Kamala Devi Harris nació en Oakland, California, el 20 de octubre de 1964. De ascendencia india y jamaicana, su vida es un símbolo de diversidad y del sueño americano. Sus padres, Donald Harris y Shyamala Gopalan, académicos, científicos y activistas, cultivaron en ella un fuerte sentido de justicia y de lucha por la igualdad.
De la mano de su madre, Shyamala Gopalan, una investigadora pionera en la lucha contra el cáncer de mama que emigró desde India, y de su padre, Donald Harris, un economista de Jamaica, Kamala vivió una infancia rodeada de manifestaciones y marchas por los derechos civiles. Estos eventos forjaron en ella una convicción profunda por la justicia social, un compromiso que la ha guiado a lo largo de su carrera.
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Graduada de la Universidad de Howard, una institución históricamente negra que la ayudó a conectarse con sus raíces afroamericanas, y de la Escuela de Derecho de Hastings de la Universidad de California, Kamala se abrió paso en un ámbito predominantemente masculino y blanco. Ingresó a la Oficina del Fiscal del Distrito del Condado de Alameda, donde se especializó en enjuiciar casos de agresión sexual infantil. Fue el inicio de una carrera que, en retrospectiva, podría parecer destinada a romper barreras.
En 2004, Kamala fue elegida fiscal del distrito de San Francisco. Allí, se destacó no solo como la primera mujer en ocupar el cargo, sino también como una innovadora. En un momento en que los derechos LGBTQ+ aún enfrentaban desafíos significativos, ella se convirtió en una defensora acérrima, oficiando la primera boda entre personas del mismo sexo en la ciudad tras la anulación de la Proposición 8.
Además, creó una unidad de justicia medioambiental y lanzó un programa para personas con delitos menores relacionados con drogas, proporcionando una vía hacia la educación y el empleo, en lugar de perpetuar ciclos de encarcelamiento.En 2010, como fiscal general de California, Kamala Harris supervisó el sistema de justicia más grande de los Estados Unidos, enfrentando a corporaciones y defendiendo a los más vulnerables.
Logró acuerdos históricos para proteger a las personas que habían perdido sus hogares durante la crisis financiera y a estudiantes afectados por corporaciones de educación con fines de lucro. Estas victorias marcaron su mandato como uno comprometido en defender a la clase trabajadora y a los más desfavorecidos.
Su salto a la política nacional llegó en 2017, cuando se convirtió en senadora de los Estados Unidos. Desde allí, continuó su cruzada por la justicia social, enfocándose en temas como la crisis climática, la seguridad alimentaria y el acceso a servicios de salud. Durante su tiempo en el Senado, formó parte de comités cruciales, interrogando a candidatos para la Corte Suprema y legislando en favor de la seguridad electoral en un momento de polarización y amenazas a la democracia.
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El 20 de enero de 2021, Kamala hizo historia al asumir el cargo de vicepresidenta de los Estados Unidos, como la primera mujer, la primera afroamericana y la primera surasiática en ocupar este rol. Su presencia en la Casa Blanca no solo representa un cambio de paradigma, sino que simboliza un avance en la lucha por la igualdad de género y racial.En su papel de vicepresidenta, Harris ha trabajado codo a codo con el presidente Joe Biden, impulsando políticas de impacto social y económico. Su rol ha sido clave en iniciativas que abarcan desde la reducción de costos de medicamentos, el límite al precio de la insulina, y la ampliación de la atención posparto, hasta la reforma en seguridad de armas y la inversión histórica en infraestructura y transporte público.
Además, su habilidad para unir a diferentes sectores del Senado ha sido fundamental, estableciendo un récord de votos de desempate, entre los cuales se encuentran decisiones trascendentales como la Ley de Reducción de la Inflación, que constituye la mayor inversión de la historia en la lucha contra el cambio climático. También presidió la confirmación de Ketanji Brown Jackson como la primera mujer negra en la Suprema Corte, un logro que reafirma su compromiso con una representación inclusiva en los niveles más altos del gobierno.
Kamala Harris ha recorrido un largo camino desde aquella niña que asistía a marchas en un coche de bebé. Inspirada en el consejo de su madre y con una frase que se le quedó grabada en la mente, “puede que seas la primera en muchas cosas, pero asegúrate de no ser la última”, ha construido una carrera orientada no solo a romper techos de cristal, sino también a abrir puertas para quienes vengan después.
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En su papel como vicepresidenta y ahora aspirante a la presidencia, Harris continúa promoviendo el legado de justicia, inclusión y cambio que sus padres le inculcaron desde pequeña. Si lograra convertirse en la primera mujer presidenta de los Estados Unidos, sería la culminación de un trayecto de dedicación y resistencia, y un reflejo del potencial y diversidad del país que ella representa.