Naciones Unidas confirmó este martes que recibió una notificación de la administración del presidente estadounidense Donald Trump informándole de su intención de retirarse del Acuerdo del Clima de París, según un portavoz de la organización.
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“Puedo confirmar que Estados Unidos ha notificado al secretario general (de la ONU, António Guterres), en su calidad de depositario (del acuerdo), el 27 de enero de su retiro del Acuerdo de París”, dijo su portavoz, Stéphane Dujarric.
La medida será efectiva el 27 de enero de 2026, según los estatutos, precisó. “Reafirmamos nuestro compromiso con el Acuerdo de París y nuestro respaldo a todos los esfuerzos eficaces para limitar el aumento de la temperatura mundial a +1,5°C”, agregó.
Tras asumir el poder el 20 de enero, Trump anunció que Estados Unidos, el segundo mayor contaminante del mundo detrás de China, se retiraría por segunda vez del pacto de París, poniendo en cuestión los esfuerzos mundiales para frenar el calentamiento climático.
Durante su primer mandato, el presidente republicano retiró brevemente a Estados Unidos del Acuerdo de París, pero el demócrata Joe Biden revirtió la medida al asumir.
El Acuerdo de París, adoptado en 2015 bajo el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), es un tratado internacional que busca limitar el calentamiento global a menos de 2 °C, preferiblemente a 1.5 °C, en comparación con los niveles preindustriales.
Este acuerdo ha sido ratificado por casi todos los países del mundo, incluidos los principales emisores de gases de efecto invernadero. Sin embargo, la administración del residente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió retirarse de este.
Donald Trump decidió retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París principalmente por razones económicas y políticas. Argumentó que el acuerdo perjudicaría a la economía estadounidense, especialmente a industrias como el carbón, el petróleo y el gas natural, al imponer regulaciones ambientales que, en su opinión, limitarían la competitividad y generarían pérdida de empleos.
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Trump también expresó escepticismo hacia la ciencia del cambio climático —en algunas ocasiones ha negado su existencia— y consideró que el Acuerdo de París amenazaba la soberanía de Estados Unidos al imponer decisiones externas sobre su política energética. Su administración priorizó el crecimiento económico a corto plazo y la independencia energética, minimizando la urgencia de acciones globales contra el cambio climático. Esta postura contrastó con la de muchos líderes mundiales y organizaciones que ven el acuerdo como esencial para enfrentar una crisis ambiental global.