Las luces del auditorio brillaban con la intensidad de los momentos únicos. En el centro de la escena, Didier Yesith Martínez García, con su toga de graduado, recibía aplausos que parecían infinitos.
El de enero, en la Universidad de Santander (Udes), cumplió un sueño que hace apenas cuatro meses parecía imposible. Sobreviviente de una caída desde el noveno piso de un edificio en Miami (Estados Unidos), Didier se convirtió en símbolo de fortaleza, fe y determinación.
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La pesadilla comenzó el 23 de septiembre de 2024, cuando Didier estaba en Miami perfeccionando su inglés, cayó desde una altura mortal. Su cuerpo sufrió graves lesiones en la columna y en las piernas. Los médicos lo llevaron al borde de la ciencia: múltiples cirugías, un coma inducido... Los pronósticos eran devastadores. “No volverás a caminar”, le advirtieron, pero Didier tenía otros planes.
Tras semanas en el hospital, su historia empezó a transformarse: “Cuando desperté del coma, no podía mover nada. Era como un vegetal. Pero nunca perdí la esperanza. Me aferré a Dios y, poco a poco, comencé a mejorar”, recuerda con firmeza. Cada día era un pequeño avance que lo acercaba más al milagro que parecía imposible. Los bumangueses, conmovidos por su caso, recaudaron más de 12 mil dólares para cubrir los gastos médicos y su regreso a Colombia.
La solidaridad que recibió se convirtió en una luz en medio de la oscuridad. “Nunca pensé que tanta gente me ayudaría. Estoy infinitamente agradecido con Bucaramanga y con todo el país”, expresó emocionado.
De vuelta en su tierra, Didier continuó con terapias y cirugías, siempre con una actitud resiliente. “No tengo afán, el tiempo de Dios es perfecto. Me esfuerzo cada día por ser mejor, no como antes, sino mucho más fuerte”, confesó.
Ese esfuerzo culminó en una ceremonia de graduación cargada de simbolismo. Para Didier, obtener el título de ingeniero civil no fue solo un logro académico, sino la prueba definitiva de que los límites están en la mente. Pero su historia de superación no termina aquí. “Quiero devolver un poco de lo que recibí. Mi plan es ayudar a otros y ser testimonio de que, para Dios, nada es imposible”.
La pasión de Didier por la ingeniería civil fue un sueño al que se aferró a pesar de múltiples obstáculos. Por motivos económicos y laborales, tuvo que cambiar temporalmente de carrera y cursar siete semestres de ingeniería industrial en horario nocturno. Sin embargo, nunca abandonó su verdadera vocación. “Siempre quise estudiar Civil, era mi meta desde el principio, y ahora es un sueño cumplido”, relató.
Su empeño no solo lo llevó a obtener su título, sino que también potenció el negocio familiar de fabricación de estructuras metálicas, fundado por su padre. Hoy, con planes de expandir hacia el sector de la construcción, Didier ve el futuro con optimismo. “Con esfuerzo, pronto podremos crear una constructora. Ya hay proyectos en marcha”, afirmó con entusiasmo.
Didier es el vivo ejemplo de que la voluntad, la fe y la solidaridad pueden superar incluso los desafíos más grandes. “Quiero seguir adelante, siempre como familia, siempre con Dios en medio de todo lo que hacemos”, concluyó.
El auditorio volvió a estallar en aplausos. Pero esta vez, no eran solo por el logro académico. Eran por la vida, por la esperanza y por la inspiración que Didier Martínez se ha convertido para todos.
Con información de Colprensa - Vanguardia*