Algo extraño sucedió con la anunciada salida de Luis Carlos Leal de la Superintendencia de Salud que hasta ahora no ha sido finiquitada por la Presidencia. EL COLOMBIANO conoció en primicia el video de la despedida que le dieron al alto funcionario el martes pasado en la Súper luego de una confusión, porque la noticia se conoció esencialmente por la prensa.
Leal, que es médico y antes fue concejal de Bogotá, llegó a la entidad el pasado 8 de febrero y era visto como una de las fichas más afines al proyecto del Gobierno en el sector y con ese estilo activista que caracteriza ahora al petrismo. No duró más de nueve meses, pero los detalles de su salida han dejado un listado de preguntas que parecen incomodar en los pasillos de la Casa de Nariño.
En contexto: Atención: Luis Carlos Leal sale de la Superintendencia de Salud y llega al INS.
La confirmación de su salida, según supo este diario, la dio la directora del Departamento Administrativo de Presidencia (DAPRE), Laura Sarabia, a algunos medios. Luego, otros funcionarios en Presidencia también confirmaron y Leal prácticamente se enteró por los titulares de los medios. Una vez le ratificaron que era cierto, el superintendente envió su carta de renuncia a Palacio para que fuera aceptada pero hasta el cierre de esta edición eso no había pasado.
Leal citó a los funcionarios más cercanos de la Superintendencia para darles las gracias y despedirse el martes pasado. El equipo directivo, en el video mencionado, dice no entender la decisión. Hubo lágrimas y rostros de confusión porque los mensajes del Gobierno hasta ahora habían sido contrarios y el superintendente estaba empezando a ser visto como un funcionario comprometido con el proyecto del Gobierno y la pelea directa con las EPS que Petro ha querido dar, incluyendo la reforma a la salud en la que estas pasan definitivamente a un papel de trámite como gestoras y no como administradoras de los recursos.
”Vivimos un momento muy chévere, y eso me deja el corazón lleno. Me voy muy muy feliz y espero que todos ustedes sepan que hicimos las cosas como teníamos que hacerlo. Dimos todo en la cancha y lo que siento es una gratitud inmensa por encontrarme con ustedes en este momento histórico con la responsabilidad que teníamos. El país tiene que estar muy agradecido por el trabajo que hicimos en la entidad, quedan no sé cuántos días porque todavía no hemos hecho el proceso de definir con el nuevo superintendente cómo será este tránsito”, dijo Leal a sus funcionarios.
Varios funcionarios lloraban mientras Leal hablaba y lo aplaudieron durante varios segundos. Una de las funcionarias tomó luego la palabra y mostró su inconformismo con la decisión desprendida desde el Gobierno: “Fuimos muy afortunados de haber conocido a un ser humano con estas calidades y cualidades. Yo tengo 41 años de ejercicio profesional y les aseguro que del jefe que más me siento orgullosa es de este hombre. Hiciste la tarea muy bien, diste a conocer la Superintendencia en todos los territorios, a la Supersalud la respetan, ahora es muy importante y lo debemos a un verdadero lider (...) La gente que lucha por sus convicciones es la que necesita este país, no necesitamos gente doble cara”.
¿Y entonces qué pasó?
Hay un dato revelador que arroja luces sobre una pelea que viene dándose en los altos cargos del sector salud, al tiempo que el Gobierno intenta emprender por segunda vez la reforma a la salud que ya tuvo ponencia en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes. Una fuente que conoce los movimientos del sector aseguró que hay algo que resulta incomprensible. “Cuando Ulahí (el anterior superintendente) salió, la única que quedó fue la esposa del ministro Jaramillo. Ahora, a la única que no se le pidió la renuncia fue justamente a ella. Y parece que la encargada mientras llega el nuevo, es una persona que es mano derecha de ella también”.
En efecto, la esposa del ministro de Salud trabaja en la Superintendencia desde septiembre de 2022, y en este Gobierno asumió un papel de mucha relevancia en las decisiones de las investigaciones a los actores del sistema. Beatriz Eugenia Gómez fue nombrada superintendente delegada para Prestadores de Servicios de Salud, es decir uno de los cargos con más poder en las decisiones sobre las EPS. Gómez ineludiblemente tiene una conexión inmediata con el Ministerio del que la entidad no depende en términos exactos, porque se asume que los superintendentes son delegados directos del presidente de la República según la Constitución.
Según conoció EL COLOMBIANO, la relación entre Leal y Jaramillo no fue la mejor porque el superintendente estaba más cerca de la exministra Carolina Corcho y esta, a su vez, no se ha entendido de una forma armónica con el ministro para la defensa de la reforma y los acuerdos con los actores. Lo cierto es que la esposa del ministro sigue con su cargo en la Superintendencia y eso garantiza al Gobierno control sobre la entidad.
El poderoso lobista
Pero también hay otra historia que tiene que ver con el papel que ha venido jugando un poderoso lobista del sector salud, quien se vio afectado por Leal. Lo primero que hizo el superintendente una vez se enteró de que su salida era real, fue publicar un comunicado que llevaba el nombre de Mario Andrés Urán en el primer párrafo.
“En respuesta a una denuncia recibida el 22 de septiembre de 2024 sobre la posible injerencia de Mario Andres Urán en la administración y manejo de los recursos de la salud en diferentes EPS, la Superintendencia Nacional de Salud a través de su delegada de Entidades de Aseguramiento en Salud y en ejercicio de sus competencias, tomó la decisión de adelantar acciones inmediatas”, dice el texto oficial de la entidad.
Luego explica que las investigaciones involucran a cuatro EPS, tres de las cuáles están en poder de agentes interventores delegados por el Gobierno, luego de que la Superintendencia tomó control de ellas. Las prestadoras investigadas son CooSalud, no intervenida, y Servicio Occidental de Salud S.A, Asmet Salud EPS, y Emssanar, las tres en intervención por el Gobierno en Cartagena, Cali, Popayán y Pasto.
El comunicado menciona a Urán cuatro veces y lo acusa de “confabularse” para direccionar contratos de las EPS a unas clínicas y hospitales específicas; concentración de pagos a esas mismas clínicas y hospitales de manera injustificada; y supuestas solicitudes de autorización a Urán por parte de los agentes interventores sin que este tuviera ninguna responsabilidad en esas delegaciones.
Dos fuentes que conocen el sistema, porque han trabajado durante décadas en él, aseguraron que Urán es un lobista de peso en el sector salud que tiene amigos poderosos en la política y habría logrado acercarse a Palacio. La pregunta es si Leal estaba siendo lo suficientemente independiente del poder en Casa de Nariño y se convirtió en un personaje incómodo por los intereses de cara a los consensos que necesita el Gobierno en el juego político por la reforma. “Urán estuvo en Caprecom, luego en Roche en donde hacía lobby y en eso se mantuvo varios años. Tiene amigos poderosos en el Congreso”, dijo la fuente.
Las pesquisas de la Superintendencia hablan también de “perfilamiento” a funcionarios de la entidad y “favorecimiento a laboratorios y marcas específicas” en un supuesto plan en el que identificó a Urán a la cabeza. Todos estos hechos fueron dados a conocer en una denuncia formal a la Fiscalía y hasta ahora no han sido probados.
Ese fue el último comunicado que publicó la Superintendencia de Leal mientras el presidente ha optado por el silencio desde la Cop 16 en Cali. Pero hay certeza en que las investigaciones de la Superintendencia contra Urán iniciaron a finales de septiembre y Palacio confirmó la salida del superintendente Leal solo un mes después.
La directora del Dapre también se ha mantenido en mutismo y en el Pacto Histórico es notorio un sentimiento de rechazo a la decisión de sacar a Leal porque este estaba viajando a los territorios, atendiendo a las personas directamente en las farmacias en una campaña de marketing que funcionó para la entidad, y defendiendo la agenda de derechos de la comunidad LGBT. Hasta este viernes el plumazo aceptando su renuncia no había salido de Presidencia, pero las preguntas siguen rondando las oficinas de la Superintendencia, la Presidencia y el Ministerio.
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