Ni un reality show o una serie de ficción se le acerca. Lo que ha sucedido en las últimas horas al interior de la Casa de Nariño revela las pulsiones más profundas alrededor del poder del gobierno de Gustavo Petro. La llegada del polémico exembajador ante la FAO, Armando Benedetti, como asesor de Presidencia, produjo un episodio inédito –por lo menos de lo que se conoce– en la política colombiana: un grupo numeroso de ministros y altos funcionarios le pidieron explicaciones y detalles al jefe de Estado sobre ese nombramiento minutos antes del inicio del Consejo de Ministros en la noche del pasado lunes, según reveló El Reporte Coronell de la W Radio.
En efecto, EL COLOMBIANO conoció que el Consejo tuvo que aplazarse para el día siguiente, martes, porque el bloque de funcionarios que levantaron la mano se impuso para pedir respuestas sobre una foto tomada pocas horas antes, en la que Armando Benedetti está de frente mirando a la directora del Dapre, Laura Sarabia, y en medio el presidente Petro. En la reunión, el exembajador en Venezuela y en la FAO le habría ofrecido disculpas a Sarabia por duras peleas anteriores entre ambos y acordaron las funciones que tendría como asesor.
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El propio Benedetti bajó del tercer piso y expuso a los medios los detalles de su nuevo cargo: una especie de enlace con el Congreso con miras a las elecciones de 2026. Dio entrevistas durante la tarde contando su proceso de rehabilitación por drogas y alcohol y la expectativa que tiene de “ser una persona nueva” para acompañar al presidente Petro en asuntos políticos desde Bogotá. Un cargo con el que soñó desde que arrancó el gobierno, pero que se hace realidad más de dos años después.
Con ese telón de fondo, por la misma puerta por donde salió Benedetti, entró el bloque de funcionarios que se negaron a empezar el Consejo de Ministros. Se trata de Iván Velásquez, ministro de Defensa; Gloria Inés Ramírez, ministra de Trabajo; Andrés Camacho, ministro de Minas; Daniel Rojas, ministro de Educación; Juan David Correa, ministro de Cultura; Francia Márquez, vicepresidenta de la República; Alexander López, Director Nacional de Planeación; Gustavo Bolívar, director del Departamento de Prosperidad Social, y Luz María Múnera, consejera para las Regiones.
No son pocos, pero además varios de ellos como Bolívar, Ramírez, Camacho y López hacen parte del corazón ideológico del petrismo. El presidente Petro, por su parte, les habría aclarado que Armando Benedetti no va a tener contacto con ellos ni les dará instrucciones y que su labor se reducirá a temas políticos relacionados con el Congreso. Sin embargo, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, ese mismo día dijo que “no tenía ni idea” del aterrizaje de Benedetti y que “estamos completos de asesores”.
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“No fue una rebelión”
La noticia se conoció en la mañana del martes y las reacciones profundizaron las grietas. Por un lado, un grupo de ministros y altos funcionarios intentaron matizar lo ocurrido cuando entraron a Palacio para, ahora sí, participar en el Consejo de Ministros. El director del Departamento de Prosperidad Social, Gustavo Bolívar, quien tiene asiento en esa reunión, dijo: “Sí hubo una reunión, pero están distorsionando el objetivo, no era una rebelión, sino simplemente unas consultas que queríamos hacerle al Presidente y ya lo que hablamos ahí sí es del ámbito privado (...) Estábamos preguntándole (al Presidente) en calidad de qué viene (Benedetti), nada más y ya nos dio una respuesta: que viene a hacer como un enlace con el Congreso, y ya”.
Por su parte, el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, expresó: “Yo siempre he sido rebelde, pero un rebelde que acata todas las órdenes del señor Presidente. Yo soy petrista de sangre. (...) o usted cumple con lo que el Presidente le exige a usted o usted se retira”.
Por otro lado, en el Pacto Histórico las críticas fueron duras. El senador Iván Cepeda expresó su “respaldo a los ministros de nuestro gobierno que piden una reflexión crítica sobre la llegada de Armando Benedetti a la Casa de Nariño. Existen una serie de hechos que cuestionan severamente la compatibilidad de esa decisión con nuestro proyecto político”.
Y la senadora María José Pizarro, que se proyecta como candidata presidencial, se sumó “al llamado de nuestras ministras y ministros que ayer plantearon una reflexión crítica sobre el fortalecimiento de personas cuyas posturas y acciones han sido incompatibles con nuestros principios. Como mujer no justificaré a quienes nos violentan”.
Esta crisis en Palacio coincide con un nuevo remezón que se daría en diciembre, pues varios de los funcionarios que saldrían del Gobierno quieren ser candidatos al Congreso o precandidatos presidenciales y tendrían que renunciar. Entre los nombres que han trascendido están los ministros Luis Gilberto Murillo, Andrés Camacho, Susana Muhamad, Guillermo Alfonso Jaramillo y Juan Fernando Cristo. Lo cierto es que Benedetti generó lo impensable: esposar al presidente Petro a un personaje de los que él criticaba cuando era legislador. ¿Qué sabe el exembajador y ahora asesor para que el mandatario lo proteja tanto incluso frente a sus colaboradores más cercanos? Cada episodio evoca aquella frase de la sabiduría popular y de las mamás: “Ese amigo tuyo no te conviene”.
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