El cuidado de la piel y el uso de productos cosméticos pueden parecer actividades inofensivas, incluso saludables. Sin embargo, cuando se convierten en una obsesión compulsiva, surge un fenómeno conocido como Cosmeticorexia, una práctica que puede traer graves consecuencias, especialmente en menores de edad.
¿Qué es la Cosmeticorexia?
La Cosmeticorexia se define como el abuso constante de productos cosméticos, como cremas antienvejecimiento, maquillaje y tratamientos para la piel, en busca de una apariencia idealizada. Aunque cuidar la piel es importante, el exceso puede derivar en comportamientos perjudiciales y, en el caso de adolescentes, los efectos pueden ser más severos.
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La influencia de las redes sociales
La Dra. Viviana Perico, especialista en medicina estética y asesora médica de Probien, explica que uno de los principales factores que promueven este trastorno en jóvenes es el fácil acceso a información no siempre confiable, muchas veces obtenida a través de redes sociales.
"Los adolescentes están constantemente expuestos a recomendaciones de influencers y publicidades de productos cosméticos que no siempre provienen de profesionales de la salud", afirma.
Este exceso de estímulos puede llevarlos a adoptar hábitos de cuidado de la piel inapropiados, sin tener en cuenta los riesgos para su salud.
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Consecuencias para la salud de los menoresEl abuso de cosméticos en adolescentes puede tener repercusiones importantes. Según la Dra. Perico, la piel en esta etapa de desarrollo es especialmente vulnerable.
"El abuso de productos cosméticos puede dañar la barrera cutánea, afectando su capacidad de regeneración y defensa. A largo plazo, esto podría resultar en pieles más sensibles e intolerantes a ciertos tratamientos", advierte.
Entre los problemas inmediatos destacan reacciones alérgicas, inflamaciones y desequilibrios en la textura de la piel.
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El papel de los padres en la prevenciónFrente a esta problemática, la especialista subraya la importancia de la educación y el acompañamiento parental. "El primer paso es fomentar una buena salud mental en los jóvenes, para que no busquen la validación externa a través de su apariencia", señala.
Además, sugiere que los padres ayuden a sus hijos a filtrar la información que reciben y los orienten hacia fuentes confiables.
Visitar a un dermatólogo pediátrico es otro de los consejos clave. "Es fundamental que los productos cosméticos sean adecuados para la etapa de desarrollo de la piel", añade la Dra. Perico.
También recalca la relevancia de que los padres actúen como modelos a seguir, utilizando productos apropiados y adoptando hábitos saludables de cuidado personal. "Los adolescentes tienden a imitar los comportamientos de los adultos, por lo que el ejemplo es fundamental", concluye.
La Cosmeticorexia, aunque puede pasar desapercibida, representa una amenaza real para el bienestar de los jóvenes. Abordarla requiere un esfuerzo conjunto entre padres, profesionales de la salud y la sociedad, para garantizar que el cuidado de la piel sea sinónimo de salud y no de obsesión.