Aunque el que acabó de pasar fue un puente festivo que invitaba al recogimiento por tratarse de la conmemoración del Día de los Santos Difuntos, el mundillo de la política en el país se vio alborotado por una carta sobre una “narrativa” que intenta mantener viva el presidente Gustavo Petro: la de un supuesto golpe de Estado en su contra. Los senadores Humberto de la Calle y David Luna enviaron una misiva a 56 embajadas en la que desmienten la versión del mandatario, y las reacciones agitaron este puente, en apariencia, tranquilo.
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El país ya había debatido el tema cuando el presidente Petro —no bien el Consejo Nacional Electoral (CNE) le formuló a él, como candidato, pliego de cargos, lo mismo que al gerente de su campaña, Ricardo Roa, por haber violado supuestamente los topes electorales— convocó al cuerpo diplomático acreditado en Colombia para, según él, “explicarles paso a paso cómo se ha desarrollado el golpe de Estado en Colombia y lo que vendrá en los próximos meses”. Consideró que su deber como presidente de la República era “informar al mundo de la alianza criminal que se ha forjado contra el voto popular en el país”.
Esa reunión ocurrió a mediados del mes pasado, pero aparte de las reacciones inmediatas que tuvo en su momento, hubo unas más tardías como la de los senadores De la Calle (Coalición Centro Esperanza) y Luna (Cambio Radical), que no se quedaron con la simple expresión de su opinión en contra. Los dos legisladores decidieron enviar una carta a más de medio centenar de legaciones diplomáticas extranjeras en la que manifiestan su preocupación por “la narrativa reciente y creciente, especialmente en el discurso presidencial, que sugiere la posibilidad de un ‘golpe blando’ en Colombia”.
“Queremos ser claros: en nuestro país no hay indicios de desestabilización política o institucional”, escribieron tajantemente los dos senadores, y agregaron, desde el primero de los cuatro párrafos que contiene su carta, que “Colombia respeta profundamente sus instituciones democráticas y mantiene un calendario electoral estable y confiable”, lo cual fue suficiente para que a lo largo del puente festivo se levantaran vientos a favor de De la Calle y Luna, y en contra, como los de la tormenta tropical que tiene amenazado el Caribe colombiano.
Los detractores no les reconocieron ninguna facultad a los dos senadores para interactuar con los diplomáticos acreditados en el país, como si los legisladores fueran entes aislados. Incluso, apelaron a los ataques personales e hicieron de De la Calle un objetivo para agredirlo por su edad, y a Luna, con epítetos que lo descalifican como persona y como senador. Fueron tan reiterados y sistemáticos los comentarios negativos que podría pensarse que se originaron en alguna bodega.
La animadversión contra De la Calle y Luna se debió incrementar por lo que les escribieron a los embajadores unas líneas más abajo: “Nuestra inquietud radica en el discurso del presidente Gustavo Petro, en relación con las interacciones entre las ramas del poder. Amplios sectores de la ciudadanía y la sociedad civil han solicitado al mandatario que respete el equilibrio de poderes y la autonomía de las instituciones, elementos esenciales para una democracia sólida y la estabilidad institucional”.
Los defensores de los dos senadores, sin embargo, sí encontraron ajustadas a la realidad las afirmaciones contenidas en la misiva. Incluso, alguno de ellos encontró “una gran falla en esa carta”, que tiene que ver con el hecho de que “no mencionaron que la campaña de Petro violó los topes electorales razón por la cual está siendo investigada. En ese orden de ideas Gustavo Petro ocupa la presidencia de forma ilegitima, el golpe blando viene de él”.
Si bien De la Calle y Luna no escribieron nada de eso, sí aseguraron que “la construcción de una narrativa que sugiera lo contrario [la estabilidad institucional] es alarmante, ya que puede sembrar desconfianza y fomentar un clima de incertidumbre que no contribuye a la democracia”. También dijeron estar preocupados porque desde la presidencia “se use un discurso que, en lugar de promover la unión y el respeto interinstitucional, genere divisiones innecesarias”.
Estas líneas, las últimas del mensaje porque después vino el último párrafo de despedida (“Agradecemos su tención a esta comunicación y manifestamos nuestro interés en reunirnos con usted para dialogar sobre la situación de Colombia. Esperamos fortalecer las relaciones diplomáticas y asegurar que el respeto por las instituciones siga siendo fundamental en nuestro sistema democrático”), agitaron aún más las ventiscas políticas, por las que les cayeron más rayos y centellas a los dos senadores.
“Y a nombre de quien???”, inquirió alguno a los legisladores, queriendo saber en representación de quién habían mandado la carta a los embajadores. En principio, habría que recordar que De la Calle fue uno de los senadores más votados y llegó a esa corporación con más de 187.000 votos y Luna consiguió su curul con más de 108.000. Además, así como el presidente Petro invoca con frecuencia que representa a los once millones de colombianos que votaron por él, otra buena porción de la población colombiana ha manifestado su rechazo a lo que dice y hace. Bien decía el novelista, dramaturgo y cineasta francés Jean Cocteau que no se debe confundir la verdad con la opinión de la mayoría. De la Calle y Luna representan a los otros colombianos.
Pese a que otros de los comentarios contra De la Calle y Luna aseguraban que las relaciones internacionales corresponden exclusivamente al Gobierno (“Y a Ud quien le dijo que en sus manos estaba la actuación con organismos internacionales?”), tres de las de 56 embajadas a las que les escribieron aceptaron durante este tormentoso puente festivo hablar con los dos senadores. Debieron ver en ellos el grado de representatividad que efectivamente ostentan, y querrán oír una versión diferente a la del presidente Petro. Se trata de las embajadas de Noruega, Nicaragua y Japón.
Es presumible que, como en junio pasado, De la Calle demuestre que el Gobierno de Petro no está bloqueado en el Congreso y muestre las leyes, reformas y actos legislativos de iniciativa gubernamental aprobadas en el Legislativo. “Si miramos el balance legislativo, encontramos que el gobierno ha logrado muchas de sus metas. No hay tal bloqueo institucional”, advirtió en ese momento el senador. Incluso, hoy se podría decir que a la cabeza de los principales órganos de investigación y control (Fiscalía, Procuraduría, Contraloría y Defensoría del Pueblo) quedaron personas ternadas o propuestas por el presidente Petro.
Si bien Petro es el presidente de la República y principal responsable de las relaciones internacionales de Colombia, y tiene todo el derecho, y el deber, de informar a las naciones extranjeras las situaciones sobre Colombia que considere pertinentes, eso no quiere decir que la suya sea una verdad revelada, absoluta. Es su versión, la versión oficial de una situación específica. Pero es claro que hay otras miradas, como la de los senadores De la Calle y Luna.