La movilidad en la Autopista Norte de Bogotá se ha visto gravemente afectada por los continuos desarrollos urbanísticos, produciendo un incremento en el tráfico que dificulta el desplazamiento diario de sus habitantes. Este corredor vial es esencial para la entrada y salida de la capital, y su capacidad se ve superada en horas pico, complicando aún más la situación.
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En el 2000 se planificó la urbanización Lagos de Torca, la cual empezó a tomar forma diez años después con el Plan de Ordenamiento Zonal (POZ) del norte, bajo la administración de Samuel Moreno. Este proyecto buscaba expandir la ciudad hacia el norte ofreciendo nuevas alternativas de vivienda.
Durante la alcaldía de Enrique Peñalosa, el proyecto se oficializó y actualmente abarca 1.803 hectáreas, mostrando ya signos visibles de los desarrollos de apartamentos en la zona. Las consecuencias de estos avances no se han hecho esperar. La comunidad de Guaymaral, Suba, Usaquén y más zonas del norte ha experimentado un declive en la movilidad debido al constante tránsito de volquetas y otros vehículos pesados, que afectan diariamente las angostas vías de estos sectores.
Además, recientemente se presentaron bloqueos en la vía Guaymaral por parte de trabajadores de la construcción exigiendo pagos atrasados, lo cual exacerbó aún más el caos vehicular. Este año, la movilidad se ha visto particularmente comprometida, afectando principalmente a los estudiantes de la zona. Incidentes donde los niños quedaron atrapados en las rutas escolares por varias horas debido a los bloqueos son frecuentes, afectando su bienestar y rendimiento académico.
Qué soluciones hay para los trancones en la Autonorte
La calle 235, una vía crucial que conecta varios colegios y conjuntos residenciales con la Autopista Norte, se ha convertido en uno de los puntos más problemáticos. El megaproyecto Lagos de Torca no solo ha impactado la movilidad, sino también el estado de la malla vial en el área.
Las volquetas y vehículos pesados han deteriorado significativamente estas vías, complicando aún más la situación. Las instituciones educativas locales, junto con la comunidad, han tenido que adaptarse y buscar soluciones para mitigar estos problemas. En respuesta, las constructoras y las autoridades locales han establecido medidas para mejorar la situación.
Se han programado horarios especiales para el tráfico pesado y se están coordinando esfuerzos para mejorar la infraestructura vial. Sin embargo, la comunidad educativa señala que estas medidas no siempre se cumplen y que los problemas de movilidad continúan afectando gravemente su día a día con los largos trancones en el norte de Bogotá.