Las casi tres décadas que lleva la vereda Granizal como asentamiento irregular de Bello, razón por la cual no tiene una red de acueducto y alcantarillado, entre otros servicios públicos legales, están a punto de terminar. Resulta que la Alcaldía de Bello avanza en todos los trámites para formalizar este territorio, la zona de invasión más poblada del Valle de Aburrá, para que se transforme en la comuna número 12 de este municipio.
Son cerca de 37.000 personas las que ocupan los ocho sectores en los que se ha distribuido esta vereda de la ruralidad bellanita desde 1996. Se abastecen de agua de un acueducto veredal que alimenta el embalse Piedras Blancas, pero este líquido a duras penas les sirve para limpiar los pisos, mientras que el acueducto son algunas canalizaciones improvisadas que pasan visiblemente por sus calles, emitiendo olores molestos para quienes los tienen a su lado.
Para que este panorama cambie y puedan contar con servicio de agua potable y una red de alcantarillado que no los afecte, entre otros beneficios, desde la Alcaldía de Bello ya están en la etapa de concertación con las autoridades ambientales del territorio para que, con todos los vistos buenos, el Concejo pueda votar el acuerdo para modificar el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y con ello quitarle el rótulo de invasión.
Carmen Cecilia Escobar, secretaria Jurídica de Bello, explicó que “la administración municipal se viene reuniendo de manera constante para evaluar cada una de las actuaciones que se adelantan en Granizal. La principal es el POT, la modificación excepcional que le pretendemos hacer a esta herramienta básica de ordenamiento territorial, que se encuentra en etapa de concertación con las autoridades ambientales correspondientes para terminar esa fase”.
A la par de las acciones que se realizan para la creación de la comuna 12 de Bello, también se adelantan los requerimientos del Viceministerio de Saneamiento del Ministerio de Vivienda para poder gestionar estas redes de servicios públicos para Granizal.
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John Yepes García, uno de los líderes comunitarios de este territorio, expresó que “desde el 22 de octubre estamos en reuniones, en la alcaldía, con los concejales, con todo el mundo porque se hizo una comisión accidental en el Concejo para tratar el tema. Muy pronto vamos a entrar dentro del POT y este nos convertiría a nosotros en la comuna número 12 de Bello”.
Con el acompañamiento de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), la administración bellanita viene avanzando en todos los protocolos para legalizar este asentamiento y, de paso, comenzar con la titulación de predios de quienes están residiendo en el lugar y que actualmente solo cuentan con una promesa de compraventa como único documento que le da validez al espacio donde residen o tienen sus negocios.
Arbey Muñoz, quien trabaja en una carnicería familiar en el sector El Pinar, indicó que esta legalización les traería muchos beneficios tanto desde la parte comercial como desde la habitabilidad.
“Esto sería muy bueno para el manejo de la carne, por ejemplo, porque con el agua potable podríamos prestar un servicio mucho más impecable de lo que lo hacemos actualmente y no solo tener que depender de los tanques que EPM llena frecuentemente para tener agua limpia”, explicó.
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El agua de la que hace referencia es de los tanques instalados por la empresa de servicios públicos desde hace dos años después del fallo a favor de una acción popular interpuesta el 17 de noviembre 2015 y que se ratificó en segunda instancia en 2020, sentencia que ordenó garantizar el derecho fundamental al agua.
“A raíz de la pandemia, también por ese tiempo, en 2020, se puso una tutela y se ganó, por eso pusieron agua en los dos sectores principales, San José del Pinar y Manantial de Paz”, explicó Yepes García.
Y en cumplimiento de esta acción legal, la Alcaldía de Bello invirtió este año $3.000 millones y el año pasado se destinaron otros $2.000 millones para poder garantizar el suministro del agua potable en los tanques que están en esta zona de invasión.
Tan solo en noviembre se destinaron $600 millones para que los habitantes de los ocho sectores de esta vereda puedan tener agua potable, al menos en estos tanques, de manera permanente.
“Muchas veces suben dos y tres veces al día los camiones para llenar los tanques y garantizar el agua potable. Y todo es pagado por el municipio y eso les cuesta bastante plata”, explicó el líder.
Pero pese a la frecuencia con la que llegan los carrotanques a esta vereda, hay ocasiones en las que estos se quedan insuficientes ante la creciente demanda de esta población. “Eso llega y muchas veces no dura nada porque es mucha gente la que saca agua de ahí”, explicó el carnicero Muñoz.
Además de la esperanza de que este asentamiento se regularice, ahora tiene un notorio mejoramiento en su corredor principal, que si bien no está plenamente pavimentado, ya las piedras no hacen tan lento y complicado el recorrido.
Ahora esperan que sufrir por llevar agua en canecas a las casas, su única ruta de suministro del líquido vital, sea historia y que Granizal se convierta, por fin, en la nueva comuna de Bello.