Localizada entre las serranías de Ayapel y de San Lucas, sobre la cuenca baja de los ríos Cauca y Nechí, el Bajo Cauca antioqueño estalla cada tanto en júbilo inmenso, como se menciona en el segundo día de la novena de aguinaldos, por las fiestas que se celebran en sus seis municipios, una mezcla de costumbres antioqueñas y costeñas que hace que sus pobladores se caractericen por su diversidad cultural.
Esa cercanía con la región Caribe —limita con los departamentos de Córdoba, Sucre y Bolívar— nutre sus festejos de vallenato, corralejas, gastronomía y desfiles artísticos típicos del Atlántico. Su vocación minera y ganadera los conecta más con ese universo Caribe que con la región Andina.
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Por eso en su gastronomía sobresalen el pescado, los bollos de plátano, motes, arroz con coco, mazamorra, ponche ahumado, el guiso de tortuga, las carimañolas, la arepa de huevo, las empanadas y el pescado frito con yuca.
Otro rasgo del Bajo Cauca es su multiculturalidad. No solo cuenta con 12 de los 56 resguardos indígenas donde predomina la etnia Zenú, sino que alberga el 21% de los resguardos ubicados en Antioquia, siendo predominantes la etnia Embera Chamí en Cáceres y los Embera Katío en El Bagre y Tarazá.
Además, la comunidad negra, mulata, afrocolombiana, raizal y palenquera componen el 6% de su población, solo por detrás de Urabá y el Valle de Aburrá con las mayores poblaciones asentadas de grupos étnicos.
Cualquiera diría con razón que sus 8.485 km2, que corresponde al 13,5% del total del departamento, son el mayor crisol cultural, junto a Urabá, que tiene Antioquia.
Lea también: 50 familias campesinas en el Bajo Cauca lograron descontaminar 30 hectáreas degradadas por la minería ilegal Dice una caracterización del Instituto de Cultura que el Bajo Cauca es un híbrido donde convergen comunidades afrocolombianas con sus legados de tamboras, marimbas danzas y atuendos coloridos, y también las comunidades indígenas (Katíos y Embera), con flautas, tejidos, espiritualidad nativa y acervo patrimonial de respeto por la tierra.
En Caucasia, la capital de esta región, se celebran las Fiestas del Retorno entre el 6 y el 8 de diciembre, una especie de simbiosis con el Día de las Velitas y desfiles, presentaciones artísticas, música, gastronomía y actividades culturales.
En El Bagre hay dos celebraciones: las fiestas Patronales de la Virgen del Carmen (16 de julio) y, como no, las fiestas de la Cultura y Festival Vallenato (del 25 al 31 de octubre).
Otras fiestas que se celebran son las Fiestas de las Corralejas, el Encuentro de la Afrocolombianidad y las Fiestas del 9 de septiembre en honor a San Pedro Claver, el sacerdote jesuita recordado por su entrega a aliviar el sufrimiento de los esclavos.
En la consideración del segundo día de la novena se menciona que la voluntad eterna está cumplida, la creación completa y que en las regiones del mundo angélico estalla el júbilo inmenso, regocijo que se siente en estos territorios bisagras donde se armonizan los elementos distintivos de varias culturales. No hay mejor ejemplo de pueblo híbrido como el Bajo Cauca, donde conviven los antioqueños de todos los colores.