La operación para la captura y reubicación de un hipopótamo en una parcelación del Magdalena Medio, que había sido ordenada de manera perentoria por un juez, terminó con la muerte del ejemplar.
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El deceso de este animal ocurrió el miércoles y para recuperar el cuerpo muerto fue necesaria un meticuloso procedimiento en el que los profesionales de la Corporación Autónoma Regional del Oriente Antioqueño (Cornare) tuvieron que usar retroexcavadora y hasta una grúa.
Lo que desencadenó el lamentable desenlace, según explicó esta autoridad ambiental de carácter territorial, fue un fallo del Tribunal Superior de Antioquia que ordenaba la captura y reubicación de un hipopótamo que frecuentaba la parcelación California A87.
“Es complejo porque habíamos tratado de explicarle al juez de mil maneras que el proceso era muy riesgosos para la vida nuestra o del animal, y éste declaró un desacato, de manera que se trataba de algo que había que hacer como fuera o si no nos íbamos para la cárcel”, le explicó a EL COLOMBIANO un funcionario del Equipo de Gestión de la Biodiversidad de Cornare.
En las explicaciones también habían puesto en común consideraciones para no precipitar las acciones, pues no había un grado alto de exposición de quienes hicieron la denuncia sobre la presencia del animal, ya que el terreno al que este se había metido no se usaba como habitación permanente sino como finca de recreo.
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Así fue como tras una planeación minuciosa, los veterinarios y expertos en manejo de fauna silvestre procedieron a sedar al animal como parte de las acciones necesarias para garantizar la seguridad, tanto del equipo operativo como del propio hipopótamo. No obstante, durante el procedimiento, el animal, por instinto de supervivencia, se sumergió en un lago del predio, dificultando su manejo y rescate inmediato.
Uno de los expertos de Cornare explicó que los hipopótamos pueden permanecer largos periodos de hasta más de cinco minutos bajo el agua y luego solo sacan el hocico para respirar. Esto, aparte de que nadan perfectamente, les da gran autonomía en los pantanos; allí es donde se sienten más seguros y donde suelen ser más peligrosos.
En este caso particular, al ejemplar le alcanzaron a disparar el sedante, pero después de eso fue que se dirigió al agua, donde le obró el medicamento y se quedó dormido hasta que se ahogó.
“Eso fue lo que pasó, no quiso salir del lago y ahí quedó; no pudimos hacer nada”, recalcó el profesional.
“A pesar de los esfuerzos desplegados, su cuerpo fue recuperado sin vida”, apuntó la institución en un comunicado en el que lamentó este desenlace.
El ejemplar, un hipopótamo adulto que pesaba cerca de una tonelada y media, fue finalmente enterrado en un lugar de Doradal.
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Por la zona del Magdalena Medio y el Oriente antioqueño deambulan alrededor de 150 hipopótamos que son descendientes de los que importó desde África Pablo Escobar para el zoológico que construyó en la Hacienda Nápoles.
Estos se convirtieron en una especie endémica que amenaza el equilibrio ambiental en la zona, por lo que Cornare ha emprendido soluciones como la esterilización. También está en proceso de reubicación en parques de conservación de otros países.
“Este incidente refuerza la necesidad de continuar fortaleciendo las estrategias integrales de manejo de esta especie invasora, cuyas características y comportamiento representan riesgos tanto para los ecosistemas como para la seguridad de las comunidades en la región”, puntualizó Cornare.