negociaciones deben tener en cuenta la situación sobre el terreno y no negó que tropas norcoreanas hayan sido desplegadas y estén siendo entrenadas para el combate en Ucrania.
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¿Qué tan viable es que el grupo Brics respalde a Putin?
Miembros del Brics y países invitados durante una conferencia, en el marco de la cumbre. AFPLa cumbre de los Brics de Kazán fue la primera en la que participaron los nuevos miembros del club, además de los más de 20 países que han mostrado en algún momento interés en formar parte del club. Sin embargo varios han descartado ya la idea. Entre ellos, Argentina, a finales del año pasado, y más recientemente Armenia y Kazajistán.
Y si bien Putin contó con el respaldo en el foro de su principal socio, China, el gigante asiático -que cumple a medias las sanciones contra Rusia y no reconoce los territorios anexionados en Ucrania- evitó hablar de un apoyo sin condiciones y redujo su relación a “la buena vecindad y amistad, la interacción estratégica integral y la cooperación mutuamente beneficiosa”.
De hecho, el medio oficialista South China Morning Post planteó dudas sobre la relevancia real de este club de naciones. “¿Pueden hablar con una sola voz los Brics? Incluso antes de su reciente expansión, la cooperación se vio ahogada por la falta de acuerdo entre sus miembros sobre cuestiones importantes. Ahora que tiene más miembros, alcanzar un consenso podría resultar aún más difícil”, advirtió.
Y es que si bien muchos países aceptaron la invitación con la esperanza de ingresar, el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, admitió "diferencias" sobre la ampliación, que finalmente quedó fuera de la agenda. Pero, en un intento de aplacar el descontento, el comunicado final aprobó el estatus de estado-asociado.
En la lista de países que serán incluidos en esa categoría se encuentran: Turquía, Indonesia, Nigeria, Argelia, Bielorrusia, Cuba, Bolivia, Kazajistán, Vietnam, Tailandia, Malasia, Uzbekistán y Uganda, pero su ingreso quedó aplazado de manera indefinida.
Según dicha lista, se quedó fuera Venezuela, supuestamente por el veto de Brasil, lo que Caracas consideró un "gesto hostil" y una "agresión" contra los intereses de la nación caribeña.
De otro lado, el encuentro demostró que es más fácil hablar de cooperación económica que hacerlo cuando, como lo resaltó el diario chino, resulta inconsistente implementar una plataforma para adoptar medidas financieras comunes porque sus miembros, o colaboran con Occidente —en alusión a la India, uno de sus mayores rivales regionales— o forman parte de otras plataformas con otros intereses, como Mercosur. Asimismo, subrayó el “enorme coraje político” necesario para progresar en la desdolarización de la economía internacional.
Una premisa que resonó tras la reunión. Putin, que en 2022 quería impulsar una moneda única entre los Brics, desistió en la idea. Ahora planea lanzar un sistema de pagos bancarios alternativo al SWIFT, del que fue expulsado por la invasión de Ucrania. Sin embargo, Moscú se ha encontrado con que los bancos chinos han dejado de colaborar para evitar problemas con EE. UU., un país con el que tienen un mayor volumen de negocio.
Y si bien, Moscú les insistió a sus socios para que comiencen a utilizar profusamente el sistema de pagos Brics Bridge al considera el sistema financiero global actual como “obsoleto” y “subordinado a los intereses de los países desarrollados”, para la experta María Snegóvaya, del think tank CSIS, el boicot al sistema financiero internacional pone en evidencia “la total incapacidad del Kremlin de analizar sus propias acciones tras los daños provocados por la ofensiva contra Ucrania”.
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STEPHANY ECHAVARRÍA - EDITORA INTERNACIONAL - EL TIEMPO
Stephany Echavarría