El tiburón de Groenlandia (Somniosus microcephalus) es una de las especies más enigmáticas y longevas del océano. Habita las frías y profundas aguas del Ártico y el Atlántico Norte, especialmente cerca de Groenlandia, Islandia y Noruega, a profundidades de hasta 2.200 metros. Se distingue por su gran tamaño, alcanzando más de 7 metros de longitud, lo que lo posiciona entre los tiburones más grandes del planeta.
Una de las características más fascinantes de esta especie es su longevidad, siendo el vertebrado con la vida más prolongada conocida hasta la fecha. Se estima que puede vivir al menos 250 años, y algunos estudios sugieren que ciertos individuos podrían llegar a los 500 años.
Este fenómeno se atribuye a su crecimiento lento (alrededor de un centímetro por año) y al ritmo pausado de su metabolismo, condicionado por las bajas temperaturas en las que habita.
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A diferencia de otros tiburones, el tiburón de Groenlandia es un nadador lento, debido tanto a su tamaño como a las aguas frías en las que se desplaza. Es un cazador oportunista que se alimenta de diversas presas, como peces, moluscos y mamíferos marinos como focas. Además, se han hallado restos de otros animales, incluso osos polares, en su estómago, lo que sugiere que también consume carroña.
Un rasgo distintivo de este tiburón es su visión reducida. Con frecuencia, está parasitado por un copépodo que se adhiere a sus ojos, lo que provoca una ceguera parcial. Sin embargo, esta limitación visual no parece afectar su capacidad para cazar en las oscuras profundidades del océano, posiblemente gracias a otros sentidos.
A pesar de su longevidad y misterio, el tiburón de Groenlandia enfrenta amenazas como la contaminación marina y los cambios en el ecosistema ártico causados por el cambio climático. A medida que las aguas del Ártico se calientan, los investigadores advierten que su hábitat podría verse alterado, lo que pondría en riesgo a esta especie.
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Métodos de cálculo de edad
El proceso de datación de estos tiburones emplea un innovador método por carbono en los tejidos oculares, centrado en el cristalino y la córnea, que contienen proteínas inertes.
Extracción de ojos: Los investigadores recolectaron los ojos de 28 hembras capturadas accidentalmente, minimizando así el impacto en las poblaciones.
Análisis del cristalino: El núcleo del cristalino contiene proteínas sintetizadas al nacer, las cuales acumulan cambios isotópicos con el tiempo, particularmente en la pérdida de carbono-14, un isótopo radiactivo que se descompone con los años.
Datación por carbono: Este método permite calcular la cantidad de carbono-14 presente en el tejido ocular y, a partir de ahí, estimar la edad del tiburón.
Estimaciones y margen de error: Las edades obtenidas variaron entre 272 y 512 años, con un promedio de aproximadamente 392 años. No obstante, el margen de error, de alrededor de 120 años, introduce variaciones en la precisión de los resultados.
Crecimiento lento: Se ha observado que el tiburón de Groenlandia crece a razón de un centímetro por año, lo que contribuye tanto a su longevidad como a la dificultad para determinar su edad exacta.
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Otros animales longevos
Aunque el tiburón de Groenlandia es el vertebrado más longevo, existen otros organismos que superan su longevidad:
Esponja antártica: Se estima que puede vivir hasta 15.000 años.
Almeja de Islandia: Se ha encontrado un ejemplar con una edad confirmada de 507 años.
Esta asombrosa longevidad en diversas especies sigue despertando el interés científico, ampliando el conocimiento sobre los mecanismos que prolongan la vida en el reino animal.