A pocos días del inicio de la conferencia sobre el cambio climático COP29, la ONU estimó este jueves que el mundo está lejos de ultimar su preparación ante las “calamidades” del cambio climático.
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Los esfuerzos mundiales para adaptarse al cambio climático —desde la construcción de diques hasta la plantación de cultivos resistentes a la sequía— no han seguido el ritmo del calentamiento global, que ha acelerado la frecuencia e intensidad de las catástrofes.
El año 2024 se encamina a convertirse en el más cálido registrado hasta ahora, anunció este jueves la Organización Meteorológica Mundial, y según el observatorio europeo Copernicus, casi con toda certeza será el primer año en que se supere el umbral de 1,5° C de calentamiento.
“Las calamidades climáticas son nuestra nueva realidad. Y no estamos a la altura”, declaró el jueves el secretario general de la ONU, António Guterres.
“Debemos adaptarnos, ya mismo”, añadió, recordando la lista de recientes catástrofes climáticas: inundaciones, incendios, huracanes.
Las recientes inundaciones devastadoras en España son la última ilustración de ello.
Sin embargo, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), los fondos públicos internacionales destinados a los países más pobres para medidas de adaptación están lejos de ser suficientes.
Los 28.000 millones de dólares gastados en 2022 ni siquiera cubren una décima parte de las necesidades, estimadas entre 215.000 y 387.000 millones de dólares para 2030.
En la COP26, los Estados se comprometieron a duplicar esta cifra para 2025, hasta los 40.000 millones de dólares anuales aproximadamente, pero incluso con ello, el déficit de financiación para la adaptación seguiría siendo “enorme” y “no estaría a la altura del desafío”, señaló el PNUMA.
“Los Estados deben aumentar de forma dramática sus esfuerzos en favor de la adaptación, y esto debe comenzar con un compromiso financiero en la COP29”, que comienza el lunes en Bakú, subrayó el PNUMA, instando a que esta cuestión sea “una prioridad” en los debates.
La mayor parte de los fondos públicos asignados a la lucha contra el cambio climático se destinan a reducir las emisiones responsables del calentamiento global, y no a adaptarse a sus consecuencias, que afectan especialmente a los países menos desarrollados.
Pero, recuerda Patrick Verkooijen, director general del Centro Global para la Adaptación, “ninguna nación, ninguna comunidad está a salvo”.
La ONU también enfatiza que, más allá de aumentar los fondos, tanto públicos como privados, será necesario reforzar la transferencia de tecnologías para mejorar la eficacia de las medidas de adaptación, que actualmente “a menudo son desordenadas, costosas y a corto plazo”.
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En el futuro, estas medidas deberán ser también “más anticipativas” y no solo reactivas ante las catástrofes.