Cuando inicia la novena de aguinaldos, la tradición colombiana nos invita a recordar, a través de la oración y el cántico, los momentos previos al nacimiento de Jesús, el Niño de Belén. Cada día de este ritual nos acerca un paso más a ese misterio sublime: la Encarnación del Verbo, el cual, según la tradición cristiana, existía desde siempre en el seno de Dios, antes incluso que la luz, el firmamento y la tierra.
El Verbo, el Hijo de Dios, era la causa y el modelo de toda la creación. Allí, en la eterna gloria del Padre, permanecía lleno de felicidad y satisfacción, sin necesidad de nada. Pero, misteriosamente, en su infinita misericordia, decidió venir a la Tierra, no porque le faltara algo, sino por un impulso de amor hacia la humanidad perdida.
Así comenzó la historia de la redención, un misterio que se remonta a los primeros días de la humanidad, al pecado de Adán y la necesidad de salvación. Este mismo principio puede encontrarse también en la historia de la primera ciudad española fundada en Tierra Firme, la histórica Santa María de la Antigua del Darién, ubicada en el Golfo de Urabá, en límites con Antioquia y entre las actuales fronteras de Colombia y Panamá, a orillas del río Atrato.
Santa María del Darién, a pesar de ser una ciudad perdida, sepultada entre la imponente selva del Chocó y la niebla del tiempo, guarda en su esencia una historia de comienzos, un origen fundamental en el proceso de conquista de América. Fundada en 1510, bajo la mirada ansiosa de los conquistadores, fue allí donde hombres como Vasco Núñez de Balboa, Pedrarias Dávila y Martín Fernández de Enciso intentaron consolidar el poder español en el Nuevo Mundo. Fue el primer asentamiento europeo en el continente y, en sus días de esplendor, un lugar de reflexión, lucha y también de promesas rotas.
El vínculo entre los dos hombres más importantes de la ciudad, Vasco Núñez de Balboa y su suegro, Pedro Arias de Ávila (más conocido como Pedrarias Dávila), se caracterizó por una ambición compartida y una profunda rivalidad. Balboa fue el hombre que descubrió el Pacífico y lideró la expedición que cruzó el istmo de Panamá.
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Sin embargo, Pedrarias Dávila, designado gobernador de Castilla de Oro –la región que comprendía la actual Panamá– nunca vio con buenos ojos el liderazgo de Balboa.
Aunque Balboa fue elegido gobernador de Santa María, Pedrarias nunca aceptó esta posición de autoridad, lo que desató disputas que culminaron con la ejecución de Balboa a manos de su propio suegro. Como afirmó el antropólogo Graciliano Arcila: “Si no hubiera sido ahorcado, hubiera sido el conquistador del Perú”.
La ciudad que nació para la historia
Como afirmó el antropólogo Arcila en textos que reposan en el archivo de 1992 y 1976 de EL COLOMBIANO, Santa María la Antigua del Darién fue la primera sede episcopal de América con el Obispo Quevedo, y la primera ciudad fundada en América Continental en tierra firme, con un escudo de armas propio. Fue, además, la cuna de la democracia, ya que allí, por primera vez en toda América, fue elegido un gobernante por votación popular.
En 1511, esta elección marcó el rumbo de las primeras experiencias políticas en la América colonial. Vasco Núñez de Balboa, quien más tarde se destacaría en su conquista del mar del Sur (el océano Pacífico), fue elegido gobernador en esta ciudad.
No obstante, el paso del tiempo no fue benévolo con la ciudad. A pesar de ser sede episcopal y centro de importantes decisiones políticas y religiosas, Santa María la Antigua del Darién fue condenada a la extinción. Las disputas internas entre los colonizadores, el clima hostil de la región, las enfermedades y el hambre contribuyeron a su gradual desaparición. En 1524, la ciudad fue abandonada y, en su lugar, quedaron ruinas que el paso de los siglos transformó en leyendas.
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Fue un territorio que, a pesar de sus comienzos prometedores, fue devorado por la selva y el olvido, tal como lo fue el pecado original, que necesitó del sacrificio para ser redimido.
En 1524, Santa María la Antigua del Darién fue abandonada definitivamente. Los últimos habitantes de la ciudad fueron asesinados por los indígenas, quienes incendiaron las casas y arrasaron con lo que quedaba del asentamiento.
A través de excavaciones y estudios arqueológicos, se ha podido recuperar parte de su historia, revelando las interacciones entre los conquistadores y los pueblos indígenas, así como los primeros intentos de organización política y social en el continente.
Y al final, la ciudad perdida en el Darién y la venida del Niño de Belén, tuvieron su esperanza en medio del acabose de la naturaleza efímera de todo lo terrenal.
Consideración día 1 de la novena
En el principio de los tiempos el Verbo reposaba en el seno de su Padre en lo más alto de los cielos; allí era la causa, a la par que el modelo de toda la creación. En esas profundidades de una incalculable eternidad permanecía el Niño de Belén antes de que se dignara bajar a la Tierra y tomara visiblemente posesión de la gruta de Belén (...)
La vida del Verbo eterno en el seno de su Padre era una vida maravillosa y sin embargo, ¡misterio sublime!, busca otra morada, una mansión creada. No era porque en su mansión eterna faltase algo a su infinita felicidad, sino porque su misericordia infinita anhelaba la redención y la salvación del género humano, que sin Él no podría verificarse.