Cada día que pasa, los bogotanos ven cómo la Primera Línea del Metro de Bogotá (PLMB) avanza en su construcción. Justo hace unos días se anunció que fue fundida la primera columna del Metro en la avenida Caracas, pero no todos celebraron este hito. A lado y lado del imponente desarrollo, los comerciantes de este corredor vial llevan más de cinco meses viendo cómo cada vez son menos los clientes que llegan a sus negocios por cuenta de los cierres viales y la polisombra.
(Además, lea: Así se vive el caos de movilidad en la avenida Caracas por las obras del metro de Bogotá: ¿qué está haciendo el Distrito?)
Y es que antes de que se deshabilitaran los tramos correspondientes a las obras de la PLMB, por la avenida Caracas entre la calle 26 y la calle 76 alcanzaban a transitar hasta 3.100 vehículos hora-sentido por los casi 6 kilómetros que mide todo este intervalo. Además, en estaciones de TransMilenio como la Calle 26, Marly o Calle 63 alcanzaban a movilizarse más de 11.000 usuarios diarios en cada una.
El primer cierre fue el 4 de mayo entre las calles 26 y 33, que incluyó la demolición de la estación Calle 26, una de las más importantes de todo el sistema. De acuerdo con información suministrada por TransMilenio, hasta marzo de este año se validaban 12.000 pasajes al día y pasaban más de 700.000 usuarios. Hoy, ya no queda mucho de ese concurrido panorama.
La economía del sector, a la baja
Alfred Suárez trabajaba como vendedor ambulante en la zona, a veces ubicándose afuera de la estación. Por los cierres viales tuvo que trasladarse varias cuadras hacia el norte.
“Antes tenía mi clientela todos los días desde las 7:30 de la mañana hasta las 5 o 6 de la tarde. Uno completaba 60 mil pesos con las personas de oficinas, universidades, clínicas y hasta los que se movían en TransMilenio. Ahora, me toca moverme para conseguir así sea 20 mil pesos que me sirven para el transporte” cuenta el comerciante de 61 años que vive en el barrio 20 de Julio de la localidad de San Cristóbal.
El Instituto para la Economía Social (IPES) identificó en un estudio hecho para la Empresa Metro, 81 personas dedicadas a la venta ambulante en este tramo de la ciudad, de las cuales 68 trabajan en la localidad de Chapinero y que potencialmente se verían afectadas por los cierres viales.
Entre ellos se encuentra Suárez, que ha visto reducciones del hasta del 60 por ciento en su producido diario.
Además, menciona que conseguir establecerse otra vez en un punto fijo ha sido una de las mayores dificultades, pues las rivalidades con otros vendedores en el espacio público han hecho que tenga que caminar por largos trayectos empujando su carro de dulces, paquetes y cigarrillos.
Hoy, sobre ese sector se levantan las estructuras de metal y concreto que harán parte del proyecto de infraestructura más importante del país. Aunque el ruido es alto y pareciera que por allí pasaran cientos de carros o personas, a su alrededor solo se ven obreros con taladros, palas y grúas trabajando entre las polisombras de lo que era la importante estación Calle 26.
Y es que el impacto económico que ha tenido este proyecto sobre los comerciantes ha sido profundo. En conversación con EL TIEMPO, Juan Esteban Orrego, director de Fenalco Bogotá, explicó que el sector comercial hoy vende la mitad de lo que vendía antes de las obras.
“Tenemos medido que en los centros comerciales y locales de la zona, las ventas han caído más de un 50 por ciento en estos cinco meses. Incluso, ese porcentaje es mayor para algunos”, aseguró Orrego.
Pero no solo son aquellos que conviven en frente de las obras sobre la avenida Caracas, sino que el impacto se logra extender hasta seis manzanas a la redonda, según señaló una investigación de impacto de Fenalco, reduciendo las ventas en establecimientos de Chapinero, Santa Fe, Teusaquillo y Barrios Unidos.
De acuerdo con la Empresa Metro de Bogotá (EMB) y la Secretaría de Desarrollo Económico (SDDE), en todo el tramo por donde pasará la primera línea hay 159.125 empresas, de las cuales el 91,9 por ciento son microempresas. Los restaurantes, la confección y los comercios inmobiliarios son quienes más presencia hacen en la zona aledaña a la Caracas.
Comercios al borde de la quiebra
La antigua estación Marly era usada principalmente por estudiantes del SENA y de las universidades Católica y Santo Tomás. Previo al cierre, en esa estación se validaban cerca de 32.000 pasajes diarios, sobre todo de estudiantes universitarios y pacientes de centros y laboratorios clínicos de la zona.
En este punto, Yalena Murcia administra una papelería. Su negocio le dejaba un producido suficiente para pagar el arriendo, pero ahora llega a final de mes sin completar este valor o el correspondiente a los servicios públicos debido a que los clientes ahora se mueven por otros corredores.
“Antes tenía dos personas que me ayudaban en el local. Me tocó recortar y de vez en cuando solo traigo a una. Los estudiantes y otras personas ya no pasan por acá. Antes sacaban sus fotocopias, compraban sobres, lapiceros, libros o cualquier elemento de miscelánea, porque les quedaba cerca de la estación. Ahora, van por la carrera 13 o se bajan en otras estaciones”, afirma Murcia.
Justamente, uno de los impactos más grandes que han vivido los comerciantes es el recorte de personal. Desde Fenalco explican que esta es una de las primeras medidas que toman los negocios cuando se ven en crisis.
“A los comerciantes de la zona les ha tocado reacomodarse de muchas formas. Lo primero que hacen es negociar con el dueño del local el valor del arriendo y muchas veces tienen que liquidar personal o bajar los inventarios”, aseguró Orrego.
Y es que el comercio de este corredor vial es tan variado que los impactos se miden diferente en cada sector económico. Orrego explica que, por ejemplo, el sector de los restaurantes termina “pecando por exceso o por defecto”. Los comercios de comida han tenido que, en algunos casos, disminuir la cantidad de alimentos que compran y, en otros, botar los que terminan dañándose.
También, los locales de servicios orientados al sector automotriz han sentido los efectos de los cierres viales. Omar Benítez trabaja en un establecimiento de lavado de carros y servicio técnico cerca a la calle 49 y afirma que locales como el suyo son quizá los más perjudicados.
“Como cerraron el paso de carros, pues qué conductor va a pasar por acá pidiendo arreglos mecánicos o mucho menos un servicio de lavado”, asegura Benítez, quien dice que las ventas han bajado más del 40 por ciento.
La avenida Caracas actualmente cuenta con cierres en los carriles mixtos en varios puntos. De la calle 26 a la 32; de la 45 a la 53; de la 57 a la 67, y de la 69 a la 76.
Quizá la consecuencia más evidente, y a la vez más preocupante, de esta situación es el cierre de establecimientos. Donde antes había casas de compraventa, restaurantes, papelerías y tiendas de ropa, ahora se ven cada vez más avisos ofreciendo el arriendo del inmueble, incluso su venta.
Ayudas institucionales
Frente a esta situación, las distintas instituciones del distrito han ofrecido planes de contingencia dirigidos a los comerciantes y vendedores del sector. La EMB tiene contemplado en sus Planes de Manejo de Tránsito, la identificación de estrategias para los actores sociales donde se hacen las intervenciones.
“Se han adelantado acciones orientadas a garantizar la sostenibilidad del comercio formal mediante estrategias que incluyen el desarrollo de ferias, acciones de formación, publicidad, promoción y la garantía de condiciones de accesos para los comercios”, afirmó la entidad.
Además, el IPES le confirmó a este medio que ya se encuentran haciendo labores de identificación de los vendedores informales que se puedan ver afectados por las intervenciones en la malla vial.
“Tenemos un convenio con la Empresa Metro para la reubicación de los vendedores afectados por las obras en el tramo. En principio, estamos haciendo caracterización y les estamos haciendo una oferta de beneficios”, mencionó Mauricio Torres, subdirector de Gestión de Redes Sociales e Informalidad de la entidad.
Se trata de alternativas en el mobiliario de la ciudad como puestos semiestacionarios, bicicletas y parasoles adaptados para que los vendedores continúen con su actividad económica. Una segunda fase irá dirigida a la reubicación hacia quioscos en vías alternas a la avenida Caracas, así como el traslado hacia centros comerciales y plazas de mercado del distrito.
Aunque este año las afectaciones han sido graves, las autoridades proyectan que, en términos económicos, el próximo año será más delicado. “El momento más crítico que estamos preparando para tener las mejores herramientas será en el primer y segundo trimestre de 2025, cuando estará en pleno desarrollo la obra”, mencionó el alcalde Carlos Fernando Galán en rueda de prensa este año.
Con corte al 30 de septiembre, la Primera Línea del Metro contaba con un avance general del 41 por ciento. En esa dirección, desde Fenalco consideran que la ayuda más importante para los comerciantes será el cumplimiento del calendario de obras y evitar las prórrogas o retrasos en el futuro.
“Las obras hay que hacerlas. Es necesario hacerla, porque Bogotá la está pidiendo a gritos hace muchísimos años. Pero lo más importante es que cumplan los tiempos prometidos para no aumentar los daños y poder disfrutar de todos los beneficios que traerá este proyecto”, agregó Orrego.
(Le puede interesar: Avanzan las obras del metro de Bogotá: se funde la primera columna en la avenida Caracas)
NICOLÁS DÍAZ MALPICA
Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO
Ángel NicolÁs DÍaz Malpica