Después de meses de duros enfrentamientos, más de 3.000 muertos y cientos de miles de desplazados, Israel y el grupo libanés Hezbolá acordaron un cese al fuego.
El anuncio lo hizo el primer ministro Benjamin Netanyahu a través de un discurso en el que le habló al país, confirmando lo que hasta ahora parecía imposible, una pausa en el conflicto que, hasta ahora, se extenderá por 60 días.
“La duración del alto al fuego dependerá de lo que ocurra en Líbano, y nosotros mantendremos total libertad de movimiento en el terreno”, comunicó Netanyahu, dejando claro que el ejército de Israel responderá con fuerza si Hezbolá rompe el acuerdo.
El texto del acuerdo establece que durante el periodo de tregua, las tropas israelíes se retirarán y Hezbolá deberá replegarse al norte del río Litani, eso de acuerdo a la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU.
Esta resolución, adoptada tras la guerra de 2006, estipula que solo el ejército libanés y las fuerzas de paz de la ONU pueden estar desplegados en la frontera sur de Líbano.
Desde principios de esta semana, se conoció por información del portavoz de la Casa Blanca, John Kirby, que se habían adelantado negociaciones y que iban “en una dirección muy positiva”.
Estados Unidos, junto con Francia, la ONU y otras potencias internacionales, venían presionando para poner fin a las hostilidades que habían escalado en la región en el último año.
La tregua llega en un momento crítico. En los últimos 12 meses, los bombardeos israelíes en Líbano han dejado más de 3.700 muertos y han desplazado a 1,2 millones de personas, según cifras oficiales. Israel, por su parte, ha perdido 78 vidas, de las cuales 47 son civiles, mientras que unas 60.000 personas han sido desplazadas por el intercambio de fuego con Hezbolá.
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La consecución de la tregua es curiosa, pues apenas unas horas antes del anuncio, Israel bombardeó varios puntos en Beirut, donde se albergaba a desplazados, causando la muerte de al menos tres personas. Por lo que aún es claro que la paz en la región sigue siendo frágil.
Netanyahu también aprovechó su discurso para advertir que, aunque se ha alcanzado un acuerdo con Hezbolá, la presión sobre Hamás en Gaza se intensificará. Y agregó que, la tregua en Líbano permitirá a Israel “centrarse en la amenaza iraní, que aún sigue latente”.
“El acuerdo no es una concesión; es una estrategia para proteger a nuestros ciudadanos mientras seguimos defendiendo nuestra soberanía”, insistió Netanyahu. Sin embargo, analistas advierten que la tregua podría ser utilizada por ambas partes para rearmarse y reposicionarse, lo que genera dudas sobre su sostenibilidad.
La ONU y potencias como Estados Unidos y Francia esperan que esta tregua sea el primer paso hacia un diálogo más amplio que reduzca las tensiones en toda la región.