Con 20 votos a favor y solo uno en contra, correspondiente a José Luis Marín, del Pacto Histórico, el Concejo de Medellín aprobó este lunes el proyecto de vigencias futuras por $1,49 billones de pesos que la alcaldía de Federico Gutiérrez pretendía para, según ha dicho, cumplir en la mayor brevedad con el plan de desarrollo.
Hay que aclarar que estos recursos no comprometen las finanzas de la ciudad más allá del 2027, cuando termine la administración de Gutiérrez, sino que son, por decirlo en palabras coloquiales, un adelanto sin intereses para los próximos años, especialmente para el 2025 y 2026 de plata con la que el distrito tiene presupuestada recibir en el cuatrienio.
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La administración ha defendido la solicitud de estos recursos, asegurando que son necesarios para la “ejecución y continuidad de proyectos estratégicos durante los años 2025, 2026 y 2027, que impulsarán el desarrollo de la región”.
De estos $1,49 billones, $193.530 millones son vigencias futuras ordinarias, es decir, que son para proyectos que se iniciaron con presupuesto de este año. El resto, $1,3 billones (87% del total solicitado), son para inyectarle a los presupuestos de los años venideros.
De las vigencias futuras ordinarias se destinarán en 2025 $180.445 millones para la secretaría de Infraestructura y $13.085 millones para la Institución Universitaria Pascual Bravo. Por su parte, de las excepcionales también habrá $23.100 millones en 2025 para Infraestructura y $81.600 millones para la secretaría de Gestión y Control Territorial. No obstante, la mayoría de los recursos. $1,2 billones (cerca del 80%) que deberán ser invertidos entre 2025 y 2027 irán destinados a la secretaría de Educación.
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Las obras y los programas puntuales que se financiarán con estos recursos son: el Metro de la 80, Parques del Río Norte, mejoras al campus del Pascual Bravo (un ascensor, un jardín infantil y mantenimiento en general), el proyecto Unidos por el agua, con el que se busca llevar acueducto y alcantarillado a 50.000 familias de la ciudad, la construcción de tres nuevos megacolegios y el mantenimiento de más de 100 instituciones educativas y, finalmente, el mejoramiento y construcción de la malla vial de la ciudad.
La propuesta presentada por la alcaldía distrital contó, como era de esperarse, con el apoyo de la mayoría de concejales que forman coalición de gobierno y de aquellos que se han declarado como independientes. Solo José Luis Marín, el único que es abiertamente de oposición al gobierno de Gutiérrez se opuso, como lo ha hecho con todas la mayoría de las iniciativas que ha presentado la administración de la ciudad.
Aunque Marín reconoció que estos recursos serán destinados para “proyectos de relevancia”, en su concepto en el proyecto no hay suficientes herramientas que garanticen el control político y el seguimiento para que se haga un buen uso de los recursos.
“En este proyecto, el alcalde pidió autorización de vigencias futuras, sin explicar satisfactoriamente para nuestra curul, porque se “empaquetaron” vigencias para el mantenimiento de colegios o grandes obras, con la construcción de un ascensor o el suministro de servicios de aseo y cafetería”, expuso Marín Mora.
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Por su parte, el presidente del Concejo, Andrés Tobón, defendió la iniciativa y manifestó que las vigencias futras eran “modelo de ejecución presupuestal de un recurso que está bien planeado y que se espera con certeza en el futuro. Es una plata que Medellín sabe que le va ingresar por asuntos vinculados a tributos, a los impuestos, a los recursos que Medellín tiene proyectado, es el recurso por la buena funcionalidad de EPM”.
A su turno, el economista y concejal del Centro Democrático, Luis Guillermo Vélez, agregó que las vigencias futuras para un gobierno era lo mismo que la deuda para una empresa y que ninguna actividad económica se extiende en el tiempo sin estas herramientas de financiación. “Cuando se aprueba la deuda, uno aprueba inmediatamente que en un tiempo hay un dinero que se dedicará a pagar esta deuda”, concluyó.