En medio de las tensiones que sacuden al mundo por el conflicto en Ucrania, una amenaza constante vuelve a cobrar vida sobre la comunidad internacional: el uso de armas nucleares. Para entender mejor el panorama y analizar las posibles implicaciones de este escenario, EL COLOMBIANO conversó con Rafael Piñeros, experto internacionalista y docente investigador, de la Universidad Externado de Colombia. Piñeros nos ofreció una visión crítica y reflexiva para dimensionar el polémico tema.
Rusia está jugando sin duda a un juego retórico, y con sus amenazas busca generar el temor que en efecto está causando en este momento. Piñeros arrancó la entrevista diferenciando entre discurso y capacidad efectiva. “El daño que puede causar un arma nuclear es tan alto que se espera que su posesión evite acciones militares extremas. Sin embargo, lo que Rusia está haciendo es jugar con la retórica para generar temor e inquietud en sus adversarios”, explicó.
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Desde que comenzó la invasión a Ucrania en 2022, Vladimir Putin ha utilizado el discurso nuclear como herramienta de presión. Según Piñeros, esta estrategia busca mantener a Occidente en stand-by, pero no necesariamente refleja una intención real de utilizar este tipo de armamento. “Putin es consciente de que cualquier uso de armas nucleares generaría una retaliación inmediata e igual o peor”, afirmó el experto.
El reciente uso de misiles de largo alcance por parte de Ucrania, autorizados por Estados Unidos, podría interpretarse como un desafío directo al Kremlin. Sin embargo, Piñeros ve improbable que Rusia recurra a armas nucleares como respuesta inmediata.
Para el experto, la guerra es acción y reacción, “yo creo que lo que estamos observando, sin duda alguna es una consolidación militar rusa, donde Moscú ya tiene un control sobre los territorios ocupados y además se evidencia un desgaste en las tropas ucranianas”, lo que explicaría también el uso de este nuevo armamento contra Rusia.
Ahora, “lo más lógico sería un contraataque proporcional, quizá con misiles sobre Kiev o instalaciones estratégicas. Rusia no está interesada en escalar a niveles catastróficos, especialmente con una transición presidencial en EE.UU. a la vuelta de la esquina”, dice Piñeros. Pues si bien Trump es bastante impredecible, se espera que llame a una mesa de diálogo entre las grandes potencias, que aunque incómoda, podría ser un potencial salida negociada.
Por otro lado, hablando de las capacidades nucleares globales, es necesario entender la distribución de las fuerzas alrededor del planeta. Estados Unidos y Rusia lideran el ranking mundial con arsenales bastante grandes. Según datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), Rusia posee alrededor de 6.000 ojivas nucleares, mientras que EE.UU. cuenta con unas 5.500.
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Hay que tener en cuenta, que EE.UU. no actuaría de manera aislada ante un ataque. La OTAN funciona como un bloque que se centra en el trabajo coordinado. “Mientras Rusia no ataque directamente a un miembro de la OTAN, no se activará el Artículo 5 del tratado, que estipula que un ataque contra uno es un ataque contra todos”, señaló Piñeros. Esta dinámica ha mantenido a la Alianza Atlántica en una posición de apoyo a Ucrania sin involucrarse directamente en el conflicto.
¿Qué pasa si Rusia presiona el botón?
El experto fue tajante al imaginar un escenario de conflicto nuclear. “Sería un caos absoluto. Un misil con una ojiva nuclear puede tardar menos de 30 minutos en llegar a su objetivo, y la respuesta internacional sería casi inmediata. Esto generaría un efecto dominó de ataques y retaliaciones que descompondría el sistema internacional como lo conocemos”, advirtió.
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Según Piñeros, el uso de armas nucleares no solo tendría un impacto devastador en términos de vidas humanas, sino que también trastocaría el orden político y económico mundial. “Las potencias están conscientes de que el costo de usar estas armas sería mucho mayor que cualquier beneficio estratégico”, agregó. Por lo cuál, Piñeros no cree que a estas alturas del partido, se esté considerando un ataque con este tipo de armamento.
Frente a este panorama, América Latina se ha mantenido neutral. Piñeros recordó que, históricamente, la región ha evitado involucrarse directamente en conflictos globales, y esta vez no parece ser la excepción. “Nuestro papel debe ser el margen, el de llamar al diálogo y evitar tomar partido, ya que no hay intereses directos en juego para países como México, Brasil, Argentina o Colombia”, comentó.
Sin embargo, en cuanto a otros actores, como China, India y la misma Francia, el experto destacó su papel como posibles mediadores. “India, por sus lazos históricos con Rusia, podría inclinarse hacia Moscú, pero no le conviene un conflicto prolongado. China, por su parte, busca mantener una posición neutral mientras protege sus intereses económicos. El papel de Francia, viene siendo más vocal al mantener los llamados al diálogo, pero su posición de poder no tiene muchas repercusiones”, explicó.
Finalmente, sobre las posibilidades de una salida negociada al conflicto, Piñeros considera que, “cualquier negociación implicará concesiones por ambas partes. Ucrania podría verse obligada a aceptar la pérdida de parte de su territorio, mientras que Rusia tendría que renunciar a algunas de sus demandas más extremas. Pero no será fácil llegar a un consenso”, concluyó.
Lo que si es claro Para Piñeros, es que, “a ningún país le conviene que la situación empeore, yo lo que veo son ataques de retórica más que todo. Pues ir más lejos sería afectar la economía, flujos de inversión e incluso tener efectos colaterales inimaginables. La línea no va por ahí”.