Vicky Dávila decidió lanzarse a la Presidencia a pesar de que en numerosas oportunidades pidió respeto a su papel como periodista. Si abriera esta noche su famosa sección “la cosa política”, que durante años disparó el rating de la televisión nacional por la relevancia de sus datos sobre el poder, esta vez tendría que hablar de sí misma. Luego de meses de rumores de una posible candidatura, la periodista con más de 30 años de experiencia en todos los formatos de los medios, incluso en los alternativos, decidió renunciar a su poderoso cargo como directora de la revista más importante del país, y postular su nombre al primer cargo del país.
El hecho se constituye en algo inédito: si bien en Colombia periodistas se han lanzado a la Presidencia (Juan Manuel Santos y Andrés Pastrana, son dos de los más recientes) ninguno de ellos como Vicky Dávila se presentó como un outsider, por fuera de los partidos políticos.
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Dávila lo hará por firmas, sin partido, y con un sello con el que en la derecha será muy difícil competir. Es la “outsider” de esta campaña en el mundo de Milei, la segunda Presidencia de Trump, Nayib Bukele, Elon Musk y otras figuras que también saltaron de los medios hacia una forma de activismo político con distancia del periodismo como en el caso de Tucker Carlson, el periodista de más audiencia de Fox News al que la cadena decidió echar por un pleito multimillonario perdido luego de unas afirmaciones en las elecciones pasadas. Hoy, Carlson es una de las figuras más cercanas al presidente electo de Estados Unidos, al punto que un reportaje del New York Times reveló cómo este había tenido toda la incidencia en la elección de J.D. Vance como candidato a la Vicepresidencia en la campaña republicana.
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No sería extraño que haya adelantado su lanzamiento para hacerlo coincidir con el reciente triunfo de Donald Trump, una ola que puede impulsar su arranque. Más aún teniendo en cuenta que tiene alguna cercanía con el nominado secretario de Estado, Marco Rubio.
Dávila, igual que todos los otros candidatos, tiene fortalezas y debilidades. Pero, paradójicamente, su mayor ventaja tiene que ver con los vacíos y las debilidades del Gobierno del presidente Gustavo Petro.
La historia de Vicky es meritoria. Es la de una periodista hecha a pulso por su talento y temperamento. Quienes están en el mundo de las redacciones de los medios de comunicación entienden bien que escalar es una tarea sumamente difícil y lo es más para los periodistas de región. Dávila es de Buga, sus primeros pinos luego de estudiar Comunicación Social los hizo en Cali como reportera de los canales locales y luego del 98 fue fichada por Noticias RCN por lo que logró llegar a Bogotá.
Una vez en la redacción del noticiero, Dávila brilló por su sed de noticias y de querer estar en los eventos de última hora en un país convulsionado por el conflicto, los atentados, las catástrofes climáticas, y la corrupción política. Rápidamente pasó de ser reportera y cubrir los eventos más importantes del país en el sistema informativo a empezar a presentar las noticias en el horario estelar en una época en la que la televisión podía ser el verdadero poder en los medios en Colombia, por su novedad y por las nóminas de periodistas en las que invirtieron Caracol y RCN cuando adquirieron las licencias para operar.
Vicky lideraba el “prime” junto a Claudia Gurisatti en RCN y la organización de noticias entendió que a las dos estrellas del noticiero había que darles más espacio y protagonismo. Vicky empezó a ser parte de la mesa informativa de Juan Gossaín en RCN Radio y tuvo también la sección política más vista de la franja de televisión.
Así llegó a La FM
Estando en ese programa, Dávila reveló un escándalo conocido como “La comunidad del anillo”. Su equipo divulgó un video íntimo de terceros aparentemente relacionado con un caso de corrupción en la Policía, en el que salía el entonces viceministro del Interior Carlos Ferro.
El material publicado ocasionó un debate periodístico y sobre todo jurídico que se estudió en las universidades, pues tenía como eje la libertad de prensa en relación con los derechos que protegen la labor periodística en Colombia. Ese escándalo tuvo tal impacto durante el Gobierno Santos que produjo su salida. Quien era la reina en el rating desde el noticiero y que conducía con éxito La FM, salió por la puerta de atrás.
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Este largo paréntesis explica por qué la figura del “outsider”, en este caso una periodista mujer que ha hecho su carrera en los medios privados y no en el sector público, mueve el tablero de ajedrez contra los intereses del presidente, y contra los intereses de los precandidatos en la derecha.
En el caso de Petro, el primer asesor de la campaña de Vicky ha sido el propio presidente. En la carrera del 2022 no estaban tan distanciados aunque hubo varios momentos de tensión. Petro privilegió a Vicky Dávila a la hora de dar entrevistas. En una de ellas en la que la periodista le reprochó a Petro haber hecho parte del grupo guerrillero M-19, el entonces candidato se salió de casillas y la mandó a estudiar. “Vicky, estudie. No sea ignorante. La rebelión política es un derecho, y es una diferencia fundamental con la delincuencia común”, le dijo Petro colgando la entrevista por videollamada.
Sin embargo, en los debates presidenciales que realizó Semana con Vicky ya a la cabeza Petro mostró una cara más amable. Incluso, le llevó flores a uno de los encuentros y se tomó una fotografía con la periodista que se hizo pública sin saber que algunos meses después sería su mayor contradictora, incluso por encima de su histórico antagonista, el expresidente Álvaro Uribe.
La ruptura de la relación entre Dávila y Petro, algo que ocurre pocas veces hablando de directores de medios y presidentes porque suele haber un puente con la Casa de Nariño, sucedió con la entrevista que hizo Dávila a Day Vásquez la primera esposa de Nicolás Petro, el hijo del mandatario.
En la Casa de Nariño se sabía porque supuestamente Vásquez había ido a Palacio a contarle todo a Petro antes de hablar en Semana. La periodista publicó apartes del primer gran escándalo del Gobierno por la contundencia de las grabaciones y del testimonio. Day reveló con pruebas cómo dos cuestionados políticos y comerciantes, el Turco Hilsaca y Santander Lopesierra, le habían entregado a Nicolás Petro recursos por alrededor de mil millones de pesos para financiar la campaña en el Atlántico, pero estos habían terminado en los bolsillos de Nicolás para costosos lujos y una vida que su salario de diputado de la Asamblea del departamento no podía pagar.
Luego de ese primer escándalo, vino una tras otra revelación (en la Fiscalía de Francisco Barbosa) que llegaron a poner al presidente Petro contra las cuerdas y a reaccionar a todos los medios por la gravedad y los detalles de las publicaciones.
Las portadas de Semana pasaron por el escándalo de Marelbys Meza, la exniñera de Laura Sarabia a la que interceptaron ilegalmente en un falso expediente del clan del Golfo (por este caso ya hay dos condenas con aceptación de cargos de policías); el suicidio no aclarado del coronel Dávila, que trabajaba en Presidencia, también en ese mismo expediente; las explosivas grabaciones entre Armando Benedetti y Laura Sarabia, por las que ambos salieron del Gobierno y el presidente regresó después a cargos de poder (Sarabia es su mano derecha); la única entrevista a Nicolás Petro desde el búnker de la Fiscalía una vez fue capturado; una entrevista a Olmedo López en el escándalo de la UNGRD; y otros más en una secuencia de golpes a la administración durante dos años que han mantenido buena parte de la agenda de los medios concentrada en esas revelaciones por la gravedad de las mismas.
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La publicación que más controversia le trajo con el presidente fue la de los “Petro videos” de campaña en los que aparece el mandatario hablando de su estrategia con el círculo más cercano y en uno de ellos se ve también al hoy cónsul en Chile, Sebastián Guanumen, señalando que “había que correr la línea ética” y hacer ver a Federico Gutiérrez como un “pervertido con las mujeres”.
También hubo errores. Vicky publicó una noticia en la que señalaba con base en una fuente anónima que el dinero de las maletas de la casa de Laura Sarabia, en el caso Marelbys, era del presidente y habló de una cifra de 5.000 millones de pesos, que nunca se comprobó. En campaña también había publicado una portada con el rostro de Petro editado en llamas en el contexto del estallido nacional que decía “Petro, basta ya”, lo que le generó críticas por su postura editorial. Y usó también la portada de su revista para atacar a la que sería su contrincante directa a la Presidencia, Claudia López, a la que le publicó un escándalo que no parecía tener sustento
También le dio portada por lo menos en tres ocasiones al exalcalde de Medellín, Daniel Quintero, algo no solo inusual en la historia de la revista, a cuya portada si mucho clasificaba el alcalde de Bogotá. Dávila le daba juego a Quintero a pesar de que medios como EL COLOMBIANO y otros en todo el país lideraron las denuncias y las investigaciones por graves hechos de corrupción que han trascendido a investigaciones. Vicky habría dejado que Semana fuera usada para que los intereses de los Gilinski en Antioquia tuvieran impacto a través de las publicaciones de Semana.
Y también publicó más recientemente una portada en la que anunciaba una propuesta económica, en la que ella misma se citaba, que parecía parte de su plataforma de gobierno. Dávila habló de un 10-10-10 para igualar los impuestos generales que se les cobran a los ciudadanos, pero varios economistas expertos señalaron que eso realmente no era equitativo porque ponía a pagar una suma muy baja a quienes más tienen versus un esfuerzo muy alto a quienes menos tienen y lo que buscan los impuestos justamente es la redistribución de la riqueza.
Sus publicaciones afectaron tanto al presidente que este la empezó a mencionar y a identificar como una contendora desde el periodismo, y sobre esa marca consolidó un discurso general en el que ha intentado desprestigiar a todos los medios de comunicación tradicionales. Petro la empezó a llamar hace algunos meses “la señora”, “la señora de la revista”, “la señora aquella” y también se refirió a Dávila y a otras periodistas mujeres como “las muñecas de la mafia”, en uno de sus discursos más osados contra el periodismo y las mujeres que ha tenido al frente del Gobierno.
Vicky se ha defendido asegurando, hasta ayer, que se dedicaba al periodismo pero de un tiempo para acá se evidenció que había un interés genuino de empezar a perfilarse como candidata. Semana contrató tres encuestas que la mostraban a ella como tal y en las que aparecía en los primeros lugares de intención de voto; empezó a hacer discursos magistrales en las convenciones de los gremios industriales más poderosos del país y allí hablaba más como política que como periodista, y su tono en X cambió al de contendora dejando el de periodista que había tenido durante las últimas tres décadas.
En todos los pasillos del país político era claro que el nombre de Vicky había empezado a sonar hacía meses y la pregunta era cuándo daría el paso definitivo para la carrera presidencial. A pesar de que en Colombia ha sido tradicional la transición de periodistas a la política, como los casos ya mencionados de Andrés Pastrana, Francisco y Juan Manuel Santos, María Isabel Rueda, Mauricio Vargas y otros, a Dávila sí le significaba un conflicto difícil de resolver el ser directora de una revista como Semana y al mismo tiempo caminar como candidata, hablar como candidata, y parecer candidata.
Lo que viene en la derecha
En los candidatos de la derecha la situación es compleja. Dávila es la figura de más reconocimiento en el país del listado de precandidatos, esto significa que las personas ven su rostro y la identifican fácilmente, algo que no pasa por ejemplo con Miguel Uribe o Paloma Valencia. Por su trabajo de exposición también puede ser la que es vista como mejor opositora a Petro, al mismo tiempo tiene una habilidad en la oratoria y es empática; conecta fácilmente con el público. Es una mujer que se ganó su vida con trabajo duro, luego tiene un discurso coherente con la clase media que siente que la vida se apretó económicamente más durante esta administración por la reforma tributaria y el aviso de una próxima que el ministro de Hacienda ya anunció. No solamente es la outsider en un mundo de outsiders, sino que tiene carisma, pero al mismo tiempo carácter y “mano dura”. Y esas pueden ser dos cualidades apreciadas en el electorado colombiano, como lo demuestra el marketing político de otros candidatos con buenos resultados.
En conclusión, Dávila definirá las elecciones, es predecible que la conversación política, aún anticipada, gire en torno a su nombre y que los ritmos de la carrera los ponga ella en adelante. Si gana, sería la primer mujer presidenta de Colombia, lo cual no es un hecho menor. Mujer, outsider, periodista, y, ahora, política y candidata presidencial.
Su paso por YouTube
Durante los meses que estuvo desempleada, Vicky Dávila era el “patito feo” del periodismo. Varios colegas de importante trayectoria e impacto mediático criticaron la forma en la que reveló el escándalo de “La comunidad del anillo” y aprovecharon para cuestionar hasta la manera en la que construyó su trayectoria, con su estilo único, que sigue despertando amores y odios.
En su canal de YouTube criticaba sin clemencia al entonces presidente Juan Manuel Santos y su Gobierno. Pero también empezó a forjar una marca personal en redes sociales, más allá de los medios de comunicación. Si antes las audiencias la conocían por haber estado en Noticias RCN y la FM, durante esos meses Dávila demostró que podía hacer su propio canal desde donde opinaba, analizaba, entrevistaba y hasta cantaba.
Esa faceta de Dávila reveló también que era una outsider del periodismo —lo es ahora de la política—, que criticaba a los grupos económicos sin pelos en la lengua y que defendía sus convicciones e ideología por encima del ejercicio profesional.
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