Durante dos años, los colombianos gozaron de la exención de la visa para visitar Reino Unido. En su momento –cuando se levantó la restricción en noviembre de 2022–, la medida fue calificada como un inédito gesto para hacer “más accesible” ese país para los colombianos. Sin embargo, la dicha llegó a su fin por “abusos de una minoría”, y nuevamente el visado será un requisito para visitar tierras británicas.
Sumado al escollo de tener que volver a hacer trámites para obtener la visa –que pueden costar entre $640.000 y $5’340.000–, este nuevo impedimento desató un choque diplomático. En protesta por la medida, el presidente Gustavo Petro anunció que, bajo el principio de la reciprocidad, también se les pedirá visa a los ciudadanos británicos que quieran visitar Colombia.
La noticia fue confirmada a primera hora por el embajador en Reino Unido, Roy Barreras, quien sostuvo que “una minoría de compatriotas, con la cultura del atajo, han abusado de la facilidad de no tener visa para pedir asilos irregulares con falsas motivaciones. Inclusive, hay agencias de viajes piratas que vendían falsos kits de asilo. Han terminado por perjudicar a una mayoría”.
Las cifras son dicientes: mientras en 2021 se presentaron seis solicitudes de asilo por parte de ciudadanos colombianos, ese número se disparó hasta llegar a 1.000. Según Barreras, 100.000 colombianos dieron un uso adecuado a la exención, pero “una minoría, el 1 %” abusó. El lío recae en que cada solicitud le genera costos al erario británico que rondan entre 50 y 100 millones de libras al año. Es decir, hasta 551.000 millones de pesos colombianos.
No obstante, la revelación de que será nuevamente necesario el visado y las presuntas irregularidades frente a la solicitud de asilos puso al descubierto una cruda y silenciosa realidad. Entre 2022 y 2023, esas peticiones por parte de ciudadanos colombianos se duplicaron, pasando de 87.917 a 202.957, es decir, un incremento del 130 %.
Así lo puso de presente el informe Perspectivas de la Migración Internacional 2024, realizado por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), que ubica al país como el segundo con más cantidad de solicitantes en los 38 países del organismo. A la cabeza aparece Venezuela, con 270.000 solicitantes.
Las estadísticas indican que la mayor cantidad de solicitudes de asilo se concentra en Estados Unidos, seguido de España, Alemania y Canadá.
Ante el restablecimiento del visado, George Hodgson, embajador en Reino Unido, explicó que se trata de una decisión que obedece “exclusivamente” por razones de seguridad migratoria y fronteriza.
“En cualquier país, incluyendo el Reino Unido, la seguridad migratoria y fronteriza tiene que ser una prioridad. Para nuestros ministros no ha sido una decisión fácil. Sin embargo, se tomó para actuar frente al incremento significativo en el número de casos de migración irregular, particularmente solicitudes injustificadas de asilo”, manifestó el diplomático.
El embajador Hodgson ratificó que el visado no implica “un cambio en el compromiso británico en su relación con Colombia”. Sin embargo, el Gobierno colombiano respondió con dureza. “Si el Reino Unido ha restablecido la necesidad de visas para el pueblo colombiano, tengo que decir que por el principio de la reciprocidad, el gobierno colombiano pedirá visas a los y las ciudadanas británicas que quieran venir a Colombia” (sic), argumentó el presidente Gustavo Petro.
El profesor Rafael Enrique Piñeros –experto en teoría de relaciones internacionales y gestión de la gobernanza–, le aseguró a EL COLOMBIANO que la respuesta del Ejecutivo implica un golpe para “una relación bilateral que se venía dinamizando”, lo que derivará en “una reducción de los avances de los últimos años en términos de visitantes”.
No obstante, en la arena política la medida del Gobierno generó rechazo. “En vez de dar soluciones el presidente agrava la situación. Su diplomacia es un desastre y sus funcionarios inoperantes. No pierde usted solo, pierde todo un país”, manifestó desde la oposición el representante Jhon Jairo Berrío (Centro Democrático). “No es culpa de la gente, es de un Gobierno incapaz de negociar y de garantizar empleo o seguridad”, declaró a su turno la senadora Paloma Valencia.
Lo cierto, para el docente e la Universidad Externado, es que ahora se requieren mecanismos para apaciguar los ánimos y lograr que nuevamente haya una exención de visas. Por ello, sostuvo que el primer paso es que se combatan de forma decidida “las mafias que engañan a la gente ofreciendo cosas en programas de solicitud de asilo, trabajo o ventajas que no se obtienen de manera sencilla o fraudulenta. Es decir, combatir los delitos del crimen organizado”.