A pesar de que Medellín es propietaria del 49% del centro de eventos La Macarena, donde cada vez con más frecuencia se realizan conciertos y eventos de primer nivel con figuras como Juanes, Feid o Blessd, el distrito recibe cerca de $40 millones al mes por el arrendamiento, y tras cinco años de tener como socio a la empresa D’Groupe, todavía no se le han hecho grandes intervenciones de infraestructura para que la ciudad tenga un centro de espectáculos del tamaño de sus artistas.
Hay que recordar que en 2019, por una cifra que todavía es desconocida para la opinión pública, la empresa de entretenimiento D´Groupe compró el 51% del centro de eventos La Macarena, que hasta ese entonces era propiedad de la Fundación San Vicente. Por el 49% restante, que sigue siendo parte del distrito, este firmó un contrato de arrendamiento con D´Groupe por un valor inicial de $26,5 millones mensuales más IVA por un periodo de 20 años en el que el canon de arrendamiento sube cada año de acuerdo al IPC.
Además, en el contrato, firmado durante la primera alcaldía de Federico Gutiérrez por Nicolás Ríos, quien en ese entonces era el secretario de Suministros y ahora es el secretario General, quedó estipulado un canon variable que la ciudad recibiría de acuerdo a los ingresos que generara la operación del centro de espectáculos.
Esto, sumado a que el arrendatario (y propietario del 51%) se comprometía a realizar unas mejoras avaluadas en al menos $1.500 millones cada cinco años hasta alcanzar los $4.500 millones de inversión.
Es decir, que para este momento ya los primeros $1.500 millones debían haberse invertido según el contrato inicial. Sin embargo, la pandemia se atravesó y la tramitología que implica intervenir un bien patrimonial como La Macarena tampoco ha ayudado. Hasta ahora, después de casi 6 años de operación, el distrito ha recibido poco más de $2.000 millones correspondientes al arriendo fijo, todavía no ha cobrado nada del canon variable y las mejoras, aunque prometen superar con creces lo establecido en el contrato, parecen demorarse.
Un año después de firmado el contrato llegó la pandemia, los eventos masivos cerraron y las condiciones del contrato cambiaron: la empresa llegó a un acuerdo con la Alcaldía para pagar solo el 10% del canon de arrendamiento entre 2020 y 2021 y diferir el 90% restante a 46 cuotas a partir del 2022 (es decir que hoy en día todavía están pagando ese diferido) y el plazo para hacer las adecuaciones se amplió del 2024 al 2027.
De acuerdo con información de la Superintendencia de Sociedades, en 2019, el primer año que D´Groupe tuvo La Macarena, ya era una empresa próspera, propietaria de discotecas y de un hotel en El Poblado. D’Groupe reportó que los ingresos en su mejor año han llegado a $19 mil millones, pero luego en el 2020 estos se desplomaron a solo $2.647 millones y tuvieron pérdidas por $3.765 millones.
El contrato de arrendamiento tiene una cláusula que establece que después de terminar cada año, en enero se hace la suma de las ventas anuales y sobre el 49% (el porcentaje del que es dueño el distrito) de estas se sacará el 7%, y si el valor resultante de ese ejercicio es superior al canon de arrendamiento fijo de todo el año, D´Groupe le consignará a la Alcaldía la diferencia. Por ejemplo, si en un año por la explotación de La Macarena se venden $100 pesos, al distrito le tocan $3,43 (que es el 7% del 49%). Si esos $3,43 resultan ser más que lo que paga D´Groupe por el arriendo en condiciones normales, a la ciudad se le paga la diferencia entre ambos valores.
Sin embargo, eso todavía no ha ocurrido, y una de las razones es que la cláusula tiene un asterisco que dice que del canon variable se exceptúan los eventos donde D´Groupe, sus accionistas o cualquier compañía en la que tenga participación sea el empresario o el promotor del evento, y eso es precisamente a lo que D´Groupe se dedica principalmente, a promover y organizar eventos.
Otra buena razón es que la fórmula es excesivamente difícil de cumplir. Veamos el caso del 2019: ese año el canon de arrendamiento mensual era de $26,5 millones. Para que el canon variable fuera efectivo, la empresa tendría que registrar ventas mensuales promedio de $772 millones y ese año el alquiler de la plaza para un concierto como el de Sebastián Yatra (en octubre del 2019) costaba $60 millones. Así que habría que hacer más de 10 conciertos de ese tipo cada mes para llegar al número mágico. Imposible. En junio, julio y agosto del 2023, La Macarena recibió más de $300 millones mensuales de solo arrendamiento y aún así tampoco alcanzó. Toda esta es información de los informes que en enero de cada año la empresa le entrega al distrito, pues en el Secop no publican los informes de supervisión del contrato desde noviembre del 2019.
Por el aumento anual de los precios, este año a D´Groupe le corresponde pagar por el arrendamiento unos $36,4 millones mensuales más el IVA. Sin embargo, como todavía está pagando el saldo que dejó de pagar en pandemia, el distrito está recibiendo al mes $59,4 millones. Tuvimos acceso a la cotización que recibió un organizador de eventos de la ciudad y pudimos corroborar que actualmente el alquiler de la plaza para la realización de un concierto está entre los $100 y los $110 millones. Dicen desde D’Groupe que el Movistar Arena cobra el doble. “No solamente Movistar arena cobra el doble, sino que el negocio de bebidas es del recinto y no del empresario. En la Macarena el empresario obtiene todo este ingreso que puede ir entre 300-800 millones, montos requeridos para financiar sus eventos”, respondieron a EL COLOMBIANO.
Además, el aseo (más de $5 millones), los pendones (más de $4 millones), el catering de camerinos y de producción, así como la totalidad de la alimentación al público solo puede ser vendida por D´Groupe. Asimismo, solo hay una empresa autorizada de boletería que es Taquilla Live S.A.S.. Desde D’Groupe aseguran que “el 100% de costos y gastos de operación y sostenimiento están a cargo del operador; salarios, seguros, servicios, seguridad, mantenimiento e impuestos”. Además, enfatizan en que, de 365 días, operan menos del 10 % del año para obtener los ingresos.
El año pasado, D´Groupe realizó entre 30 y 40 eventos y registró ingresos por eventos históricos cercanos a los $4.500 millones, según le dijo D’Groupe a EL COLOMBIANO, quien además aclara que “no ha realizado ningún evento propio, pues todos son de empresarios que pagan arriendo”.
En ese mismo sentido, enfatiza en impuestos 100% a favor del municipio se han entregado $20.000 millones.
Hoy, además de la producción de eventos, D´Groupe tiene un hotel, restaurante, agencia de comunicaciones, empresa de turismo con yates y helicópteros y hasta una empresa de entrenamiento policial para privados. Desde el año pasado tienen la administración de la finca La Manuela, en Guatapé, que fue propiedad de Pablo Escobar y ahora pertenece a la Sociedad de Activos Especiales.
Si bien desde 2018, cuando La Macarena se destinó en exclusiva como centro de eventos, su infraestructura y sus características técnicas siguen siendo las de una plaza de toros. Como se dijo, la pandemia permitió extender el plazo para las mejoras del contrato hasta 2027, sin embargo, es probable que estas se demoren más. Esto, porque según D´Groupe, el plan es meterle hasta $100.000 millones a la infraestructura.
De acuerdo con la empresa, al ser La Macarena un bien patrimonial, no es posible intervenirla sin antes tener un Plan Especial de Manejo y Protección, PEMP, y una licencia de construcción, un proceso en el que, según dicen, llevan los últimos cinco años.
Incluso, dicen que solo la etapa de estructuración, diseños y licencias cuestan $12.000 millones, por los cuales hace dos semanas radicaron una solicitud ante la Secretaría de Suministros. ¿Si solo los diseños de las mejoras valen $12.000 millones, para que alcanzaba entonces con los $4.500 que exigieron en el contrato, además para 15 años?
Mientras estas mejoras no se hagan, dicen desde D´Groupe que el negocio no es rentable ni siquiera para ellos. “La inversión en la Macarena fue concebida desde la tesis de negocio que incluye la transformación de una plaza de toros en una arena. La inversión será buena, únicamente cuando se materialice este proyecto, de lo contrario existen inversiones más atractivas”, asegura su gerente, Ricardo Peláez. Más allá de todos los asuntos contables, lo cierto es que La Macarena en estos años le ha impreso una nueva dinámica a la programación cultural de la ciudad.