El premio Goncourt, el más prestigioso de las letras francesas, fue otorgado este año a Kamel Daoud, autor franco-argelino de 54 años, por Houris. Daoud logra una victoria literaria y política, pues esta novela ha suscitado tensiones entre Francia y Argelia, donde fue prohibida. Su editorial, Gallimard, fue excluida este año del Salón del Libro de Argel.
“Houris”, la tercera novela de Daoud, es una ficción sobre las masacres de la denominada “década negra” en Argelia. Así se conoce en ese país a la guerra civil que se extendió de 1992 a 2002. Este período es narrado a través de una joven argelina marcada en su mente y en su cuerpo por esa tragedia. Aube, una peluquera, tiene una cicatriz en el uello y las cuerdas vocales, destruidas. Su sueño es recobrar la voz, como le cuenta a la hija que lleva en su vientre.
A través de este personaje, Kamel Daoud expresa ese sentimiento tan poderoso y extraño de sentirse permanentemente impedido de ser libre. No se está lejos del significado original de la expresión “carga de plomo”, pues, en la Edad Media, era un instrumento de tortura en forma de un manto de plomo que se colocaba a un prisionero para hacerlo sufrir.
En la historia del libro, Aube, la joven, quedará marcada de por vida por esa noche del 31 de diciembre de 1999, cuando unos islamistas irrumpieron en Had Chekala y masacraron a los habitantes de este pequeño pueblo cercano a Argel. Un trauma perpetuado por su mutismo y la cicatriz que atraviesa su rostro, trágica marca de cuando intentaron degollarla a los cinco años de edad.
“Es un libro que puede dar sentido a lo que vivimos en ese país, pero nació porque vine a Francia, un país que me ha dado la libertad de escribir”, dijo Daoud.
Con el premio Goncourt el escritor franco-argelino ha obtenido la más alta distinción de la literatura francesa y entra un poco más en la Historia y en el (sub) consciente colectivo de Argelia.
Once años después de haber sido finalista con Meursault, contra-investigación (que estuvo agotado en Argelia cuando se lanzó en 2013), Kamel Daoud se convierte este año en el primer argelino en obtener el máximo galardón de la literatura francesa.
Houris, una novela prohibida en Argelia
Después de publicarse en agosto, su novela provocó una ola de emociones, reflexiones y juicios en ambas orillas del Mediterráneo. Para los argelinos, tanto en su propio país como en el exilio, cada palabra pesa cuando se habla del pasado. Especialmente cuando un autor tan riguroso y rebelde como él toma la pluma. El libro fue prohibido en Argelia. Además, la editorial, Gallimard, fue excluida este año del Salón del Libro de Argel.
Visiblemente conmovido tras el anuncio del premio Goncourt, Kamel Daoud publicó en X una antigua foto de su padre, en uniforme de gendarme, junto a su madre esbozando una sonrisa, acompañada por las palabras: “Es su sueño, pagado con sus años de vida. A mi padre fallecido. A mi madre aún viva, pero que ya no recuerda nada. No tengo palabras para agradecer”.
Nacido en 1970 en Mostaganam, Argelia, Kamel Daoud estudió literatura después de haber obtenido su bachillerato en matemáticas para finalmente convertirse en periodista. Criado en lengua árabe, eligió el francés para expresar su pensamiento. Durante mucho tiempo fue jefe de redacción del Quotidien d’Oran, donde publicó la columna diaria más leída de Argelia. También publicaba sus artículos en Facebook y en el diario electrónico Algérie-focus.
En 2008, en Argelia, y en 2011, en Francia, publicó una colección de cuentos, El Minotauro 504, preludio de su compromiso literario. En Francia ha ganado un creciente reconocimiento como cronista y observador de la política en este país y en Argelia. En 2000, obtuvo la nacionalidad francesa. Desde 2023, se ha exiliado en Francia.
Desafío al artículo 46
Como escritor exiliado en Francia, Kamel Daoud está hoy en condiciones de desafiar el famoso artículo 46 de la Carta por la Paz y la Reconciliación Nacional. Esta carta fue adoptada por referéndum en 2005 por el gobierno argelino, poco después del final de una guerra civil argelina (1992-2002) terriblemente sangrienta.
Según el artículo 46, “cualquier persona que, mediante sus declaraciones, escritos o cualquier otro acto, utilice o instrumentalice las heridas de la tragedia nacional para atentar contra las instituciones de la República Argelina Democrática y Popular” puede ser condenado a prisión.
Sin embargo, la aplicación de la Carta tuvo como consecuencia la liberación de más de 1.500 islamistas condenados por terrorismo, incluso a uno de los miembros fundadores del “Grupo Islámico Armado” (GIA).
Unos años antes, una ley sobre la “Concordia Civil” había decidido el abandono definitivo de los procesos judiciales contra los islamistas que depusieran las armas y que no fueran culpables de crímenes de sangre, violaciones y atentados con explosivos en lugares públicos.