Al menos 95 personas han muerto por las torrenciales lluvias en el sur y este de España, donde se registraron las peores inundaciones en un siglo. En la devastada Valencia, las alarmas gubernamentales fueron enviadas por SMS ocho horas después de que los barrancos comenzaran a desmoronarse. La gente se cuestiona si la desgracia pudo haber sido evitada.
La falta de prevención abre un mar de interrogantes tras la fatídica DANA en España. Las autoridades españolas registran al menos 95 muertos producto de las potentes inundaciones que azotaron el sur y el este del país este 29 de octubre. El desastre se intensificó en la comunidad de Valencia, donde se reportó la mayoría de las víctimas mortales.
“La primera calificación subjetiva es que esta gota fría (otra manera de llamarle a la DANA) es la más adversa del siglo en la Comunitat de Valencia, con un impacto y registros superiores a la DANA de septiembre de 2019”, explicó la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) de la Comunidad Valenciana a través de una publicación en su perfil de X.
Durante la noche del 29 de octubre, imágenes terroríficas de calles inundadas, autos volcados y personas atrapadas con el agua hasta el cuello acapararon las redes sociales. También inundaron las redes los mensajes de solidaridad y del servicio Emergencia 112 – la línea de emergencia en Valencia– para recibir información oficial sobre los operativos de rescate comandados por los cuerpos estatales en la zona.
Ya en la mañana del 30 de octubre, los mensajes cambiaron a un tono de duda e indignación. Numerosas voces han cuestionado la lentitud con la que el Gobierno de Valencia lanzó las alertas propias del sistema ‘Es-Alert’, implementado desde 2023, para enviar mensajes por SMS a los teléfonos celulares de los habitantes dentro de zonas de riesgo en caso de catástrofe.
Los críticos argumentan que, debido a la tardanza en la emisión de las alertas, muchos ciudadanos salieron a las calles a trabajar, algunos víctimas de las presiones de sus empresas, y otros tantos no tomaron las medidas necesarias para resguardarse, lo que, al final, generó la catástrofe, con más de 90 decesos reportados hasta el momento.
¿Por qué el Gobierno estatal tardó tanto en emitir las alertas?; ¿Por qué había trabajadores en las calles mientras caía el equivalente a un año de lluvias en la zona?; ¿Un operativo preventivo más amplio pudo haber evitado la tragedia?; son algunas de las preguntas de la población española.
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“No se pueden lanzar así como así”: la cronología del desastre
Desde la semana pasada, la AEMET había empezado a lanzar comunicados advirtiendo sobre la formación de una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que afectaría “varias zonas” en el territorio español. La DANA es un fenómeno meteorológico que se forma tras el choque de una masa de aire frío en altura con aire caliente de la superficie, lo que provoca fuertes lluvias en donde azote.
El 25 de octubre, la agencia meteorológica emitió una primera nota informativa en donde avisaba de “lluvias muy fuertes y localmente persistentes, más probables durante el martes 29 (de octubre)”. El mismo día, uno de los científicos de la AEMET, Juan Jesús González Alemán, alertaba que, si el fenómeno seguía la evolución pronosticada, tenía “el potencial de entrar al grupo de las de alto impacto”. “De las que pueden serán recordadas en la vertiente mediterránea”, escribió el meteorólogo español en su cuenta personal de X.
Las alertas de la agencia meteorológica se agravaron en la mañana del 29 de octubre. A las 08.00 hora local, la AEMET confirmó el peligro que representaban las lluvias torrenciales en la zona, decretando a la región del litoral sur de Valencia como una “zona roja”. Además, alertó que las precipitaciones podían provocar “crecidas e inundaciones” y urgió a la ciudadanía a no desplazarse hacia dicha región, salvo que fuera “estrictamente necesario”.
El sistema de la AEMET para medir el peligro devenido de fenómenos naturales se divide en colores: verde, cuando no hay riesgo; amarillo, para “riesgo bajo”; naranja, para “riesgo importante”, y rojo, cuando ya existe un “peligro extraordinario”. Las alertas de la AEMET funcionan primordialmente para informar a la población sobre el desarrollo de una amenaza, pero también para advertir a los organismos públicos correspondientes, con el objetivo de iniciar los preparativos de contingencia y aminorar cualquier afectación humana.
Tras el primer aviso, la agencia meteorológica lanzó hasta cuatro advertencias similares en el transcurso del día, acompañado de un seguimiento en vivo sobre la evolución de la DANA y constantes actualizaciones al respecto. Pero el Gobierno de Valencia no hizo lo mismo.
El presidente del Gobierno de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, se pronunció alrededor de las 18.00 horas en una rueda de prensa, donde expresó que el temporal estaría “disminuyendo” en su entrada a la comunidad, además de pronosticar una desviación hacia la localidad de Cuenca.
Mazón afirmó no haber recibido “ninguna alerta hidrológica con respecto a ningún embalse”, aunque el Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat – el servicio de emergencias – ya había advertido sobre el desbordamiento de un caudal aledaño.
Mazón, proveniente de una alianza regional entre el conservador Partido Popular (PP) y la ultraderecha de Vox, desmanteló a principios de año la recién creada Unidad Valenciana de Emergencias, un organismo creado por su antecesor, Ximo Puig, para enfrentar de manera más efectiva cualquier catástrofe en la comunidad, incluidas las producidas por fenómenos naturales.
Así, el día transcurrió hasta la noche del 29 de octubre, cuando las torrenciales lluvias desataron el caos en Valencia. La primera alerta del ‘Es-Alert’ no llegó a los celulares hasta las 20.00 horas, cuando la crisis ya había explotado, y en algunas otras regiones sonó hasta una hora después.
El 30 de octubre, el jefe de los Bomberos en Valencia, José Miguel Basset, excusó el actuar del Gobierno local, argumentando que los protocolos de aviso gubernamental “están regulados y son protocolarios”. Dijo que los cuerpos estatales actuaron de manera “secuencial” al desarrollo de la DANA. “No se pueden lanzar (alertas) así como así”, mencionó.
“Tenemos que pensar que estos avisos llegan a miles de personas y que una mala manipulación de esa información puede generar el efecto contrario a lo que se está pretendiendo”, expresó Basset.
¿Cómo funciona el ‘Es-Alert’?
Implementado apenas en febrero de 2023, el sistema ‘Es-Alert’ es la modalidad con la que los centros de emergencias en las comunidades españolas pueden alertar inmediatamente a los ciudadanos sobre posibles situaciones de urgencia en sus cercanías.
Cuando la Administración estatal lo cree oportuno, en un esfuerzo que debe de ser coordinado entre el centro de emergencias de las comunidades y el Ministerio de Interior español, el ‘Es-Alert’ envía miles de mensajes de texto a todos los teléfonos celulares que se encuentren dentro de una zona de peligro.
Durante la DANA del 29 de octubre, el mensaje enviado a las 20.00 horas – ya con las inundaciones materializadas – esbozaba una advertencia meramente preventiva e informativa, alertando que se avecinaban lluvias intensas, desaconsejando a la población salir de sus casas y pidiendo atención a nuevos mensajes. Una hora después, el ‘Es-Alert’ envió un nuevo texto específico para las zonas de L´Horta Sud, Boya de Bunyol, Ribera Baixa, y Ribera Alta.
“Por las fuertes lluvias, se recomienda que permanezcan en sus casas. En viviendas y zonas próximas a ríos, cauces, barrancos o ramblas, permanezcan alejados y en zonas elevadas”, se podía leer en el mensaje.
El ‘Es-Alert’ es la manera más fácil de que la información proveniente de los servicios de emergencia llegue a la ciudadanía. Aunque el perfil oficial en X de Emergencia 112 llevó un monitoreo cercano del desarrollo de la DANA, las actualizaciones no tienen un impacto efectivo en la prevención del desastre, ya que solo el 21,8% de los españoles utiliza habitualmente dicha red social, según un estudio de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.
“No se incorporaron adecuadamente los mensajes de alerta”, remarca ministro
Por su parte, el secretario de Estado para el Medio Ambiente, Hugo Morán, admitió que, aunque los mecanismos de predicción meteorológica funcionaron “perfectamente”, la actuación posterior a los informes especializados no fue la adecuada.
Agregó que la crisis climática obliga a los Gobiernos a actuar con mayor rapidez ante fenómenos que se desarrollan de manera inestable.
“Esos fenómenos naturales con los cuales estábamos acostumbrados a convivir están adquiriendo unas dimensiones que son desconocidas y los mecanismos de respuesta no están adecuados para esas dimensiones”, mencionó Morán en una entrevista para la agencia EFE desde la COP16 de Biodiversidad en Cali, Colombia.
“Nadie tiene que trabajar poniendo en riesgo su vida”
El malestar en torno a la ineficacia gubernamental en el envío de las alertas se materializó en la noche del 29 de octubre, cuando usuarios denunciaron que trabajadores de la región se quedaron atrapados en su lugar de trabajo, además de repartidores que salieron a las calles en medio de las lluvias torrenciales.
El diario ‘El País’ señala que en centros comerciales valencianos como ‘Bonaire’ o ‘NM4’ no dejaron salir a sus empleados, a pesar de la emergencia en la zona.
Tras el desastre, la vicepresidenta española, Yolanda Díaz, pidió a los empleadores de la región que “preserven la vida de sus empleados”, destacando que la Ley de Prevención de Riesgos Laborales ampara a los trabajadores para faltar a su labor en caso de “riesgos graves e inminentes” al momento de realizar sus actividades. Díaz ha recalcado que los trabajadores “no deben tener ningún tipo de miedo”.
“Nadie tiene que trabajar poniendo en riesgo su vida. Lo que está pasando es muy grave. No deben tener ningún tipo de miedo”, sentenció Díaz. Las multas a las empresas que pongan en riesgo la vida de sus trabajadores alcanzan casi el millón de dólares.
La DANA del 29 de octubre se ha convertido en una de las catástrofes naturales más mortíferas que ha experimentado España en la modernidad, con una innegable fuerza inherente que, junto a su desarrollo impredecible e intensificado con el cambio climático, generó por sí misma un nivel de peligro altísimo para la población.
Con información de medios locales