Donald Trump y Kamala Harris se juegan este martes la carrera por la presidencia de Estados Unidos. Ambos candidatos utilizaron diversas estrategias con el objetivo de convencer a sus votantes, para representar a un país que tiene influencia económica y casi absoluta en el mundo.
Son 538 miembros del Colegio Electoral, quienes tienen la responsabilidad de elegir al próximo mandatario. Aunque estos compromisarios son la representación de sus partidos políticos y habitantes en cada estado, pueden incurrir en la traición y votar por el aspirante adversario. Quien logre (Trump o Harris) acumular 270 votos del Colegio Electoral, gana las elecciones.
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Cada estado tiene asignado a cierto número de representantes dependiendo de la cantidad de su población. Por ejemplo, en California hay (54) delegados y en Nuevo México solo (5). Si Kamala obtiene 26 votos del Colegio Electoral en California y Trump alcanza 27 de ellos, este último se lleva todos los votos porque le ganó por uno... es la apuesta del todo o nada.
Aunque este sistema electoral es complejo para muchos, realmente está diseñado para un país federalista. Desde mucho antes se sabe en cuáles territorios apoyan al candidato del Partido Republicano o Demócrata. En los estados indecisos es donde está la verdadera partida, porque son estos mismos lo que dan la última palabra sobre quién será el sucesor de Joe Biden.
Pensilvania (19) el más importante, Arizona (11), Georgia (16), Michigan (15), Nevada (6), Carolina del Norte (16) Wisconsin (10), New Hampshire (4), Nebraska Distrito (2).
Las presidenciales suelen realizarse el primer martes de noviembre cada 4 años, pero muchas veces se conocen los resultados días o semanas después. Esto ocurre porque son 51 estados federales que tienen cierres de urnas en horarios diferentes.
Hay distintos métodos de conteo de votos que generan un retraso en los resultados. Por ejemplo, en Nueva York se sabe desde el día de las elecciones quién ganó en ese territorio, pero en Pensilvania no ocurre igual porque el escrutinio se hace el día siguiente y por correo. Es por esto que, en 2020 Donald Trump lideraba por mucho, pero Joe Biden terminó ganando tras varios días de conocerse los resultados.
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Después de que una persona emite su voto para elegir al presidente, ese voto pasa a un conteo estatal. En 48 estados y Washington, D.C., el ganador consigue todos los votos electorales de ese estado. Maine y Nebraska asignan a sus electores con un sistema proporcional.
Por lo general se proyecta al ganador la noche de las elecciones en noviembre, cuando termina el conteo de los votos de los ciudadanos. Pero la decisión final viene con los votos del Colegio Electoral, a mediados de diciembre, cuando los electores se reúnan en sus estados.
Aunque la Constitución no exige que los electores voten por el candidato elegido por el voto popular de su estado, algunos estados sí lo exigen. Incluso, si un elector vota por otra persona, puede ser multado, descalificado y reemplazado por un elector sustituto, o incluso podría ser procesado por su estado.