"¡Papi, los niños del frente, los están matando!", fue lo primero que escuchó Roberto Durán de su hijo menor, de 12 años, quien, desesperado, señalaba desde la ventana a la casa de color verde de dos pisos que se ubicaba a pocos metros.
Esa vivienda es un inquilinato, el cual funciona como el hogar de múltiples familias y vecinos del barrio Las Ferias, ubicado en la localidad de Engativá, en Bogotá. La edificación de colores desgastados, que actualmente tiene vidrios rotos, manchas de sangre y veladoras apagadas en uno de los marcos, da la sensación de ser espaciosa, con cinco ventanas que funcionan como habitaciones independientes que alquilan.
Mientras se acercaba Durán a donde su hijo lo llamaba, los "alaridos" aumentaban y los gritos de los menores de 4 y 7 años, quienes vivían allí con sus padres Felipe y Paola desde hace dos años, se acrecentaban.
Al asomarse, logró observar una escena, que con la voz entrecortada y el cuerpo tembloroso, narró: "Vi al niño contra la ventana. El hombre lo levantó ya todo 'desgonzadito'". Ahí, en ese instante, observó que en el rostro del sujeto se le plantaba una mueca, semejante a una sonrisa.
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Así amanece la casa donde En horas de la noche de este lunes, 28 de octubre, las autoridades confirmaron la muerte de dos niños en la localidad de Engativá. MAURICIO MORENO CEET EL TIEMPOEl responsable de los hechos era Darwin Felipe Beltrán, de unos 31 años, padre y señalado asesino de los dos menores de edad, quien fue identificado y capturado en flagrancia por la Policía Metropolitana de Bogotá.
Roberto, quien lleva viviendo 30 años en el sector, conoció a Beltrán desde que él era un niño. De hecho, para él lo seguía siendo, al menos hasta este lunes 28 de octubre cuando ocurrió el crimen.
Contó que incluso, en su adolescencia, él trabajó para el papá de Darwin Felipe en una plantación de plátano cercana.
En medio de la alerta de su hijo, Roberto salió de su casa tras los desgarradores gritos de la madre de los menores.
“Me mató a mis niños, me mató a mis niños”, decía la mujer de forma desesperada.
Héctor Vanegas y su esposa, María Crespo, se encontraban aquella tarde esperando que unos clientes ingresaran al parqueadero que manejaban desde hace 4 años y que se ubica diagonal a la vivienda. El "alboroto", como lo describe Vanegas, los levantó de la silla del local y salieron a ver qué es lo que pasaba.
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Tan pronto se asomaron, observaron que el "papá tenía al niño contra el vidrio" y que, según describe Héctor, estaba lleno de sangre. De acuerdo con una vecina del sector, el hombre habría dicho: "Mire que se los maté”.
Investigación por el asesinato de dos niños en Engativá Néstor Gómez- El TiempoConforme con la narración de los testigos, la mujer se encontraba fuera de la vivienda en el momento del presunto homicidio. Al parecer, habría salido a "buscar ayuda".
"Yo no sé que era, pero ella no quería entrar o tenía miedo de que el man también la agrediera. No se atrevía a entrar", comentó Vanegas. Su esposa explicó que, tan pronto escuchó el alarido, se acercó a su vecina, con quien tenía una relación cercana, y le preguntó:
-"Paola, ¿qué le pasó a Felipe?"
-“No, que le dio una crisis”, le dijo.
María solía hablar con Paola "de vez en cuando", para ella "es una muchacha tranquila" y no tenía nada "malo" que decir de su relación con el señalado homicida. Resaltó: "Nunca escuchamos que ellos pelearan ni nada" y los consideraban "buenos papás".
En cuestión de segundos, decenas de personas se aglomeraron en el lugar, entre ellos, un supuesto médico que empezó a gritar que debían entrar a ver si los menores estaban vivos para poder auxiliarlos. Sin embargo, se estaba rumoreando que era probable que el sujeto tuviese un arma.
Uno de los pocos que decidió intentar abrir la puerta fue Leonardo Molina, un trabajador de una empresa cercana. El hombre se enteró de la situación gracias al aviso de uno de sus compañeros, quien había salido a comprar algo.
Yo fui por los niños, a salvarlos
"Ni en mi vida pensé, ni nada. Dije 'si tiene arma, que tenga arma'. Yo fui por los niños, a salvarlos", dijo. Agregó que mientras forcejeaban las tres puertas que había cerrado el hombre, logró observarlo desde la ventana y lo calificó como "aturdido".
"Yo lo veía caminando por el cuarto y actuando rápido. Pero no demoramos nada en entrar", indicó.
En esa vivienda compartían Darwin Felipe Beltrán, su esposa Paola y sus dos hijos, de 4 y 7 años. MAURICIO MORENO EL TIEMPOEl interior de la vivienda estaba desordenada y las luces apagadas. Las cosas estaban revueltas entre la sala, el lavadero y la cocina y, en contradicción, todo parecía muy limpio. Especialmente el suelo, el cual estaba mojado como "recién trapeado", retrató Molina.
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Antes de ingresar a la habitación, donde se encontraba Beltrán con los dos menores, lograron visualizar por debajo de la puerta que el sujeto prendió la luz. La imagen del interior de la habitación fue descrita por Molina mientras repetía, entre sus palabras, la frase "Yo traté de hacer lo que pude".
"Entré detrás del médico a ver si los podíamos salvar pero ya estaban muertos", contó. De acuerdo con lo dicho, Darwin Felipe Beltrán estaba acostado sobre la cama, con los brazos tras su cabeza en estado de reposo. En el cuarto no había rastro de sangre, solo una macha que quedó grabada en la ventana como un recordatorio de lo que se vivió en aquellas paredes.
El suelo estaba limpio como el del exterior, mojado, al igual que el sujeto. Y sobre el catre, arropados con una cobija hasta la altura del cuello, estaban los dos menores de edad, de 4 y 7 años, cuyo fallecimiento fue confirmado minutos después por las autoridades al ingresar a la casa.
La reacción de Molina, contó, fue inmediata. Tomó a Beltrán, lo alejó de la cama para que el médico pudiese revisar a los niños y lo arrastró a la calle. Javier Taborda, otro de los hombres que había ingresado a la vivienda, exclamó que al ver la escena "el alma casi se me sale".
"Yo salgo corriendo. Fui y les dije a los vecinos que los niños había fallecido. No se pudo hacer nada", declaró.
Hacia las 6 de la tarde, la tranquilidad de ese barrio residencial se alteró luego de que se escucharan gritos de los menores dentro de la vivienda. MAURICIO MORENO EL TIEMPOTan pronto Molina sacó de brazos y pies al señalado homicida fuera de la casa, tal y como se puede ver en diferentes videos publicados en redes sociales, el hombre comenzó a ser atacado con patadas, puños y tablas por las personas que se encontraban allí.
Debido a la magnitud de los golpes que le estaban propinando, un hombre que salía del lugar intercedió, junto con un policía, que llegó a los pocos minutos, para que no le pegaran más y así subirlo a la patrulla.
Testigos le contaron a EL TIEMPO los momentos de horror tras el asesinato de los dos niños. MAURICIO MORENO EL TIEMPOSegún los testimonios de vecinos y transeúntes a EL TIEMPO, en el barrio no se habían escuchado peleas provenientes de la casa antes de percatarse del hecho. Incluso, uno de los vecinos cuenta que, en días anteriores, había hablado con el señalado responsable y le había dicho que tuviera cuidado por los casos de violencia contra menores conocidos últimamente.
A lo que Darwin Andrés habría respondido: "Le llega a pasar algo a mis niños y yo me muero”.
Actualmente, unidades de criminalística adelantan labores de recolección de pruebas para dar a la Fiscalía las herramientas necesarias para determinar la responsabilidad en el macabro asesinato.
El presunto responsable está a disposición de la Fiscalía y espera por la primera audiencia en un juzgado de control de garantías.
La Secretaría de la Mujer le dijo a EL TIEMPO que la madre de los niños no tenía atenciones previas por parte de este organismo ni tampoco por parte de Comisaría de Familia en el año 2019. No obstante, Darwin Felipe Beltrán tiene antecedentes por violencia intrafamiliar, además de procesos por receptación y encubrimiento.
Este mismo organismo dijo que la mujer está en compañía de sus familiares y están en su contacto para brindarle protección en tan difíciles momentos.
REDACCIÓN ÚLTIMAS NOTICIAS.
Laura Nathalia Quintero