El desplazamiento forzado masivo que hoy agobia a la subregión del Catatumbo pasará a la historia como el más grande registrado en Colombia en un solo evento.
Así lo ratificó la defensora del Pueblo, Iris Marín, quien señaló que este fenómeno se mide en el país desde 1997. Aquella era la época de las tomas y masacres guerrilleras y paramilitares, en las que desplazaban pueblos enteros y, aún así, no supera el desastre que deja la disputa entre el ELN y las disidencias de las Farc en Norte de Santander, en tiempos de la política de “paz total” de Gustavo Petro.
Según el más reciente consolidado del puesto de mando unificado, coordinado por el Ministerio de Defensa, la cifra de desplazados está en 38.695.
Para rematar, “antes de terminar el primer mes del 2025 se superó el número de personas afectadas por desplazamientos masivos en todo 2024”, recalcó la defensora.
El año pasado se documentaron 25.611 personas desplazadas (10.249 familias), en 105 eventos diferentes.
Con corte al 23 de enero, se han confirmado 41 homicidios y la Fuerza Pública ha realizado 540 evacuaciones, la mayoría de Tibú (277) y El Tarra (197), los municipios en los que concentran los más fuertes combates entre grupos criminales y el Ejército.
Adicionalmente, 12 firmantes de paz (desmovilizados de las Farc) continúan desaparecidos, según el MinDefensa.
En lo que tiene que ver con los combates, el Ejército está usando potentes ametralladoras instaladas en vehículos blindados M1117, al igual que artillería pesada de largo alcance, como los obuses GDELS 155 x 52m.m., para tratar de eliminar los campamentos enemigos. Así mismo, la Fuerza Aérea incrementó sobrevuelos y ataques con los helicópteros Black Hawk Arpía, lo que ha transformado la región en una verdadera zona de guerra.
La presencia militar se concentra especialmente en Tibú. “Estamos desarrollando operaciones para garantizar la seguridad y el control territorial, redoblando esfuerzos operacionales en el casco urbano en coordinación con la Policía, desarrollando puestos de control y presencias permanentes en los lugares críticos, y de manera especial en los albergues donde se encuentran más de 3.500 personas refugiadas”, explicó el coronel Miller Moreno, comandante del Batallón de Ingenieros de Combate N°30.
En una zona veredal del municipio de San Calixto, las tropas tuvieron que evacuar a una familia de 13 personas (dos ancianos, cuatro niños y siete adultos) que habían sido amenazados por el ELN. Según el Ejército, los guerrilleros habían ido hasta su casa para intimidarlos.
Otros evacuados fueron los 25 campesinos que eran víctimas de confinamiento en la vereda Guachimán Parte Alta, de Tibú, los cuales habían publicado un video en redes sociales, en el que manifestaban su pánico por la persecución del ELN y pedían un rescate urgente. Las FF.MM. los ubicaron en un bosque y lograron extraerlos en helicóptero.
Además, la institución castrense informó que algunas personas ya pudieron retornar a sus territorios, acompañados de los uniformados. La cifra total de desplazados, que tuvo un pico máximo de 40.282, ahora está en 38.695.
Las agencias de Inteligencia se están enfocando en la ubicación de dos de los principales responsables del conflicto, los cuales están escondidos hace años en Venezuela, y desde allá estarían dirigiendo a las cuadrillas que pelean hace nueve días en el Catatumbo.
El primero es “Pablito”, miembro del Comando Central del ELN y considerado el máximo comandante militar de la organización. También es el cabecilla del Frente de Guerra Oriental, una de las estructuras más beligerantes del grupo. En los archivos policiales figura con dos identidades: Gustavo Aníbal Giraldo Quinchia o Carlos Emilio Marín.
El gobierno de EE.UU. solicitó su extradición, luego de que se fugara de una cárcel en Arauca en 2009.
El otro es su contendor, Javier Velosa García (“Jhon Mechas”), comandante del bloque Magdalena Medio de las disidencias de las Farc, al cual pertenece el frente 33, que está enfrentando la arremetida de los “elenos”. Desde su guarida en el país vecino, publicó un video en el que prometió venganza por sus muertos.
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