A pocos días de la posesión de Nicolás Maduro, la lista de asistentes a la ceremonia deja en evidencia un panorama de apoyo precario al régimen de Nicolás Maduro.
Centrado en aliados estratégicos como Rusia, Irán, Bielorrusia y otros actores que no lo rechazan, pero tampoco lo reconocen como Colombia, México y Brasil. El evento, que se celebra en medio de denuncias de fraude electoral y protestas que aumentan la tensión en Venezuela, refleja la división internacional y el rechazo por el régimen chavista.
Rusia, uno de los principales respaldos de Maduro, confirmó la presencia de Viacheslav Volodin, jefe de la cámara baja del Parlamento ruso. Bielorrusia enviará a Viktor Mijáilovich Karankevich, viceprimer ministro, y Brasil estará representado por su diplomática en Caracas, Gilvania de Oliveira. México también anunció su participación a través de su embajador, Leopoldo de Gylves, y Colombia designó a su embajador en Caracas, Milton Rengifo.
Sin embargo, la representación colombiana llega con reservas. El canciller Luis Gilberto Murillo dejó claro que Colombia no reconocerá oficialmente a Maduro como presidente sin la publicación de las actas de votación que respalden su victoria.
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Desde América Latina son varios los países que han reconocido el triunfo de Nicolás Maduro como presidente electo, pero estos aún no han confirmado su asistencia a la toma de poder. Daniel Ortega desde Nicaragua, Miguel Díaz Canel en Cuba y Xiomara Castro en Honduras, reconocieron en julio a Maduro como ganador, por lo que es probable que asistan o envíen miembros de su cuerpo diplomático a la ceremonia.
Gobiernos que rechazan el mandato de Nicolás Maduro
Venezuela se enfrenta actualmente a un aislamiento diplomático y comercial nunca antes visto. En medio de sanciones económicas y cierre de relaciones diplomáticas, países como Estados Unidos, miembros de la Unión Europea, Argentina, Uruguay y República Dominicana han expresado su total desconocimiento y rechazo hacia los resultados de las elecciones de julio, donde Nicolás Maduro fue proclamado ganador sin transparencia en el escrutinio.
Estos Gobiernos, por otro lado, se suman al reconocimiento de Edmundo González Urrutia, quien afirma haber triunfado en las urnas y se encuentra en medio de una gira internacional con la que busca respaldo internacional para consolidar su legitimidad.
Este movimiento hace parte de la estrategia de González Urrutia con la que promete regresar a Venezuela el 10 de enero para asumir su mandato, un acto que está acompañado de otros movimientos fundamentales de la oposición al interior del país.
La presencia de líderes internacionales en Caracas llamará la atención, pero seguramente los ojos del mundo se centrarán en las protestas a las que ha convocado la oposición, liderada por María Corina Machado, desde el 9 de enero hasta el día 11.
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A la par, Diosdado Cabello, mano derecha de Nicolás Maduro y férreo defensor del régimen, también convocó a manifestación a favor del nuevo mandato de Maduro.
Expertos aseguran que pese al miedo que se vive a raíz de la represión que desató el régimen de la mano de la Guardia Venezolana, desde el pasado 28 de julio, son millones de personas las que se esperan en las calles.
Según Griselda Colina, defensora de DD. HH. venezolana, los ciudadanos de este país tienen profundamente interiorizada la cultura electoral, por lo que el sentimiento de fraude, alude fuertemente contra su ejercicio democrático. “El pueblo venezolano seguramente va a defender en las calles lo que decidió en las urnas”, dice.
El recuerdo de las protestas que estallaron tras el anuncio de la reelección de Maduro, sigue vigente. Las manifestaciones, que dejaron 28 muertos, 200 heridos y más de 2.000 presos políticos hasta hoy, reflejan la crisis de gobernabilidad que enfrenta el país.
“Nadie va a negociar la libertad de Venezuela”, ha dicho Machado, quien asegura que es necesario mantener viva la esperanza ciudadana para lograr un cambio.
El 10 de enero se acerca como una fecha histórica para el país, aunque también como una jornada llena de incertidumbre por las respuestas del régimen y por los movimientos de la oposición.
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