El próximo 10 de enero se tiene previsto que el presidente Nicolás Maduro asuma un nuevo mandato como jefe de Estado de los venezolanos. Sin embargo, persisten las dudas y cuestionamientos frente a la legitimidad del proceso electoral que supuestamente lo dio como ganador, de allí que incluso uno de sus máximos aliados regionales, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, aún no haya decidido si participará o no del acto de posesión.
“Ahora me dicen que no vaya a Venezuela. Yo veré si voy o no voy”, manifestó en tono desafiante días atrás el primer mandatario en referencia a un pronunciamiento del Congreso de la República, que pidió a Petro desligarse de la dictadura venezolana y no acudir a la posesión. “El problema del 10 de enero lo resolveremos el 10 de enero”, agregó.
Quien no ha vacilado a la hora de cuestionar el triunfo de Maduro ha sido el canciller Luis Gilberto Murillo, quien insiste en conocer las actas emitidas por las máquinas de votación tras las elecciones del pasado 28 de julio que –sumado a protestas que dejaron al menos 28 muertos y alrededor de 200 heridos– desataron la captura de cerca de 2.400 manifestantes cuyo delito fue levantarse en contra del régimen y pedir legitimidad.
En esa línea, Murillo ratificó que Petro no debería asistir a la posesión, pero se trata de una determinación que tendrá que tomar en su fuero el jefe de Estado.
“El presidente recibió una invitación, él está reflexionando y tomará una decisión y la comunicará en su debido tiempo. Yo no he recibido invitación. Pero lo que hemos dicho claramente es que no hubo actas, no hay reconocimiento. Y si no hay reconocimiento, pues obviamente no hay asistencia”, dijo el canciller en una reciente entrevista con el diario El Espectador.
Para el profesor Christian Chacón, del programa de Relaciones Internacionales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, la asistencia o no de Petro lo pone en una verdadera “encrucijada”, pues por un lado enfrenta la presión doméstica de varios sectores, incluido el propio Murillo. “Habría que matizar esa asistencia a la posesión de Maduro, porque sería darle legitimidad a una elección que sigue siendo para el Estado colombiano no tan clara”.
Por otro lado, Petro enfrenta la presión del propio Gobierno venezolano, con quien el jefe de Estado ha tenido acercamientos políticos pero también económicos por cuenta de la reactivación del comercio con el vecino país.
“Para Venezuela sí es vital el tema ese reconocimiento con la presencia de los jefes y jefas de Estado que ha invitado a su posesión. Eso quitaría de la mesa las dudas que existen sobre la elección”, agregó Chacón.
En esa línea, el profesor Manuel Rayran Cortés, de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado, señaló que en caso de que Petro acepte la invitación estaría en una acción simbólica que justamente le daría legitimidad a Maduro.
“Es simbólico, pero también sería un acto de incongruencia del Gobierno que desde el inicio ha solicitado las actas y no las han entregado. Eso tendría implicaciones negativas tanto a nivel internacional como doméstico. El Gobierno Petro ha sido muy cuidadoso en el trato con el Gobierno Maduro, en la medida en que entiende que romper las relaciones con el país vecino tendría afectaciones directas en materia económica y de seguridad”, apuntó el docente.
Si bien una salida que se ha barajado es que asista un representante en nombre de Petro y Colombia, para el profesor Chacón “podría ser visto con malos ojos por el Gobierno de Venezuela, que, sin duda, está buscando mayor legitimidad en este evento de posesión, mientras que Colombia sigue teniendo una posición ambigua y eso lleva a que sea muy difícil el momento para la toma de decisiones”.
Lo cierto es que, con o sin participación de Petro, debe seguir siendo enfática la posición de Colombia en el sentido de pedir las actas e insistir en muestras de transparencia que permitan hacerle frente a la crisis política del vecino país. “Venezuela realmente no tiene mucho que perder y podría tensar la cuerda en la relación, pero Colombia sí tiene mucho que perder”, precisó Chacón.
El tiempo corre y se acerca la hora cero para que el primer mandatario adopte una determinación. Su eventual participación no solo acentuaría el pulso con diferentes sectores a nivel local, sino que seguramente repercutirá en su imagen nacional e internacional. ¿Estará dispuesto a pagar el precio?
El pasado viernes se conoció que el candidato opositor Edmundo González, quien permanece en España desde el pasado 8 de septiembre, recibió el asilo formal por parte de ese país. Sin embargo, González —aliado de la también líder opositora María Corina Machado—, ha insistido una y otra vez que viajará a Venezuela el 10 de enero para asumir formalmente como presidente de ese país.
“Estoy moralmente preparado” para una eventual detención, dijo en noviembre pasado González en una entrevista con la agencia EFE. “En la Constitución permiten solo un presidente. Yo soy el que voy a tomar posesión del cargo el 10 de enero. Él (Maduro) terminó su mandato y no sé, se irá del país o tomará su rumbo”, manifestó.