Un ataque con ráfagas de fusil contra una base militar, la destrucción de puentes vitales para la comunidad y un brutal enfrentamiento entre disidentes de las Farc, tanto en Cauca como en Guaviare, les están hundiendo el dedo en la llaga a los ciudadanos y autoridades de Colombia, sobre unas expresiones de la violencia que van más allá del conflicto en Catatumbo.
Mientras la operación del Gobierno se concentra en atender la crisis humanitaria de esa región fronteriza con Venezuela, en los últimos tres días se han presentado varios atentados y combates entre otros actores armados que, pareciera, están quedando en un segundo plano.
En la madrugada de este viernes, el frente Dagoberto Ramos del Estado Mayor Central de las Farc (EMC) atacó una base del Ejército ubicada en la vereda El Barranco, del municipio caucano de Corinto. Los militares reaccionaron abriendo fuego por tierra y aire, con apoyo de un helicóptero de la Fuerza Aérea, logrando repeler la agresión.
Fuentes del Ejército indicaron que no hubo personas heridas, aunque el Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric) denunció que por el fuego cruzado quedaron varias familias confinadas en la vereda vecina Pan de Azúcar, las cuales fueron evacuadas por la Guardia Indígena.
A esta situación se suma una serie de atentados terroristas contra la infraestructura en ese departamento, ejecutados por el frente Carlos Patiño del EMC esta semana.
El lunes hubo un fuente combate en un sector conocido como Portugal, en el municipio de El Patía. Las tropas de la Tercera División incursionaron para hacer varias capturas y fueron recibidas a plomo.
Se presume que hubo cuatro muertos del lado disidente, pero los cadáveres no fueron recuperados porque los criminales instigaron a la comunidad para que realizara una asonada contra los soldados.
Cuando llegó el apoyo aéreo para los uniformados, los terroristas dispararon contra el helicóptero; y para evitar que les llegaran refuerzos por la carretera, destruyeron con explosivos el puente que comunica al casco urbano de El Patía con los corregimientos El Bordo y La Fonda.
Quedaron incomunicadas 12.000 personas y se interrumpió el comercio agrícola y la movilidad hacia los centros educativos y de salud.
“Estos delincuentes continúan instrumentalizando campesinos para impedir nuestra tarea de permanecer en estos territorios. No contentos con esto, terminan afectando a la población en general al destruir este puente, muestra de la irracionalidad de estos terroristas”, declaró en ese momento el comandante de la Tercera División del Ejército, general Federico Mejía.
Un incidente similar fue ejecutado por el mismo frente armado el jueves, en el corregimiento El Plateado, del municipio de Argelia. Este lugar es el escenario de la Operación Perseo, una acción militar que desde octubre del año pasado pretende arrebatarles a los disidentes el control del cañón del Micay, una zona estratégica para la minería ilegal y el narcotráfico.
Se presentó otro combate en la vereda La Hacienda, y cuando las tropas avanzaban en una caravana de vehículos blindados por la carretera, los delincuentes les cortaron el paso inutilizando el puente con explosivos. De nuevo, la comunidad quedó confinada por la avería en la infraestructura.
Los choques no pararon ahí. En la vereda La Veneral, en límites de los municipios López de Micay (Cauca) y Buenaventura (Valle), se enfrentaron la Brigada 19 del Ejército contra el frente Jaime Martínez del EMC.
En la balacera murió una mujer, presunta integrante de la facción, en cercanías al río Yurumangui.
El comandante de dicha brigada, general Alirio Aponte, comentó que, para cubrir su escape, los bandidos dispararon contra un caserío, dejando heridos a tres civiles, los cuales fueron evacuados posteriormente a un centro médico de Buenaventura.
Otros tres civiles y dos militares resultaron lesionados el mismo jueves en el casco urbano del municipio de Argelia, cuando una patrulla militar escoltaba un carro de valores que transportaba dinero del Banco Agrario.
Al paso de los vehículos fue detonada una motocicleta cargada de explosivos.
El Cric también denunció que desde el pasado 20 de enero se incrementaron los enfrentamientos entre el ELN y las disidencias farianas del EMC en los municipios caucanos de Silvia, Toribío y Caldono.
La situación produjo confinamientos en los resguardos de Quichayá, Tumburao, Quizgo y Pueblo Nuevo.
El departamento del Guaviare tampoco ha sido ajeno al conflicto en la última semana, por cuenta de la disputa entre antiguos socios del Estado Mayor Central.
De un lado está la facción comandada por Néstor Gregorio Vera (“Iván Mordisco”), que no está inmersa en diálogos de paz con el Gobierno; y del otro, la que dirige Alexánder Díaz Mendoza (“Calarcá”), que todavía sigue en conversaciones con la Casa de Nariño.
En la zona rural del municipio de Calamar se ha presentado una serie de combates con múltiples víctimas de ambos bandos. La fiscal General, Luz Adriana Camargo, acotó que a la fecha se han recuperado 20 cadáveres, que la misma comunidad tuvo que recoger y transportar en una volqueta hasta el casco urbano, donde finalmente las autoridades iniciaron la inspección judicial.
El alcalde de San José de Guaviare, Willy Rodríguez Rojas, se quejó por la falta de apoyo del Gobierno Nacional frente a este problema, en una entrevista con Blu Radio.
En sus palabras, “como alcalde hemos generado comunicaciones directas al Ministerio del Interior y de Defensa, y al Alto Comisionado de Paz, pero en el caso nuestro no ha habido respuesta. Recordemos que hacemos parte de los municipios que estamos en áreas del conflicto histórico del país, pero a la fecha no ha habido la presencia real aquí”.
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