La Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare, Cornare, entregó este miércoles 8 de enero un informe que da cuenta de cómo a causa de la pólvora los niveles de contaminación del aire crecieron, en algunos lugares del Oriente antioqueño, hasta un 160% por encima de sus niveles normales.
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Los hallazgos son el resultado del monitoreo de calidad del aire arrojados por las seis estaciones de medición ubicadas en municipios y corregimientos como Guarne, Marinilla, Rionegro, Guatapé, Jerusalén y La Danta.
Por ejemplo, el 24 de diciembre, la estación de Guarne marcó 16,7 miligramos por metro cúbico de material particulado 2.5, cuando el 23, el día anterior, solo había marcado 6,3. La estación de la Danta, por su parte, registró niveles de 14,7, 16,0 y 15,1 los días 24, 25 y 26 de diciembre, mientras el que el 27 bajó hasta 6,0. Esa misma estación el primero de enero registró niveles por encima de 24 miligramos por metro cúbico de material particulado 2.5.
Y es que los fuegos artificiales, explican desde Cornare, liberan partículas contaminantes y gases como PM10, PM2.5, dióxido de azufre (SO2) y óxidos de nitrógeno (NOx), causando que las concentraciones de estos contaminantes sean hasta ocho veces más altas en las horas posteriores a su detonación.
En las celebraciones decembrinas, la quema de fuegos artificiales representa más del 70% de las fuentes de contaminación atmosférica.
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Javier Valencia González, Director General de Cornare, expresó que “la quema de pólvora no solo afecta la calidad del aire y nuestra salud, sino que también genera un impacto devastador en la fauna de la región, por eso desde Cornare hacemos un llamado a la comunidad para que adopte prácticas festivas más responsables y sostenibles. Es momento de priorizar el bienestar de nuestros recursos naturales y de quienes habitan estos ecosistemas, evitando el uso de elementos que causan tanto daño”.
La detonación de fuegos artificiales genera una carga acústica que desorienta y estresa tanto a la fauna doméstica como a la silvestre. Durante las festividades de fin de año, el Centro de Atención y Valoración (CAV) de Cornare atendió 45 animales heridos o desplazados de sus hábitats.
Estas afectaciones incluyen atropellamiento, abandono de nidos y lesiones graves ocasionadas por el impacto del ruido.
Por otro lado, en el caso de las personas, los componentes químicos utilizados como el bario, el fósforo blanco y el nitrato de potasio, están relacionados con problemas hepáticos, neurológicos y alteraciones en el transporte de oxígeno en la sangre.
Así mismo, agregaron desde Cornare, en espacios cerrados, la exposición prolongada al humo puede generar daños neurológicos y enfermedades como el párkinson, alteraciones cognitivas y problemas en la memoria y el aprendizaje. Este fenómeno no solo afecta a los humanos, sino también a la fauna, que sufre las consecuencias de la contaminación y el ruido.
Esta temporada decembrina dejó en el departamento un saldo de 149 personas quemadas en 39 municipios diferentes. De ellos, 41, es decir el 27,5%, fueron menores de edad. Además, del total de afectados, 16 sufrieron daño ocular y 14, amputaciones.
Con estas cifras, que igualan al número de lesionados que hubo en las mismas fechas durante el 2023, Antioquia encabeza nuevamente la lista de las regiones con más lesionados por pólvora en Colombia, por encima de Bogotá (144), Nariño (106) y Norte de Santander (94).
El último caso de un quemado registrado fue justamente un menor de edad en el municipio de Cocorná, Oriente antioqueño, donde un niño de 11 años sufrió quemaduras de segundo grado por manipular pólvora.