El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, levantó este martes la ley marcial después de que la Asamblea Nacional rechazara la polémica medida, decretada con el objetivo de “erradicar las fuerzas afines a Corea del Norte”.
“Las tropas desplegadas por la ley marcial han sido retiradas”, dijo en un discurso a la nación desde la residencia presidencial en el distrito de Yongsan, en Seúl, según recogió la agencia de noticias Yonhap.
Yoon había anunciado la ley marcial en un inesperado discurso a la nación en el que acusó a la oposición de simpatizar con el régimen de Corea del Norte después de que la oposición sacase adelante en el Parlamento una medida presupuestaria y presentara mociones de destitución contra varios altos cargos.
La medida buscaba salvar al país de las “fuerzas antiestatales” que buscan “paralizar las funciones esenciales” del Estado y “colapsar el orden constitucional”.
El presidente detalló que tan pronto como haya quórum en el gabinete quedará formalizada su decisión de levantar la medida. No obstante, pidió a la Asamblea Nacional “que detenga inmediatamente las acciones” que “paralizan la función del Estado mediante juicios políticos”, así como mediante “manipulación legislativa y presupuestaria”.
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Esto se produce después de que los diputados hayan votado en contra de la ley marcial en una sesión extraordinaria celebrada entre escenas de caos tanto dentro como fuera de la sede del principal órgano legislativo de Corea del Sur, poco después de que el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Park An Soo, diese por anulada cualquier tipo de actividad política.
La Constitución concede al presidente la facultad de decretar la ley marcial por “necesidades militares” o para “mantener la seguridad y el orden público”, pero estipula también que debe notificar dicha decisión a la Asamblea.
Si el Parlamento así lo requiere por mayoría, el presidente debe dar marcha atrás, recoge el artículo 77 de la Carta Magna.
La declaración de la ley marcial provocó la conmoción en un país con un pasado totalitario hasta la década de los años 80.
Precisamente la última vez que se declaró la ley marcial en Corea del Sur fue en 1980, un año después del asesinato del dictador Park Chung Hee, que trajo consigo una ola de protestas en mayo de ese año para democratizar el país que fueron ampliamente reprimidas y dejaron, según algunas fuentes, cerca de 2.000 muertos.
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Siete años después se celebraron las primeras elecciones directas en Corea del Sur, consideradas las más reñidas de la historia hasta que en 2022, Yoon, del Partido del Poder Popular, se impuso por un exiguo 0,7 de margen a Lee Jae Myung, el líder de la oposición que pidió a la población que saliera a las calles a protestar por esta ley marcial.
Antes de que se haya dirigido a los surcoreanos para alertar de las “fuerzas antiestatales” que buscan llevar “a la ruina” al país, Yoon, de 61 años, ha tenido que hacer frente a bajos índices de popularidad debido a diversas polémicas y escándalos, incluidos los que salpican a su esposa, Kim Keon He.
La primera dama surcoreana está implicada en una trama de manipulación de precios de acciones de un concesionario de coches BMW en Corea del Sur, entre 2009 y 2012, y ha sido acusada de aceptar, poco antes de la investidura de Yoon, un bolso de lujo de la marca Dior valorado en unos 2.000 euros.
Este escándalo ha estado en el centro del debate político en Corea del Sur durante el último año y ha sido uno de los factores clave en la aplastante derrota del Partido del Poder Popular (PPP) en las elecciones del pasado 10 de abril.
Desde entonces, Yoon ha tenido dificultades para imponer su programa en el Parlamento, tal y como ha evidenciado en algunos de los reproches que lanzó a la oposición durante el discurso en el que decretaba la ley marcial.