Como aquella frase icónica de la serie Superman de 1940, tras los resultados conocidos en las últimas horas, el mundo entero se pregunta: ¿Es un outsider? ¿Es un sobreviviente? ¿Es un extremista? Es Donald J. Trump, el presidente número 47 de los Estados Unidos. Contra la mayoría de pronósticos, el republicano volverá a ocupar el Despacho Oval de la Casa Blanca, tras haber gobernado en 2016 con un escenario electoral diferente. En aquella ocasión, no le ganó en voto popular a la demócrata Hillary Clinton, pero sí en colegios electorales. En cambio, en las elecciones de este año, enfrentado contra otra mujer, la vicepresidenta demócrata Kamala Harris, Trump ganó el voto popular -hace veinte años no sucedía con un candidato republicano- por cerca de cinco millones de votos de diferencia y, al cierre de esta edición, tenía 295 colegios electorales contra 226, superando el número mágico de 270 que necesitaba para ganar.
“Francamente, creo que este ha sido el mayor movimiento político de todos los tiempos. Nunca ha habido nada parecido en este país, y ahora va a alcanzar un nuevo nivel de importancia”, dijo el republicano en la madrugada de este miércoles desde Florida cuando era inevitable su triunfo.
El ascenso de Trump estuvo rodeado de hechos sin precedentes propios de la épica: por pocos milímetros una bala estuvo a punto de impactar su cabeza, pero apenas rozó la oreja derecha cuando tuvo que moverse mientras hablaba de deportaciones y migración. La imagen de aquel momento, apenas comparable con intentos y asesinatos a otros presidentes del siglo pasado, lo ungió como héroe. “Mucha gente me ha dicho que Dios me salvó la vida por una razón, y esa razón era salvar a nuestro país y devolverle la grandeza a Estados Unidos. Y ahora lo vamos a hacer”, agregó en su discurso de victoria.
Atrás quedó la figura del expresidente condenado por 34 delitos en mayo de este año, relacionados con los pagos para comprar el silencio de una actriz porno, Stormy Daniels. Atrás quedaron también las acusaciones de acoso y abuso sexual cometidas contra la periodista E. Jean Carroll. Y lejos está el episodio en el que desconoció los resultados de las elecciones de 2020 cuando perdió contra el actual presidente Joe Biden, y una multitud de enardecidos seguidores invadió el Capitolio. Ni qué decir de cuando retuvo documentos clasificados de seguridad nacional en su domicilio.
La lista de cuestionamientos podría seguir con las decenas de noticias falsas que ha propagado -como la vez que dijo que los indocumentados comen mascotas como gatos y perros- o de las críticas por su estrecha cercanía con el dirigente ruso Vladimir Putin. Nada de eso, sin embargo, evitó el triunfo del republicano, que ya no es un paréntesis en la historia política de Estados Unidos y el mundo. Más que outsider, según expertos, es un catalizador de las pulsiones más profundas de una buena parte de la población -pobladores rurales estaban listos para una guerra civil, en caso de la derrota-, pero también de las necesidades urgentes, como la comida sobre la mesa o el dinero en los bolsillos.
Además de los demócratas, las encuestadoras y estadísticos consagrados también perdieron con sus pronósticos. Los sondeos reflejaban una contienda muy reñida, sobre todo en los estados pendulares o “swing states” que terminó ganando Trump por un amplio margen. Según el investigador Alejandro Rayran, en diálogo con este medio, “muchos votantes se decidieron al final”, por lo cual había un porcentaje que no estaba en los pronósticos que señalaron un empate. Para Rayran, esto muestra que las encuestas reflejaron la polarización, pero no lograron captar toda la complejidad detrás de algunos grupos particulares, como los latinos hombres o pobladores rurales.
Ahora Trump, de 78 años, gobernará desde el 20 de enero de 2025 y las decisiones que tome impactarán a Estados Unidos, a la región -Colombia, sin duda- y al mundo entero. EL COLOMBIANO revisó las propuestas del republicano y consultó a expertos sobre los temas principales de su agenda doméstica y de la política exterior, como es el caso de Venezuela, la invasión rusa en Ucrania y el conflicto entre Israel y Palestina.
Los efectos del regreso de Trump al poder llegan hasta Colombia. Históricamente, incluso bajo el mandato de Gustavo Petro, nuestro país ha sido un aliado en la región de los norteamericanos y ha mantenido -con contadas excepciones- una relación bipartidista con los republicanos y demócratas. Sin embargo, la relación política entre Petro y Trump no es buena. Hace cuatro años, en 2020, cuando el republicano perdió las elecciones contra Biden, el entonces senador dijo en Twitter (ahora X): “Me dijiste ‘loser’ (perdedor), amigo Trump, ahora yo te digo a ti: ‘loser’”. El magnate, en su momento, se refirió a Petro como un socialista seguidor de Raúl Castro y Hugo Chávez.
Este miércoles, ya como presidente de Colombia, Petro publicó en la misma red social su reconocimiento: “El pueblo estadounidense ha hablado y se le respeta. Felicitaciones a Trump por su triunfo. El diálogo norte/sur sigue vigente y la realidad del colapso climático hará que giré alrededor de su solución. La única manera de sellar las fronteras es con la prosperidad de los pueblos del sur y el fin de los bloqueos. La posibilidad progresista en EEUU no podía aplaudir el genocidio de Gaza”, dijo el mandatario.
Pero, faltando 21 meses para que termine el actual periodo presidencial, ¿de qué forma impactará la victoria de Trump a Colombia? Para el excanciller Julio Londoño Paredes, “Colombia es y seguirá siendo marginal en los intereses generales de Estados Unidos. En este momento ese país tiene una serie de problemas más importantes a nivel internacional y no creo que Colombia esté en la agenda. Hay una serie de preocupaciones, la más importante, a mi juicio, es la migración a través del tapón del Darién. El problema de la cocaína y las negociaciones con los grupos armados son otra cosa”.
En efecto, según expertos, es más la dependencia que tiene Colombia de Estados Unidos que al revés, sobre todo en términos de recursos económicos. En eso juega un papel clave el Senado y la Cámara norteamericana, que aprueba la partida presupuestal en sectores específicos. El Senado, sin embargo, también será de mayoría republicana y un eventual mandato de Harris hubiera sido más próximo a la agenda de Petro. Este miércoles, de hecho, el canciller Luis Gilberto Murillo se refirió diplomáticamente a los resultados diciendo que “cambiarán los énfasis, por supuesto”, pero que ambos países conservan buenas relaciones. Sin embargo, Murillo, que fue embajador en Washington, era reconocido por tener una estrecha relación con sectores demócratas.
“Petro se refería a Trump con calificativos desagradables cuando era candidato. Ahora Trump es presidente. De todos modos, la relación entre Estados Unidos y Colombia es muy importante. El presidente Petro ha hecho bien en enviar un mensaje así porque de otra manera podría verse deteriorada”, agrega el excanciller Londoño en diálogo con este diario.
La migración y la economía se tomaron de la mano en la campaña electoral en Estados Unidos. Fueron dos temas centrales en el discurso de Trump: “Vamos a tener que cerrar esas fronteras y vamos a tener que dejar que la gente entre a nuestro país. Queremos que la gente vuelva a entrar, pero tienen que hacerlo de manera legal”, insistió en su discurso de victoria. La narrativa difundida por el republicano, para atacar a su competidora Harris -que como vicepresidenta tuvo esa responsabilidad- es que en los últimos cuatro años han llegado inmigrantes de todo el mundo que tienen antecedentes criminales y le quitan el empleo a los demás. Como efecto dominó, uno de los sectores poblacionales que le dieron la victoria al republicano fueron los latinos hombres habilitados para votar.
EL COLOMBIANO habló con uno de ellos, el ingeniero colombiano Óscar Acevedo radicado en un estado pendular, Carolina del Norte, en donde terminó ganando Trump: “Creo que equivocadamente se habla que la economía de USA está bien, lo que pasa es que puede ser cierto a nivel macro pero el sentimiento de la gente es que la plata no alcanza, incluso para nosotros apenas llegamos a final de mes y considero que mi salario no es malo (...) Así que aunque hay trabajo y la tasa de desempleo es baja, no se progresa, el dinero no alcanza para los de a pie. Posiblemente no sea culpa de los demócratas porque creo que viene como consecuencia de la pandemia y es algo global pero ellos están en el poder y la gente siente que son culpables”, señala Óscar.
Se habla de que Trump haría una deportación masiva de indocumentados pero esa apuesta tiene complejidades técnicas y prácticas. Según el centro de estudios Pew, para 2022 había en EE.UU. unos 11 millones de migrantes indocumentados, de los cuales un 19% trabajan en el sector agrícola.
A nivel macroeconómico, en el primer periodo de Trump las cifras tuvieron un buen desempeño y percepción, según diversas encuestas. Se puede esperar que un segundo mandato tenga características parecidas, con la reducción de impuestos a la población de mayores ingresos y la imposición de un sistema de aranceles de 10% a 20% a la importación de la mayor parte de los productos extranjeros. “Trump adoptará un enfoque más proteccionista, favoreciendo a las empresas e industrias estadounidenses, especialmente en sectores vinculados a empresarios como Elon Musk, quien brindó un apoyo significativo a su campaña. Su estilo de liderazgo es patrimonialista, priorizando las relaciones familiares y de amistad”, señala el profesor Andrés Sampayo, doctor en relaciones internacionales.
En ese sentido, la economía jugó un papel determinante porque agrupa otros temas como el comercio y la migración, pero sobre todo porque toca directamente la vida de millones de personas. En la campaña de comienzos de los noventa del demócrata Bill Clinton se hizo popular una frase que hoy parece reeditarse: “es la economía, estúpido”. En estas elecciones, definitivamente, fue la economía.
Entre los mandatarios del mundo que más enérgicamente celebraron el triunfo de Donald Trump está el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu: “Tu histórico regreso a la Casa Blanca ofrece un nuevo comienzo a Estados Unidos y una vuelta al compromiso con la gran alianza entre Israel y Estados Unidos. ¡Es una gran victoria!”. En la conversación telefónica que ambos dirigentes tuvieron en la mañana del miércoles, “acordaron trabajar juntos por la seguridad de Israel y también hablaron sobre la amenaza iraní”, según un comunicado de Israel.
Pero va mucho más allá. El propio Trump se ha autodenominado “el protector de Israel” y ha instado a Netanyahu para que “consiga la victoria pronto”. Esto se traduce en que una vez en el poder, Estados Unidos seguirá apoyando a nivel económico y armamentístico a Israel en los frentes que libra en Medio Oriente, principalmente contra Irán y en Gaza. Los “reproches” y advertencias de Trump al respecto serán menores que los que ha hecho Biden y más aún Kamala en campaña.
“Debido a la afinidad de Trump con el estilo autoritario de Netanyahu, permitiría que este último actúe sin restricciones hacia Palestina. En conclusión, el conflicto podría intensificarse y el sueño de un Estado palestino permanecerá paralizado durante los próximos cuatro años”, analiza el profesor Sampayo.
Cualquiera quien fuera el ganador en Estados Unidos, con matices, mantendría el apoyo a Israel. De todos modos, el hecho de que sea Trump replantea el ajedrez para Netanyahu y le da oxígeno internacional pues ha recibido sanciones y cuestionamientos de la OTAN -a la que Trump no quiere-, la ONU y la Unión Europea.
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Invasión rusa en Ucrania: ¿Putin o Zelenski?
Si Israel tomó con júbilo el triunfo de Trump, Ucrania tiene un sabor agridulce. Durante la campaña, el republicano expresó abiertamente que el gasto económico y militar de Biden en defensa a la invasión rusa en Ucrania era excesivo y que debía recortarse. Se sabe que Trump tiene una relación “particular” con el presidente Vladimir Putin y el escenario parece complejo.
Sin embargo, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, felicitó a Trump: “Tuve una excelente conversación telefónica con el presidente Donald Trump y lo felicité por su histórica victoria aplastante; su tremenda campaña hizo posible este resultado. Elogié a su familia y a su equipo por su gran trabajo. Acordamos mantener un diálogo estrecho y avanzar en nuestra cooperación. Un liderazgo fuerte e inquebrantable de los Estados Unidos es vital para el mundo y para una paz justa”, dijo Zelenski en la red social X, en lo que expertos han interpretado como una “súplica” para que Trump reconsidere su posición de recorte de los recursos y a nivel geopolítico.
El internacionalista Jesús Agredo, quien ha estudiado este tema en detalle, explica a EL COLOMBIANO que “en el caso Rusia-Ucrania la situación es un poco más compleja porque Trump tendrá que hacer una apuesta, según se entiende él va a reducir el apoyo a Ucrania y de esa manera presionar a ese país a negociar con Rusia (...) Sin embargo, ¿dónde quedaría la influencia internacional estadounidense si a pesar de que Estados Unidos retire su apoyo la guerra no se detiene”, señala.
El excanciller colombiano Londoño recuerda que Corea del Norte envió una tropa de miles de soldados para pelear con Rusia: “Biden no ha hecho mayor cosa al respecto y eso puede ser un indicio o amenaza de que se esté configurando un eje mucho más poderoso que décadas pasadas”. ¿Qué hará Trump al respecto?
Uno de los temas que genera mayor expectativa, sobre todo en Colombia, es cómo será la relación entre Estados Unidos y Venezuela bajo el liderazgo de Trump. Si nos remitimos a su primer mandato, podríamos esperar una postura dura contra el régimen de Nicolás Maduro. “Trump siempre fue crítico del régimen venezolano y llegó incluso a considerar opciones militares para presionar un cambio en el país sudamericano”, señala el experto Alejandro Rayran.
De hecho, el exasesor de seguridad nacional de Trump en la Casa Blanca, Jhon Bolton, fue uno de los impulsores del reconocimiento a Juan Guiadó, entonces presidente de la Asamblea Nacional. A Bolton, además, se le recuerda por llevar una libreta en la que decía “5.000 militares a Colombia” en una rueda de prensa donde se anunciaron un paquete de sanciones contra la estatal petrolera PDVSA.
La Casa Blanca dijo en su momento que no había planes para enviar tropas a Sudamérica. Finalmente, Maduro sobrevivió a las sanciones de EE.UU. y a la posición de Biden, con quien negoció el intercambio de diez rehenes norteamericanos por el testaferro Alex Saab.
Las circunstancias hoy son diferentes y quizás por eso el régimen ha sido cauteloso en su reacción a la victoria de Trump: “Venezuela siempre estará dispuesta a entablar buenas relaciones con los gobiernos estadounidenses, enmarcadas en un espíritu de diálogo, respeto y sensatez”, indicó el canciller Yván Gil en un comunicado.
Lo cierto es que la posición de Trump frente a Estados Unidos ha sido dura. Durante la campaña mencionó en varias ocasiones que Joe Biden, el actual presidente demócrata, había “dejado ingresar a criminales venezolanos” a ese país. Y en múltiples ocasiones, Maduro y varios de sus alfiles más cercanos como Diosdado Cabello han atacado a Trump y a los republicanos.
Encuestas señalan, sin embargo, que los latinos y concretamente los venezolanos radicados en Estados Unidos, veían con buenos ojos el regreso de Trump a La Casa Blanca para que intervenga en la política de ese país. Pero como sucede en otros asuntos de política internacional, es complejo determinar los alcances que los republicanos tendrán sobre Venezuela, más allá del rompimiento de relaciones, pues varias petroleras tienen sede en ese país y difícilmente Trump para a querer intervenir en los negocios de esas empresas.
Este diario conversó con la profesora colombo venezolana, Natassja Rojas, quien señala que “hay que esperar la postura de Trump, pero en su discurso dijo muchas cosas que la gente que quería escuchar, pero si quiere llevar a cambio lo de la migración necesita hacer acuerdos con los países de origen para las deportaciones masivas”. Rojas advierte que en los temas de la agenda podrían darse negociaciones y por eso el tono del comunicado, pero que si las relaciones se dan más agresivas otro es el panorama, aunque no preocupa tanto a Trump como en otros asuntos de política internacional, pero sí impacta a países como Colombia. De hecho, el canciller Murillo dijo este miércoles que la posición del Gobierno sigue siendo exigir las actas antes de enero.
De otro lado, el experto Jesús Agreda, señala que “la influencia del partido republicano podría presionar por un cambio y una mayor democratización en Venezuela. Pero, también podríamos ver a un Trump más pragmático haciendo negocios con Venezuela para poder aumentar la producción de crudo de ese país y bajar los precios del petróleo. Dada la autonomía de Estados Unidos gracias al fracking y a una relación mas ‘amigable’ con Arabia Saudita es mas posible el primer escenario aunque no es seguro”.
El interrogante sobre lo que suceda en Venezuela está atado a enero de 2025, en un par de meses, pues se supone que en esa fecha se renueva el mandato presidencial en ambos países. Maduro, atornillado al poder, a pesar de que la oposición política, en cabeza de María Corina Machado y Edmundo González, han dicho que llegarán al poder en esa fecha. Aún no se sabe cómo, pero Estados Unidos, con Trump a la cabeza, podría jugar un papel clave.
Las incógnitas de lo que viene con Trump
En conclusión, en una democracia como la de Estados Unidos -que es la más longeva del mundo- un candidato como Donald Trump también es una expresión popular que debe interpretarse más allá de simplificación. No todas las personas que votaron por el republicano son “idiotas” o “suicidas” como se ha sugerido en redes sociales por parte de algunos demócratas.
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Pero sí hay algunos valores y causas que quedan en vilo. Por ejemplo, el aborto. En su primer mandato, Trump estableció una mayoría conservadora en la Corte Suprema de Justicia con el nombramiento de tres nuevos magistrados. En la actualidad, hay 14 estados en los que existe una prohibición total o casi total del aborto y hay otros tres estados, en los que solamente se permite antes de la sexta semana de embarazo. Medios internacionales han registrado que por causa de estas prohibiciones ha habido casos de mujeres que han muerto pues los los médicos no les prestaron la atención sanitaria requerida por temor a ser procesados penalmente.
De regreso al poder, Trump y sus funcionarios más cercanos intentarán no repetir los errores de la primera administración y en algunos casos moderarán el discurso o actuaciones del presidente. Entonces, para la historia política quedará escrito que Trump ya no es un outsider, que es extremista en algunos temas y que como buen hombre del espectáculo y sobreviviente, tendrá que demostrar que hay segundas partes mejores que la primera.