El conflicto entre Rusia y Ucrania, que ya supera los 1.000 días, no deja de dar de que hablar con las tensiones cada vez más altas y una amenaza de ataques nucleares a la vuelta de la esquina.
Este martes, dos de los líderes más influyentes de Europa, Josep Borrell, jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), y el presidente francés, Emmanuel Macron, pusieron sus cartas sobre la mesa en un intento por frenar lo que puede ser una catástrofe.
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Desde Bruselas, Josep Borrell habló de la gravedad de los hechos que se están desarrollando en el territorio de batalla y describió las consecuencias que un conflicto mayor representaría para toda Europa. “La guerra contra Ucrania afecta directamente nuestros valores y principios. El destino de los ucranianos determinará el de la Unión Europea”, afirmó tras una reunión con los ministros de Defensa del bloque.
Borrell advirtió que permitir una victoria de Rusia tendría consecuencias devastadoras para Europa. “Pagaremos una cuenta mucho más cara que cualquier ayuda militar que podamos ofrecer ahora”, sentenció, haciendo un llamado a los 27 países miembros para que refuercen su apoyo a Kiev, incluso con armas de largo alcance.
El jefe de la diplomacia europea también calificó como “irresponsables” las amenazas nucleares de Vladimir Putin, quien este martes firmó un decreto que amplía las condiciones para el uso de armas atómicas en caso de ataques masivos contra su territorio. “Cualquier llamado a una guerra nuclear es una irresponsabilidad. Rusia ha suscrito el principio de que una guerra nuclear no se puede ganar y, por lo tanto, nunca se debe librar”, recordó Borrell.
En paralelo, el presidente francés, Emmanuel Macron, busca construir puentes desde la cumbre del G20 en Río de Janeiro. Durante un encuentro con su homólogo chino, Xi Jinping, Macron destacó la “convergencia de visiones” entre Francia y China para alcanzar una “paz duradera” en Ucrania.
“Compartimos la voluntad de encontrar una solución estable que no solo detenga el conflicto, sino que garantice la seguridad de todas las partes involucradas”, aseguró Macron al inicio de la reunión. Este acercamiento con Pekín resulta bastante estratégico, al tener un miembro del lado europeo y otro del lado asiático, pudiendo concretar una mesa más equilibrada. Sin embargo, no hay mesa hasta que las dos partes decidan sentarse.
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Las declaraciones de Borrell y Macron llegan en un punto crítico, luego de que Rusia denunció que Ucrania atacó por primera vez su territorio con misiles balísticos de largo alcance suministrados por Estados Unidos. Según el Kremlin, seis misiles ATACMS impactaron en la región de Briansk.
Aunque Kiev no confirmó el ataque, de ser comprobada, esta acción marcaría un giro en la guerra y el respaldo de Washington, que autorizó recientemente a Ucrania a usar estas armas para contrarrestar los bombardeos rusos y el avance de sus tropas en el este.
Para Borrell, el respaldo a Ucrania no es opcional. “Tenemos que evitar que Putin se salga con la suya. Si Rusia gana, Europa no solo enfrentará una amenaza directa, sino que perderá su capacidad de influir en el orden internacional”, advirtió.
Macron, por su parte, apuesta por una combinación de presión militar y diplomacia. Su encuentro con Xi Jinping busca movilizar a China, uno de los pocos aliados de Moscú, para que actúe como mediador. Aunque Pekín mantiene una postura neutral, su influencia podría ser clave para evitar una escalada mayor.
Mientras tanto, Ucrania sigue resistiendo. En un mensaje al Parlamento Europeo, el presidente Volodimir Zelenski afirmó que el conflicto no terminará hasta que Rusia sienta el impacto directo en sus capacidades militares. “Putin no se detendrá por sí mismo. Tenemos la fuerza interna para vencer, pero necesitamos el apoyo de nuestros aliados”, aseguró.
En el terreno, la situación es devastadora. Solo este martes, un bombardeo ruso en la región ucraniana de Sumi dejó 10 muertos, incluidos un niño. Con más de 11.700 civiles fallecidos desde el inicio del conflicto, según la ONU, la tragedia humanitaria sigue creciendo.
Otro ingrediente que se suma es la llegada de Donald Trump a la presidencia en Estados Unidos, pues con él, la postura en la guerra podría ser distinta. Pero su llegada será en febrero, periodo en el que muchas cosas pueden cambiar. Para Europa, la lucha en Ucrania es también una lucha por su estabilidad. En palabras de Josep Borrell: “No podemos permitirnos fallar, porque no solo está en juego la soberanía de Ucrania, sino el futuro de la Unión Europea como actor global”.
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