El expresidente César Gaviria permanecía impávido con un dejo de indiferencia. Con el reposo de sus 77 años, se limitaba a observar desde su poltrona en la tarima del Centro de Convenciones de Cartagena. De lejos –resguardado por simpatizantes y luego por policías–, veía y escuchaba el conato de trifulca que ocurría a solo unos metros por cuenta de algunos iracundos que reclamaban por reglas de juego transparentes y el derecho a poder hablar en la Convención Liberal.
Hubo manotazos, agarrones y empujones. Pero el expresidente continuaba sosegado con la misma pasividad con la que minutos antes había escuchado el “fuera Gaviria, fuera Gaviria” que contrastó también con el “fuera Petro, fuera Petro”. Con idéntico talante recibió su triunfo como director del Partido Liberal por otros dos años más. 582 de los 750 delegados lo apoyaron. Al menos siete de cada 10.
Fueron algunos de sus más efusivos seguidores y escuderos quienes lo rodearon y montaron la fiesta, ayudándolo para ponerlo de pie. No hubo discurso, ni palabras del exmandatario, salvo las del protocolo inicial para instalar la Convención y ratificar la consigna del cónclave: “construir sobre lo construido”.
La foto que muestra a los que rodearon al expresidente permite identificar qué congresistas están del lado del ala gavirista, quienes –según coincidieron al menos tres fuentes consultadas por EL COLOMBIANO–, son los que llevan la batuta en el corazón del Directorio Nacional para la toma de decisiones con la venia del recién reelecto director.Contexto: César Gaviria vs. petrismo: así va la disputa por el control del Partido Liberal
“Hay gente usando a Gaviria. A él le propusieron ser director vitalicio, porque este era el momento de revitalizar al Partido, pero hay gente detrás que quiere entronarse y está acabando con la colectividad”, dijo a este diario un senador que pidió no ser nombrado para evitar represalias.
Quien sí habló con nombre propio fue el representante Juan Carlos Losada, uno de los más férreos opositores del expresidente. Aseguró que, con el auspicio de Simón Gaviria (hijo del expresidente), varios senadores como Lidio García, Mauricio Gómez Amín, Juan Pablo Gallo o Fabio Raúl Amín –por encima de los representantes a la Cámara– son quienes hoy manejan el liberalismo.
Lo anterior, en una suerte de dirección colegiada con Gaviria que no solo busca hacerle frente al petrismo, sino controlar la colectividad definiendo avales y apartando contradictores. “Es un petit comité que lleva las riendas. Es el séquito de Gaviria y como saben que a ninguno le da para ser director único, se reparten la tajada y mantienen al exmandatario”, reclamó Losada.“Simón (Gaviria) puso al secretario y tiene una gente que coordina todo. Son quienes quitan avales en las regiones o deciden quiénes van las listas cerradas. Ellos tienen el bolígrafo. Acá no se está fortaleciendo el Partido, se han fortalecido personas”, advirtió otro congresista bajo la condición del anonimato.
De hecho, este diario pudo conocer qué previo a la Convención, en un intento por apaciguar los ánimos, el propio César Gaviria estuvo dispuesto a negociar y a conversar con el sector independiente en búsqueda de una dirección colegiada con miras a repartir la torta del poder en las huestes liberales.
Sin embargo, “fueron esos senadores los que se opusieron y terminaron rodeándolo para que ni dialogara”, dijo uno de los congresistas que asistió al cónclave.
Ese sector independiente y con visos petristas responsabiliza a Gaviria y los suyos de haber fijado reglas durante la Convención que habrían favorecido su arrollador triunfo. Entre ellas, que los caciques liberales –actuando como delegados–, pudieran votar en nombre de otros convencionistas o que hubiese vía libre al polémico “silencio positivo”, una figura a través de la cual la no participación o silencio de los delegados en decisiones se tradujera en un voto a favor de lo que determinara la actual Dirección.Lea aquí: (Video) Tensión en la Convención Liberal: se escuchó el “fuera Petro”, pero también “fuera Gaviria”
En respuesta a la andanada de señalamientos, la bancada liberal en el Senado contestó y rechazó de plano esas tesis. Según los congresistas que respaldan a Gaviria, lo que se buscó atajar fue la toma del Partido por parte del petrismo, que depositó en el exministro Luis Fernando Velasco sus esperanzas para lograr los respaldos del liberalismo con miras a las presidenciales de 2026.
“Le dijimos a Petro no. La Convención le dijo no y le dijo sí a Gaviria, que desde el primer día le ha dicho no a sus reformas, y no a destruir para construir (...) la bancada de Cámara, en su gran mayoría petrista que acompaña al Gobierno, le dijo ‘nosotros lo acompañamos en algunas cosas, pero no se meta en nuestra casa’. El Partido está unido”, ratificó el senador Gómez Amín.
“El Partido Liberal no se puede convertir en un apéndice del Pacto Histórico como lo trataron de hacer aquí en un golpe de mano. El Partido tiene que ser independiente”, declaró por su parte el senador Miguel Ángel Pinto.
Al parecer, de la mano de la mayoría de la bancada en Senado, lo que hay de fondo es el interés de Gaviria por montar una coalición con otros sectores que les asegure el poder en 2026. “Es evidente que el expresidente no tiene el mismo vigor de años anteriores. No sale de su casa en La Calera (Cundinamarca). No recorre los departamentos, ni está en la tarea de armas listas. Solo está preocupado por hacer una coalición con sectores de derecha en 2026”, dijo el representante Losada a este diario.
Dicha coalición, coincidieron las fuentes, estaría conformada por partidos tradicionales como La U, el Partido Conservador o el Centro Democrático. De hecho, no fue gratuito que en el segundo día de la Convención Liberal este viernes en Cartagena desfilaran el presidente del Senado, Efraín Cepeda –expresidente de los godos–; la exgobernadora Clara Luz Roldán y el exregistrador Alexander Vega, codirectores de La U, o la senadora uribista Paloma Valencia.
Para el profesor Jorge Iván Cuervo, analista político y profesor de la Universidad Externado, hoy por hoy “Gaviria y el secretario General del Partido controlan los avales que se entregan en las regiones para gobernaciones, alcaldías, asambleas y concejos. Ahí está su poder: la entrega de avales. Por ello, los parlamentarios se le revelan en la discusión de proyectos, pero el control político lo conserva Gaviria. Además, recibe los recursos que gira anualmente el Estado”.
La puja ya está zanjada entre aquellos sectores que le copian a Gaviria y le apuestan a la coalición de centro-derecha, y quienes promueven la independencia y, aunque no se consideran petristas, se consideran más afines a las ideas que hoy agrupa el Pacto Histórico.
“Hay que volver a las bases. La defensa del más humilde, el campesino, las madres cabeza de familia. Hay que quitarle esas banderas a Petro. El magisterio era liberal, por ejemplo. Lo tenemos que reconquistar, son causas de nosotros”, manifestó a EL COLOMBIANO el senador Alejandro Carlos Chacón, uno de los que intentó competirle a Gaviria.
Tras su reelección, Gaviria se despachó en contra del presidente Gustavo Petro. No solo hizo un crudo balance de su Gobierno, sino que lo calificó como “un cambio para el mal del país”, llegando a advertir que “está destruyendo” Colombia.
Las declaraciones de Gaviria se dan horas después de que Petro se pronunció sobre la convención, reclamó indirectamente que “no hay partido”, que hay “intereses personales” e incluso, instó a las fuerzas políticas democráticas a “rehacerse”.
Frente a ello, Gaviria reveló, divulgó su discurso y dijo que el de Petro “será uno de los gobiernos más flojos y difíciles de entender”.Siga leyendo: Expresidente César Gaviria le gana el pulso al petrismo: fue reelegido en la dirección del Partido Liberal