Quien tendría la mayoría de votos para convertirse en magistrada de la Corte Constitucional, Claudia Dangond, se refería en estos términos en mayo de este año al presidente Gustavo Petro: “Uno escucha decir que el presidente está loquito. Y sí, tiene su raye importante”.
Y en la misma intervención dijo: “Esos globos que bota no son no pensados, no son no planeados, los efectos son buscados. El votar ideas al mismo tiempo para ponernos a hablar de unas u otras en un momento determinado, mientras va haciendo, por otro lado, otras cosas es parte del libreto, como decía hace un momento”, decía Dangond Gibsone refiriéndose a las reformas del Gobierno presentadas en el Congreso.
La intervención se produjo en el panel público Foro de Presidentes, en el que compartió con otros abogados y constitucionalistas.
Claudia Dangond Gibsone, una experimentada abogada, ya había sido finalista para integrar la Corte en 2020 y 2022. Dangond aspiró al Senado por el Partido Conservador en 2014. Efraín Cepeda, actual presidente de esa Corporación, es de origen conservador y se ha distanciado de varias decisiones del Gobierno.
Durante la jornada de ayer lunes aparecieron dos votos de más durante el escrutinio: aunque había 102 senadores presentes en la Corporación, hubo todo tipo de especulaciones tras la aparición de 104 tarjetones en la urna.
En el partidor aparecen Claudia Dangond Gibsone, Miguel Efraín Polo y Jaime Humberto Tobar. Tanto Dangond como Polo obtuvieron cada uno 50 votos, mientras que Tobar no consiguió respaldo para su candidatura. En medio quedaron dos votos en blanco que son hoy por hoy los más cotizados.
Esta elección llega en un momento del periodo de Gustavo Petro en el que las relaciones del poder Ejecutivo con el Judicial están tensas, por decir lo menos. Hace pocos días, el recién electo magistrado de la Corte Suprema de Justicia, José Joaquín Urbano pidió, y la ley lo contempla, que su posesión no fuera ante el presidente Petro.
“Su decisión fue una especie de protesta para reivindicar la independencia de las cortes”, le dijo a este diario una fuente de ese alto tribunal. Hace poco más de un mes, los magistrados de la Corte Suprema tampoco fueron a la posesión de una magistrada de la Judicatura y rechazaron otras invitaciones de Palacio para “afirmar su autonomía”. En un polémico discurso desde Chocó, el presidente Petro dijo que el presidente de esa Corte era un “negro conservador”.
Y si por los lados de la Suprema no deja de llover, en la Constitucional no escampa. A principios de este año, José Fernando Reyes, presidente de la Corte Constitucional, desmintió al presidente Petro sobre el asedio que sufrieron los magistrados de la Suprema que sesionaron para elegir a la nueva fiscal general. “Los magistrados no pudieron salir y entrar”, dijo Reyes en ese momento.Pero en septiembre de este año, ese mismo magistrado salió a los medios de comunicación a decir que el repetido “golpe blando” que el jefe de Estado reclama por parte de varios sectores, incluyendo las cortes, no existe: “Ni siquiera sé qué es eso del golpe blando”.
Con la elección del nuevo asiento en la Corte Constitucional están en juego varios proyectos y apuestas del Gobierno como la revisión de la reforma pensional, el impuesto al patrimonio y el Plan Nacional de Desarrollo.
Aunque esas decisiones se tomen en derecho y las altas cortes se integren de reputados juristas, lo cierto es que llegan a ese cargo por decisiones políticas —como quedó demostrado con Trump en Estados Unidos y la Corte Suprema— pues los elige el Senado.