Donald Trump ha hecho historia como el primer expresidente de los Estados Unidos en ser condenado penalmente y reelegido en medio de una serie de cargos judiciales que incluyen múltiples acusaciones de fraude empresarial, manipulación de registros comerciales y presunto mal manejo de fondos para influir en resultados electorales.
En uno de sus casos más emblemáticos, Trump enfrenta 34 cargos en Nueva York relacionados con la falsificación de registros empresariales en un intento de encubrir pagos ilícitos para silenciar a personas en la campaña de 2016. Cada cargo conlleva una posible pena de hasta cuatro años de prisión. Sin embargo, su equipo de abogados planea apelar la sentencia, lo que podría posponer una condena definitiva por varios años.
La condena se relaciona explícitamente con el caso de Stormy Daniels, una actriz de cine para adultos con la que mantuvo relaciones sexuales en 2006. Más adelante, en 2016, en pleno apogeo de su campaña presidencial, el equipo de Trump trabajó para mantener esta supuesta relación en secreto mediante un pago de 130.000 dólares, realizado por su abogado personal de entonces, Michael Cohen.
El objetivo del pago era evitar que Daniels hiciera pública la historia y potencialmente perjudicara sus posibilidades de ganar las elecciones. Posteriormente, Cohen confesó que el dinero fue un pago ilegal destinado a influir en la campaña de Trump y que fue reembolsado a través de la Organización Trump, con registros contables falsificados para ocultar la transacción.
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Esta revelación provocó una ola de investigaciones y, eventualmente, en 2023, Trump fue imputado por falsificación de registros en relación con este pago, lo que llevó al primer juicio penal en contra de un expresidente de Estados Unidos. Daniels, por su parte, demandó a Trump por difamación, pero perdió su caso y fue condenada a cubrir los costos legales del expresidente.
Por este caso, el próximo 26 de noviembre en Nueva York, antes de su regreso oficial a la Casa Blanca el 20 de enero, Trump deberá enfrentar el delito por “falsificación contable agravada para ocultar una conspiración para pervertir las elecciones de 2016” y podría enfrentar, en teoría, cuatro años de prisión.
Pero la posibilidad de que el juez Juan Merchan le imponga una pena de prisión parece ahora muy improbable, dadas las insuperables dificultades prácticas que supondría encarcelar a un presidente electo y luego en ejercicio, según los expertos.
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En cuanto a su candidatura a la presidencia, a pesar de las condenas y de su situación legal, nada en la Constitución de los Estados Unidos prohíbe que un candidato condenado pueda postularse o incluso servir como presidente, por lo que logró su cometido este 5 de noviembre.
De hecho, el equipo de campaña de Trump capitalizó la situación, alegando persecución política, lo que ha servido para consolidar el apoyo entre su base. La campaña recibió donaciones masivas desde su condena.
Aunque algunos críticos creyeron que esta situación erosionaría su popularidad en las elecciones de 2024, esto no fue así. Para sus seguidores más leales, Trump sigue siendo una figura de resistencia contra el sistema político que consideran corrupto, y los expertos en análisis político sugieren que, paradójicamente, los juicios podrían fortalecer su imagen entre estos sectores.
Donald Trump, en enero de este año, fue hallado responsable de abuso sexual en una demanda civil interpuesta por la escritora E. Jean Carroll. Carroll declaró que Trump la agredió en los años 90 en el probador de una tienda en Nueva York.
“E. Jean Carroll presentó este caso porque Donald Trump la agredió sexualmente en 1996, en un camerino de Bergdorf Goodman, y luego la difamó en 2022 al afirmar que estaba loca y se lo inventó todo”, dijo durante una audiencia Roberta Kaplan, abogada de la escritora.
A Carroll le concedieron cinco millones de dólares y en su momento, Trump la catalogó como una loca que se inventó todo. Aunque se desestimaron las acusaciones de violación, este fallo representó un duro golpe a su imagen pública, especialmente en el contexto de su carrera política en ascenso. Trump, sin embargo, negó conocer a Carroll y aseguró que el juicio era parte de una “cacería de brujas” en su contra.
A lo largo de los años, Trump ha sido objeto de diversas denuncias de conducta inapropiada y agresión sexual por parte de varias mujeres. Entre las denuncias más destacadas se encuentra la de Temple Taggart, ex Miss Utah, quien alegó que Trump la besó en los labios sin su consentimiento en un evento del certamen Miss USA en 1997.
Otro caso involucra a Amy Dorris, una exmodelo que afirmó que Trump la besó y tocó sin permiso en el US Open de 1997. Varias otras mujeres han detallado episodios de encuentros incómodos e inapropiados con Trump en eventos públicos o privados, desde su época como empresario y dueño de certámenes de belleza.