José Albeiro Carmona cumplió 29 años vendiendo mazamorra a una parte de la Comuna 9 de Medellín. Él madruga todos los días, a las 5 de la mañana, para recoger el producto que realiza su compañero horas antes.
Carmona tiene 53 años, es un hombre de pocas palabras, camina muy rápido y lo conocen en el sector de Los Cerros, Quinta Linda, El Vergel y Miraflores. Los niños, cuando lo ven, lo primero que hacen es correr detrás de él y gritarle “¡mazamorra!”, y comprarle 2.000 o 3.000 pesos, además de un bocadillo, blanqueado o panelita.
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Cuando EL COLOMBIANO le preguntó a don José qué era lo que más gustaba de trabajar como emprendedor, él simplemente respondió con una sonrisa que le encantaba la gente.
“A mí me encanta la gente y su especialidad. Yo trabajo por la gente”, dijo mientras lo llamaba una señora que salía de su casa con una coca para llenarla con 5.000 pesos de mazamorra.
Él hace ejercicio todos los días, además termina muy cansado porque camina alrededor de 12 horas. A veces no lo ven pasar, por lo que la gente se preocupa y le escriben al WhatsApp para preguntarle por qué no pasó tal día, pero él solo responde que ya había vendido todo, que “pa’ mañana con la ayuda de Dios”.
“Yo tengo clientes fieles, muchísimos, son varias generaciones que me han comprado. Conocí a niños de 2 o 3 años que hoy por hoy son profesionales y todavía me siguen comprando”, aseguró.
Ya no es fácil para don José subir pendientes llevando las ollas cargadas de su producto, pues los años no llegan solos. Sin embargo, se siente totalmente satisfecho y orgulloso de haber criado a sus dos hijos, a punta de mazamorra, junto a su señora esposa.
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