Las capturas de dos señalados miembros de estructuras criminales de Nápoles (Italia) en Medellín en una semana estaría dejando al descubierto la vigencia de los vínculos de estas organizaciones criminales con bandas como La Oficina y El Clan del Golfo para el envío de drogas hacia Europa. Según expertos, es una relación que estaría más sólida que antes, pese a que esta existe desde los años 80.
Hay que recordar que el pasado domingo se conoció de la captura de quien es señalado como el nuevo “padrino” de la mafia italiana, Gustavo Nocella, alias Ermes, mientras que el jueves se produjo la detención de Luigi Belvedere, uno de los más conocidos corredores (o broker) de la Camorra napolitana con las bandas criminales de nuestro país.
Ambos capturados tenían como principal función realizar enlaces y negociaciones con estas estructuras criminales en Medellín para hacer el envío de droga hacia Países Bajos mediante embarcaciones y veleros, y de allí usar diversos medios de transporte, públicos y privados, para llevarlos hasta Nápoles y así comenzar con su comercialización por el Viejo Continente.
Lo particular de estos dos napolitanos es que ambos se radicaban en propiedades lujosas de la comuna 14 (El Poblado), por las cuales pagaban más de $10 millones al mes, utilizando intermediarios para que sus nombres no figuraran y así no quedar en el radar de las autoridades.
La investigación para dar con el paradero de alias Ermes duró seis meses, mientras que a Belvedere, a quien en su país ya llamaban El Colombiano, lo venían buscando desde diciembre de 2020, cuando se fugó de su país para radicarse en la capital antioqueña.
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El gusto de estos dos napolitanos, así como de miembros de otras estructuras latinoamericanas y europeas, por ocultarse en Medellín estaría relacionado con las múltiples comodidades que les ofrece la ciudad, sumado a que se estaría convirtiendo en un lugar estratégico para sellar negociaciones delictivas.
Luis Fernando Quijano, vocero de la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social (Corpades) indicó que “cuando ellos vienen acá se ubican con todas las comodidades, con casas que tienen lujos como carros de alta gama y muchas facilidades para todo lo que necesiten por la gran oferta en temas de explotación sexual”.
Tanto así que por el tiempo que llevan radicados en la ciudad, ya que como en el caso de Belvedere, ya eran cuatro años, ya comienzan a adquirir propiedades y hasta tienen relaciones oficiales con colombianas que conocen. Pero su idea de radicarse acá no solo pasa por ser un sitio para el descanso, sino porque es un punto estratégico, casi que una central de negocios, para sostener reuniones para negociar la consecución y venta de los estupefacientes que van a vender en Europa.
“También les gusta estar acá porque les sirve para que puedan sostener negociaciones con otras estructuras por su cercanía con varios puertos y por la facilidad para poder conseguir la cocaína”, agregó Quijano.
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Después de conseguir las drogas mediante las negociaciones con La Oficina o El Clan del Golfo, principalmente, muchas veces a cambio de un porcentaje para recibir otros beneficios como la protección mientras se encuentren en el país, se hace el envío a Europa, aunque también hay negociaciones de los napolitanos con traficantes en Estados Unidos.
Investigadores del movimiento criminal de las bandas internacionales y de las colombianas explicaron que el interés de negociar la droga en Colombia pasa por su rentabilidad al momento de ser vendida en el Viejo Continente.
Se estima que el kilo de cocaína en Europa se puede vender entre 35.000 y 55.000 euros, variando de acuerdo con la zona donde se vaya a comercializar, la cual está definida sobre todo por su distancia de las costas del mar Mediterráneo y del mar del Norte, dependiendo por donde llegue.
Sin embargo, ante la conocida presencia masiva de importantes miembros de bandas internacionales en Medellín, las autoridades locales y nacionales anunciaron una gran ofensiva para cooperar con su captura, como ya ocurrió con Nocella y Belvedere, además de integrantes de organizaciones de otros países.
“El mensaje sigue siendo claro: Medellín no es refugio de criminales. La lucha contra la mafia es frontal y no tiene fronteras”, expresó el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez tras estas capturas.