En un movimiento que nadie se esperaba, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, anunció la imposición de la “ley marcial de emergencia”. Una medida que, según él, busca “salvaguardar una Corea del Sur liberal de las amenazas comunistas” que, asegura, dominan el Parlamento y paralizan al Gobierno.
La noticia llegó como una bomba: efectivos militares bloquearon la entrada a la Asamblea Nacional en Seúl, helicópteros aterrizaron en su tejado y un cerco policial rodeó el edificio. Las imágenes transmitidas en vivo mostraban a un país entrando en un estado de excepción mientras el líder conservador prometía “reconstruir y proteger” la democracia surcoreana.
Desde que asumió el poder en 2022, Yoon Suk Yeol ha enfrentado una creciente oposición en un Parlamento controlado por el progresista Partido Democrático.
Las tensiones llegaron al límite con el reciente bloqueo de un proyecto de ley de presupuestos clave para su administración. El mandatario acusa a los legisladores opositores de sabotear su Gobierno con medidas como la destitución de altos fiscales que investigaban a figuras reconocidas de su partido y de recortar fondos esenciales para la seguridad pública.
En su discurso, Yoon afirmó que “las fuerzas antiestatales que controlan el Parlamento quieren llevar a Corea del Sur al caos, convirtiendo al país en un paraíso para la droga y la inseguridad”. Sin embargo, los críticos no tardaron en reaccionar.
Lee Jae-myung, líder del Partido Democrático y su rival en las elecciones presidenciales de 2022, calificó la declaración como “ilegal e inconstitucional”, incluso figuras de su propio partido, también criticaron la medida.
Entre las medidas anunciadas bajo la ley marcial, se prohíben todas las actividades políticas, las manifestaciones y cualquier tipo de huelga. Además, los medios de comunicación estarán sujetos a control estatal. Estas restricciones han generado un fuerte rechazo de sectores sociales y políticos, quienes aseguran que el gobierno está llevando al país hacia un régimen autoritario.
Pese a esto, las calles no tardaron en responder. Manifestantes se reunieron frente al Parlamento coreano con pancartas y gritos que exigían el fin de la ley marcial. “Esto no es democracia, es una dictadura disfrazada”, gritaban entre coros de arengas.
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El mandato de Yoon no ha estado exento de controversias y de allí la creciente crisis. Su popularidad ha disminuido drásticamente en los últimos meses debido a escándalos que involucran a su esposa y altos funcionarios, junto con su negativa a permitir investigaciones independientes sobre dichos hechos. Además de esto, las tensiones políticas han crecido por las acusaciones de persecución contra líderes opositores como Lee Jae-myung, quien encabeza las encuestas para las elecciones presidenciales de 2027.
La Casa Blanca emitió un comunicado dejando claro que están “monitoreando de cerca” la situación en Corea del Sur, país que es considerado un aliado clave donde Estados Unidos mantiene miles de tropas.
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Sin embargo, la preocupación aumenta. Expertos en relaciones internacionales señalan que esta crisis podría debilitar la posición de Corea del Sur en la región, especialmente frente a amenazas como Corea del Norte.
El anuncio de Yoon Suk Yeol ha puesto a prueba los pilares democráticos de Corea del Sur, además causa alarmas, al recordar que el país que ha pasado por dictaduras militares antes de su transición a la democracia en los años 80. La declaración de ley marcial reaviva temores de un retorno a un pasado autoritario, por lo que aún se esperan diferentes reacciones